EL AÑO PASADO EN MARIENBAD (L’Année dernière à Marienbad)

(Fr-It) Cocinor/Precitel/Terra Film/Argos/Cormoran Films, 1961. 94 min. BN. Dyaliscope.

Pr: Pierre Courau, Anatole Dauman y Raymond Froment. G: Alain Robbe-Grillet. Ft: Sacha Vierny. Mt: Henri Colpi y Jasmine Chesney. DA: Jacques Saulnier. Vest: Bernard Evein. Ms: Francis Seyrig. Dr: Alain Resnais.

Int: Delphine Seyrig, Giorgio Albertazzi, Sacha Pitoëff, Pierre Barbaud. Gilles Quéant, Françoise Bertin, Françoise Spira, Luce García-Ville.








SINOPSIS:
En el lujoso y barroco escenario de un gigantesco hotel o balneario (¿en Marienbad?), se produce el extraño encuentro entre un hombre que habla a una mujer de la aventura amorosa que mantuvieron allí mismo el año anterior y de la promesa de volver a encontrarse para huir juntos. Ella parece no recordar, o tal vez él miente...







Con una trama no narrada sino sugerida, nosotros, como espectadores o como integrantes de un sueño, podemos ser los "creadores" de una película que aún hoy admite múltiples interpretaciones.

COMENTARIO:
A lo largo de la Historia del cine son muy escasas las películas cuyo diseño genera una peculiar estructura narrativa que logra provocar en el espectador fascinación, inquietud o desasosiego, sumiéndole en controvertidas interpretaciones de lo que está viendo en la pantalla. Sin duda, una de ellas fue el segundo largo de Alain Resnais, que plasma en imágenes herméticas de aroma mortuorio una trama (si es que este término es el adecuado) donde un triángulo de hieráticos personajes se mueven entre la realidad y la fantasmagoría. Aquí, inmersos en un perturbador universo, el presente y el pasado, lo real y lo imagina­do, lo verdadero y lo falso, propician un ambiguo ballet de seductoras formas, milimétricas en su conjugación con la palabra, en un apasionante e investiga­tivo film en torno a los mecanismos de la memoria.

Todas las “claves” que nos proporciona el desarrollo solo sirven al propósito de sumirnos en una esquizofrenia interpretativa. Ese decimonónico gran hotel (o balneario) con sus inmensos y geométricos jardines, ¿no podría ser acaso un sanatorio mental y el hombre-narrador un psiquiatra que intenta desbloquear la memoria de esa reticente y melancólica mujer para descubrir escollos de su pasado?. Esta sería una lectura demasiado simple para resultar plausible en una película jeroglífico. Y ahora paso a referirme a la tercera figura (porque estamos ante figuras más que personajes), ese espectral -supuesto marido o amante- de aspecto cadavérico que se mueve, cambia de ubicación y evoluciona en torno a la mujer supuestamente para retenerla como lo haría un vampiro y que gusta de practicar con cerillas un juego de mesa de aparente sencillez, mientras de todo lo que percibimos en nuestra condición de espectadores se infiltra una aprehensión de amenaza incierta, como algo onírico que se cierne y se instala para desdoblar los significados.

Alain Resnais conseguía con HIROSHIMA MON AMOUR (1959) y EL AÑO PASADO EN MARIENBAD (1961), erigirse en el máximo exponente del cine de vanguardia surgido en la frontera de los años cincuenta con los sesenta, si bien resulta obvio -viendo estas películas- que su cine para nada era integrable en aquel movimiento de la Nouvelle Vague. Resnais se movía en otro universo por así decirlo, más sofisticado y sinuoso, elaborando formas que intencionadamente nos dificultaban extraer conclusiones, como método para espolear nuestro intelecto y sacarnos de un acomodaticio marasmo. 

10 comentarios:

  1. Recuerdo verla en la Filmoteca de Madrid y salir impresionado. Resnais está más cerca de Antonioni que de la nouvelle vague, es un formalista que tiende al simbolismo, aunque también es cierto que tiene películas que no acaban de funcionar ("Providence", por ejemplo).

    Un abrazo, Teo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No, desde luego, para nada podemos encuadrar el cine de Resnais en el movimiento Nouvelle Vague. En cuanto al formalismo que lo acerca a Antonioni, tal vez viendo EL AÑO PASADO EN MARIENBAD pudiera inducirnos a ello.
      En lo que no coincidimos es en la valoración de PROVIDENCE. Me parece uno de los trabajos formalmente más “juguetones” de Alain Resnais, que arranca con una serie de planos que pueden remitirnos al famoso inicio de CIUDADANO KANE, para convertirse en una de las películas más desoladoras en torno a la condición humana. Ahí pude ver un poquito al Mankiewicz de MUJERES EN VENECIA (The Honey Pot, 1966).
      Un abrazo.

      Eliminar
  2. La vi hace no sé cuántos años en una sesión del Instituto Francés y mira por dónde, pasado mañana tendré la oportunidad de volver a verla en la Filmoteca madrileña. La recuerdo como una película que en su día me resultó hipnótica y desde ese estado en que te coloca, continúa siendo indescifrable por la multiplicidad de interpretaciones que admite esa trama construida con recuerdos, no sé si falsos, con imágenes mentales, divagaciones...
    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estamos ante una de esas películas en las que se trastoca el concepto temporal del proceso narrativo, sustrayendo la lógica o continuidad a las que el cine nos ha acostumbrado para así obligar a un espectador desconcertado a su “esfuerzo” por descubrir detalles integrados en el decorado, o frases recitadas por los personajes que le suministren claves de a qué momento concreto de lo narrado pertenecen esas imágenes. Es nuestro único posible juego atrapados en un laberinto de recuerdos o ensoñaciones. Tratar de buscar concreciones en el caso de EL AÑO PASADO EN MARIENBAD no es la postura más adecuada.
      Un saludo.

      Eliminar
  3. Los primeros títulos de Resnais hablan de la memoria, también de la impostura, de los fantasmas que nos rodean y que sugieren recuerdos quizás nunca vividos. Se puede ver el film a través de ese prisma, se puede incluso adivinar una trama; pero su verdadero interés está en esa puesta en escena hipnótica, en ese decorado inabarcable, en esa voz en off y en esos travellings sinuosos. En cualquier caso, una obra mayor que conviene revisar de vez en cuando.

    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Alain Resnais fue un explorador de territorios proscritos en busca de innovadoras formas de expresión cinematográfica (hubo algún otro antes que él, claro) que fragmentaran -como un espejo roto- la narrativa tradicional. Ya hemos descrito, hasta donde damos de sí, las características de su cine, pura experimentación cargada de onirismo y misterio en el caso de MARIENBAD.
      Un saludo.

      Eliminar
  4. Ayer mismo, por gentileza de la Filmoteca Española, pudimos reverdecer el recuerdo (he dicho “recuerdo”?) de la ambigua y fascinadora “El año pasado en Marienbad”.
    Las repetitivas descripciones de esa huidiza voz en off superponiéndose al ceremonioso vagabundeo de la cámara por las enormes y laberínticas estancias de ese gran hotel, oscuro, barroco, mortuorio, espectral, habitado por figuras petrificadas cual estatuas o deambulando como fantasmas... Pasado, presente, real, imaginado. En fin, una experiencia fuera del tiempo muy inquietante y desazonadora hasta el punto de que muchos elementos relativos a lo que “sucede” en ese hotel, sin poder evitarlo, me retrotrajeron a otro hotel y sus moradores, el Overlook de “El resplandor” de Kubrick. Ya sé, ya sé que puede sonaros a a boutade pero en ocasiones mi cerebro funciona así.
    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Creo que tu comparativa, en principio sorprendente, no constituye ninguna boutade. Es más, aparte del material que aportaba la novela en que se basó, posiblemente Kubrick viera varias veces la película de Resnais para luego integrar algunos conceptos y elementos visuales en la suya: cómo la estancia del escritor en ese lugar inmenso pero cerrado, aislado de la realidad, le influye y trastoca hasta el punto de repetir en clave alucinatoria una historia anterior, los travellings por los pasillos, la arquitectura vetusta, la laberíntica geometría de los jardines... Así pues, tomamos nota.
      Un saludo.

      Eliminar
  5. Confieso que no se me habría ocurrido emparentar la película de Resnais con la de Kubrick, pero me habéis abierto los ojos ¡es cierto!
    Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Reconozcamos que desde la más lejana época pionera, desde THE GREAT TRAIN ROBBERY (Edwin S. Porter, 1903), LA CASA ENCANTADA (Segundo de Chomón, 1906), JUDITH OF BETHULIA e INTOLERANCIA (David Wark Griffitih, 1914), la evolución del lenguaje cinematográfico es una larga cadena de experimentaciones, enseñanzas e influencias que han ido recogiendo y acumulando todos los que han formado parte de la Historia de las películas. Raoul Walsh, Cecil B. DeMille, Erich von Stroheim, Victor Sjöström, Carl T. Dreyer, Alfred Hitchcock... todos han dejado su huella en los que vinieron detrás. Así, unos y otros, han ido apropiándose en cierta medida de aquellas formas e ideas enriqueciéndolas con las suyas. Una obviedad, lo sé, pero ahí queda.
      Un saludo.

      Eliminar