EL CID (El Cid)

(It-Esp-USA) Samuel Bronston / Dear Film, 1961. 188 min. Color. Super Technirama 70.

Pr: Samuel Bronston, Jaime Prades y Michael Waszynski. G: Fredric M. Frank, Philip Yordan y Ben Barzman. Ft: Robert Krasker y Manuel Berenguer. Mt: Robert Lawrence. DP y Vest: Veniero Colasanti y John Moore. Son: Verna Field y Jack Solomon. Dr 2ª Unidad: Yakima Canutt. Ms: Miklos Rozsa. Dr: Anthony Mann.

Int: Charlton Heston, Sophia Loren, Raf Vallone, Genevieve Page, John Fraser, Gary Raymond, Hurd Hartfield, Massimo Serato, Herbert Lom, Frank Thring, Michael Hordern, Douglas Wilmer, Tullio Carminati, Ralph Truman, Andrew Cruickshank, Gerard Tichy, Carlo Giustini, Fausto Tozzi, Christopher Rhodes, Virgilio Teixeira.











SINOPSIS:
Las hazañas del mítico guerrero español del siglo XI, que sirviera lealmente al rey Alfonso VI después de obligarle a jurar que no había tomado parte en el asesinato de su hermano Sancho. Casado con Jimena, luchó contra los árabes, conquistando finalmente la ciudad de Valencia.











COMENTARIO:
Anthony Mann, tras ser inopinadamente despedido del rodaje de ESPARTACO (en la que no obstante se conservaron las escenas rodadas por él), fue contratado por Samuel Bronston, un quimérico productor independiente que por aquel tiempo quiso construir su propio Hollywood en España, para rodar en nuestro país EL CID, una ambiciosa superproducción de carácter histórico en torno a la figura legendaria de Rodrigo Díaz de Vivar.

Mann se acercó a este personaje como lo hacía con algunos héroes de sus westerns, con respeto y delicadeza y con ese afán de descubrirnos sus conflictos y dilemas que emanan de un código moral que no los hace libres; hombres que buscan el sosiego, el remanso del hogar, pero que se ven atrapados por las circunstancias y arrastrados a una vida itinerante marcada por la violencia ineludible. El resultado fue una narración épica cuyo diseño y estructura puede recordarnos a la de CIMARRÓN un bello y ambicioso western epopéyico rodado por Mann inmediatamente antes del film que ahora nos ocupa, con el que guarda numerosas concomitancias que en cierto modo unen a Rodrigo Díaz con el Yancey Cravat de aquella. A la vez, también es necesario destacar el paralelismo en trayectoria inversa de las mujeres que acompañan a Rodrigo y Yancey. Por ejemplo, mientras que Jimena, desde el resentimiento que generó en ella el considerarle responsable de la muerte de su padre, a medida que comprende las premisas morales de ese hombre, efectúa un gradual acercamiento a él. Sabra, por el contrario, es ese proceso de conocimiento el que –incapaz ella de asumir la quijotesca grandeza de su marido– la aleja de él hasta perderle.

Centrándonos en las virtudes de EL CID, ya desde el principio, en esa ejemplar secuencia que nos presenta a Rodrigo Díaz rescatando de entre las ruinas humeantes de una ermita un gran Cristo románico de madera y cargándolo sobre sus hombros, sabemos que ese hombre en su trayectoria está destinado a llevar el peso de una gran responsabilidad y arrostrar duras pruebas derivadas de su recto proceder (honor, lealtad, responsabilidad). Pocas veces hemos contemplado en una pantalla la descripción previa de un personaje de manera tan sabia, sintética y bella. Todo lo que veremos a continuación es la esplendorosa puesta en escena de un maestro que sin dejar de respetar algunas reglas inherentes al proyecto que no podía saltarse y partiendo de un guión soberbio con muchos mimbres hábilmente entrelazados, consiguió la que considero una película perfecta en su estructura, ejemplo de ritmo y brío narrativo, que combina equilibradamente espectacularidad y lirismo en esos hermosos remansos de los que podrían ser ejemplo las breves y siempre interrumpidas escenas íntimas entre Rodrigo y Jimena. Ninguna importancia tienen (para el que suscribe) algunos desajustes con la "Historia" porque, ¿a quién le importan esos detalles inútiles para el cine si el resultado es tan brillante?

En cuanto al espléndido reparto con el que cuenta la película, cabe destacar el retrato épico y a la vez cálidamente humano que de su personaje consigue Charlton Heston, así como la matizada composición de Genevieve Page como la intrigante e incestuosa Doña Urraca. Por cierto, una curiosidad para la Historia: el papel de Doña Jimena le fue ofrecido en principio a Sara Montiel (por aquellos días aún era la esposa de Anthony Mann) pero nuestra Saritísima finalmente rehusó participar en la película porque al parecer pretendía insensatamente que su nombre fuera por delante del de Charlton Heston. En fin, cosas. 

13 comentarios:

  1. J.L. Llamazares 29 noviembre, 2017
    Nada que objetar a lo leído en este post pues “El Cid” continúa pareciéndome uno de los más espléndidos ejemplos de cine épico, una cinta sin fisuras, hermosa en sus formas, que consiguió no resentirse de los, supongo que inevitables, problemas de producción que surgieron en su génesis y resolución por los impositivos criterios de Samuel Bronston.
    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. EL CID, tercera de las superproducciones de Bronston en España, fue la única que merced a los buenos resultados en taquilla produjo beneficios. Su realización no revistió dificultades reseñables más allá de las propias de una película de esa envergadura. Sí en cambio todas las demás y en algún caso, muy graves (el malhadado rodaje de 55 DÍAS EN PEKÍN acabó resultando una pesadilla para todos los encartados) repercutiendo en el resultado final.
      Un saludo.

      Eliminar
  2. Cuánto me gusta esta película y cómo me arrebatan algunas de sus escenas. Creo que es una de las mejores superproducciones que se han rodado jamás. La historia de amor entre Jimena y Rodrigo es lírica, es preciosa por cómo ella efectúa un complejo recorrido emocional hacia ese hombre íntegro. Desconozco los pormenores del rodaje y si Anthony Mann pudo trabajar con libertad, pero el resultado es esplendoroso y es lo que importa.
    En cuanto a lo de Sara Montiel, tenía conocimiento de ello y en su día me dejó a cuadros, y aunque sigo resistiéndome a dar crédito a tal despropósito, siempre he sospechado que esta mujer tenía el cerebro poco oxigenado porque... ya me dirás!.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pese a los intereses de Bronston y la vigilancia de un nonagenario Menéndez Pidal como asesor histórico, Anthony Mann tuvo una participación muy activa en el guión aunque su nombre no figure en los créditos. De ahí, que podamos identificar en EL CID algunas constantes en sus películas como es, por ejemplo, la evolución del personaje femenino frente al masculino; un acercamiento a través del conocimiento.
      Respecto al asunto de Sara Montiel... En 1956, tras el rodaje de SERENADE (donde conoció a Anthony Mann) y antes de incorporarse al western de Samuel Fuller RUN OF THE ARROW vino a España para rodar EL ÚLTIMO CUPLÉ. De vuelta a Hollywood y una vez finalizado su trabajo en la de Fuller le ofrecieron trabajar al lado de Clark Gable en LA ESCLAVA LIBRE a las órdenes de Raoul Walsh. Pero cuando ya le habían hecho pruebas de vestuario le llegó la noticia del éxito de público que estaba obteniendo EL ÚLTIMO CUPLÉ en Madrid y sin pensarlo demasiado decidió dejar plantados a los de la Warner y regresó a nuestro país para continuar rodando folletines salpicados de canciones. Oh, sí.
      Un abrazo.

      Eliminar
  3. Miguel Ángel Igarreta28 de marzo de 2025, 10:02

    Son muchos los elementos destacables, pero cito la soberbia escena del duelo. Asimismo, queda claro que Bronston no parándose en barras tomó la decisión de contratar a los oscarizados de “Ben-Hur”, como protagonista a Heston y a Miklos Rozsa para la excelente música con rasgos moriscos y españoles, además de Sophia Loren que lo acababa de ganar por “Dos mujeres”.
    Muy bueno tu análisis, como siempre.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Te refieres al duelo donde se dirime el feudo de la ciudad de Calahorra... Impresionante secuencia con todos esos momentos que van más allá del propio duelo. Por otro lado, contestando a tu comentario, Samuel Bronston solía afrontar riesgos que otros productores en empeños semejantes, no lo harían. Un ejemplo de ello: elegía guionistas y directores no por su domesticada solvencia que le aportaran "seguridad" en la manufacturación del producto, sino por su capacidad creativa al margen de su status en la industria (Nicholas Ray era un apestado en Hollywood, Anthony Mann acababa de ser despedido del rodaje de ESPARTACO, o Frank Capra que iba a dirigir CIRCUS WORLD y que lamentablemente la presión de John Wayne hizo que lo cambiara in extremis por Henry Hathaway, etc.). Bien por Bronston, aunque luego fallara en otros aspectos.

      Eliminar
    2. Miguel Ángel Igarreta28 de marzo de 2025, 14:51

      Desgraciadamente en “55 días en Pekín” un Nicholas Ray físicamente destrozado, se vio obligado a abandonar el rodaje por los enfrentamientos que tuvo con los criterios de producción, teniendo que acabarla otros directores aunque en los títulos solo figure Ray.

      Eliminar
    3. En efecto, Ray hubo de hacer frente a un rodaje caótico y ceder dolorosamente (una vez más) ante presiones de toda índole, enfermando y finalmente abandonando la película que fue remodelada y terminada sin su presencia. Como resultado de esa operación en la que intervinieron directores como Guy Green, Andrew Marton y Noel Howard, la idea original de lo que debiera haber sido 55 DÍAS EN PEKÍN quedó notablemente desfigurada.

      Eliminar
  4. Magnífica película rodada por un gran profesional. La anécdota de la Montiel no acabo de creérmela. Es una estupidez lo de su nombre antes del de Heston y dudo que los productores pudieran admitir tal necedad sobre un nombre ya consolidado internacionalmente como el de la Loren. Puesto que todos los implicados están muertos, probablemente nunca sabremos el caso real: tal vez le hicieron una prueba y quedaron espantados con su inglés chicano que en “Veracruz” podía ser adecuado.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues sí, parece que no llegaremos a averiguar con certeza la "verdad". Lo que sí sabemos es que Bronston -que pretendía instalarse definitivamente en España para consolidar su imperio cinematográfico en claro desafío al de Hollywood- deseaba complacer al "Régimen" español para obtener favores y facilidades para sus rodajes y optó por la adulación. Es posible, aunque no probable, que el propio Anthony Mann dejara caer la sugerencia de que la elección de su esposa Sara (una diva de la época en España, Francia, Italia, México, etc) para incorporar a Jimena sería una buena opción para conseguir tal fin. Pura especulación.

      Eliminar
    2. Por todo lo que cuentas, si esa idea tuvo alguna posibilidad finalmente la descartaron. Imagino que Bronston se lo pensó mejor y ella tuvo que inventar la excusa de la colocación de su nombre en los títulos de crédito.

      Eliminar
    3. Bien, admitámoslo como una plausible teoría que viene a demostrar que Bronston, con buen criterio, no estaba dispuesto a jugársela hasta ese punto.

      Eliminar
    4. Me cuadra ese supuesto. Mann intentaría colarla y Bronston que se jugaba el dinero conseguido se negaría, calculando que las facilidades del Régimen probablemente las seguiría obteniendo sin necesidad de meter a la Montiel.

      Eliminar

EL CID (El Cid) (It-Esp-USA) Samuel Bronston / Dear Film, 1961. 188 min. Color. Super Technirama 70. Pr: Samuel Bronston, Jaime Prades y M...

Entradas más visitadas