TÚ Y YO (An Affair to Remember)
(USA) 20th Century-Fox / Jerry Wald, 1957. 114 min. Color. CinemaScope.
Pr: Jerry Wald. G: Delmer Daves y Leo McCarey. Ft: Milton Krasner. Mt: James B. Clark. DA: Lyle R. Wheeler y Jack Martin Smith. Ms: Hugo Friedhofer. Can: Harold Adamson y Leo McCarey (cantada por la Kerr y Vic Damone). Dr: Leo McCarey.
Int: Cary Grant, Deborah Kerr, Richard Denning, Cathleen Nesbitt, Neva Patterson, Charles Watts, Robert Q. Lewis, Fortunio Bonanova, Louis Mercier, Geraldine Wall.
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Nickie Ferrante (Cary Grant) con su prometida Lois (Neva Patterson). |
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Y aquí tenemos a Terry McKay (Deborah Kerr) con su prometido Kenneth (Richard Denning). |
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Nickie y Terry se encuentran en un crucero e inmediatamente surge atracción entre ellos. |
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Entre los pasajeros del trasatlántico los hay que sienten curiosidad por la pareja. |
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Los coqueteos iniciales están dejando paso al amor, pero no son libres. |
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La popularidad de él les empuja a intentar (inútilmente) guardar las apariencias. |
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Resulta difícil sustraerse a los sentimientos. |
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Aprovechando una escala del trasatlántico desembarcan para visitar a la abuela Janou (Cathleen Nesbitt) en su residencia de la Costa azul y Nickie le presenta a Terry. |
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La abuela Janou se siente muy dichosa de volver a ver a su nieto. |
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No obstante, la anciana presiente que será la última vez que tenga a su nieto junto a ella. |
SINOPSIS: Durante un crucero de placer, un pintor mimado por el público, elegante y seductor, conoce a una atractiva pasajera, mujer inteligente y de refinados modales. Pronto surge el amor entre ellos. Sin embargo, finalizada la travesía y antes de proseguir con su romance, deciden de mutuo acuerdo zanjar sus previos compromisos sentimentales. Para ello, se dan un plazo razonable y acuerdan reencontrarse en la terraza del Empire State en una fecha determinada. Pero la fatalidad quiere que ella, cuando se dirige al lugar de la cita...
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Aunque la artrosis de sus dedos se lo dificulta, la abuela toca una evocadora pieza al piano a modo de despedida. De fondo se oye la sirena del barco llamando a los pasajeros. |
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Un momento de amor y fe. |
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El romántico viaje está llegando a su fin y antes de desembarcar prometen verse de nuevo cuando hayan zanjado sus respectivos compromisos. |
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La mirada de Terry sigue a Nickie mientras desembarca y a continuación lo hará ella. |
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Una última secreta mirada. Su cita será dentro de un año en la última planta del Empire State Building. |
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Una mala jugada del azar saboteó aquella cita. Tiempo después vuelven a encontrarse en un teatro acompañados de sus respectivas parejas. |
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Nickie ha decidido visitar a Terry en su apartamento. |
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Nickie aún cree que ella no acudió a la cita porque decidió no romper con su prometido y ella le oculta el verdadero motivo: un accidente que la dejó inválida. |
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Él finalmente descubre que está postrada en el sofá con sus piernas paralizadas. |
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Un ortodoxo posado promocional. |
COMENTARIO:
Remake del film que el propio McCarey rodó en 1939, sin apenas modificaciones respecto al modelo, pero con sutiles, enriquecedoras, substanciales mejoras cifradas en una elegante y perceptiva concepción de la puesta en escena que se libera de algunas trasnochadas servidumbres formales que lastraban la, en cualquier caso, excelente primera versión. Así, la relación desarrollada entre los personajes interpretados aquí por Cary Grant y Deborah Kerr resulta más inteligente y rica en matices que lo fuera en su día la de Charles Boyer con Irene Dunne.
La cámara, serena y diestra, siempre en el ángulo perfecto y a la distancia adecuada (magnífico uso del formato Scope), supo capturar con magistral precisión la "verdad" de los personajes, el instante fugitivo, la elocuencia de una mirada, el valor y significado de un leve desplazamiento, el impacto emocional de un sonido (una sirena de barco), un objeto en el decorado (un piano, una manta ocultando unas piernas inertes). En esta obra perfecta, indudable cumbre en la carrera de Leo McCarey, debemos destacar además una inspiradísima y refinada dirección de actores que nos brinda magníficos trabajos de Deborah Kerr y el siempre estimulante Cary Grant. La presencia de este actor resulta definitiva para empujar en muchos momentos el tono narrativo del film hacia ese terreno liviano, sofisticado y feliz de la "alta comedia", lo que, por otro lado, no impide que la cinta contenga en clave de melodrama algunas secuencias memorables cuyo visionado siempre han provocado en quien esto escribe (a riesgo de ser considerado un sentimental incurable) un inevitable "nudo en la garganta" y el flujo a duras penas contenido de lágrimas en los ojos. Me refiero a la que describe la visita a la abuela durante una escala del barco y el noqueante encuentro final de Grant y Kerr con ella recostada en el sofá tratando de ocultar el verdadero motivo de su inmovilidad. Ya no volverán a hacerse películas como ésta.