EL GATOPARDO (Il Gattopardo)

(It-Fr) Titanus / Pathé Cinema, 1963. 205 min. Color. Technirama.

Pr: Goffredo Lombardo. G: Suso Cecchi d'Amico, Enrico Medioli, Pasquale Festa Campanile, Massimo Franciosa y Luchino Visconti, basado en la novela de Giuseppe Tomasi di Lampedusa. Ft: Giuseppe Rotunno. Mt: Mario Serandrei. DA: Mario Garbuglia. Vest: Piero Tosi. Ms: Nino Rota (y un vals inédito de Giuseppe Verdi). Dr: Luchino Visconti.

Int: Burt Lancaster, Claudia Cardinale, Alain Delon, Romolo Valli, Paolo Stoppa, Serge Reggiani, Rina Morelli, Mario Girotti (Terence Hill), Lucilla Morlacci, Ivo Garrani, Leslie French, Pierre Clementi, Giuliano Gemma, Ida Galli, Ottavia Piccolo, Brook Fuller, Carlo Valenzano.

El príncipe Don Fabrizio Salina (Burt Lancaster) tiene una jornada de caza.
Esa jornada la disfruta en compañía de su crítico y amigo Ciccio Tumeo (Serge Reggiani)
He aquí en pose pictórica la familia Salina al completo rodeando al patriarca.
Esto es Palermo y las tropas garibaldinas invaden Sicilia.
Tres camaradas después del combate: Tancredi Falconeri (Alain Delon), el conde Cavriaghi (Terence Hill) y un joven general garibaldino (Giuliano Gemma).
El príncipe, su hija Carolina (Ida Galli)...
...Tancredi, sobrino del príncipe Salina y Concetta (Lucilla Morlacchi). Todos asistiendo a los oficios eclesiales tras un viaje por polvorientos caminos a su residencia estival en Donnafugata.
Don Ciccio Tumeo observando desde el confesionario.
El semblante del príncipe Salina refleja el certero presentimiento de una decadencia inexorable.
Don Calogero Sedara (Paolo Stoppa), enriquecido terrateniente del lugar, presenta su bella hija Angelica (Claudia Cardinale) al joven Tancredi.

SINOPSIS: Hacia 1860, un noble siciliano, el príncipe Don Fabrizio Salina, al frente de su familia afronta con serena lucidez los cambios sociales iniciados con la invasión de Sicilia por las tropas piamontesas, la anexión de la isla al Reino de Cerdeña y la consiguiente unificación de Italia bajo el reinado de los Saboya y que precipitarán la decadencia de su clase social, una aristocracia feudal que será "dulcemente" desplazada por una interesada y pujante burguesía.

Angelica y Tancredi pronto congenian.
La curiosidad de Angelica la lleva a recorrer las múltiples estancias de ese palacete de los Salina en Donnafugata.
El tira y afloja persecutorio de una pareja en ciernes.
La vena arribista de Tancredi subyaciendo bajo ese oportuno "romance".
Un pequeño enfado de Angelica... o tal vez ese ensombrecido gesto se deba al verse asaltada por alguna duda.
Todo está concertado y aceptado. El advenimiento de un nuevo orden que conjuga Intereses y necesidad.
El gran baile como metáfora del fin de una época: una caduca aristocracia dejando paso a una burguesía advenediza.
Tres personajes clave en amigable charla.
En la genuina belleza de Angelica Sedara, en su voracidad apenas contenida, emerge una clase social pujante que desplazará a la aristocracia que representa la familia Salina.
Don Fabrizio Salina es el personaje más lúcido de esta historia, lo que le permite aceptar el final de su estirpe con ejemplar serenidad.

COMENTARIO: Comprendiendo al príncipe de Salina (un soberbio Burt Lancaster que llegó a este film casi de rebote), identificándose con su postura ("...Y después será distinto, pero aún peor. Fuimos los gatos salvajes, los leones; los que nos sustituyan serán chacales, alimañas, y todos juntos, alima­ñas, chacales, leones y gatos salvajes, continuaremos creyén­donos la sal de la tierra"), pero observándole con la distancia necesaria para la obtención de una nítida perspectiva, Visconti, hombre culto y refinado, aristócrata milanés de pensamiento marxista, nos ofreció en EL GATOPARDO un revelador fresco histórico que a la vez resulta un sensacional espectáculo de gran belleza plástica, cuyas imágenes, sugerentes y poéticas, de minuciosa y exquisita caligra­fía, nos remiten, por momentos, a un cine ope­rístico de complicada y virtuosista arquitec­tura (algunas escenas en el palacio de los Salina o las secuencias de los combates de los garibaldinos contra las tropas borbónicas), adoptando en otros un concepto pictórico en la cons­trucción de los planos (la jornada de caza con Don Fabrizio y Don Ciccio Tumeo).

Para cerrar mi breve reseña sobre esta obra primorosa de un Visconti en la cumbre, resulta obligado destacar la dilatada y portentosa secuencia del baile, de insuperable diseño, que viene a ocupar toda la última parte de la película, cuya descriptiva progresión convierte ese evento social en un significativo retablo de un mundo en descomposición, fuera de la realidad, salvo por ese miembro, el príncipe Fabrizio, que se pasea por los salones observando consciente la escenificación de un final hasta abandonar el escenario y disolverse en la oscuridad de la noche. Como otra aportación primordial a la redondez de esta obra, menciono la inspirada partitura a cargo del gran Nino Rota (enriquecida, además, con el "Vals brillante" de Verdi, rescatado del olvido e incluido en la mencionada secuencia). 

LA NOCHE DEL CAZADOR (The Night of the Hunter)

(USA) United Artists / Paul Gregory, 1955. 93 min. BN.

Pr: Paul Gregory. G: James Agee y (sin acreditar) Charles Laughton, basado en la novela de David Grubb. Ft: Stanley Cortez. Mt: Robert Golden. DA: Hildyard Brown. Vest: Jerry Bos. Son: Stanford Naughton. Ms: Walter Schumann. Dr: Charles Laughton.

Int: Robert Mitchum, Shelley Winters, Lilliam Gish, Billy Chapin, Evelyn Varden, James Gleason, Peter Graves, Sally Jane Bruce, Don Beddoe, Gloria Castillo, Michael Chapin, Corey Allen, James Griffith.

Ben Harper (Peter Graves), obligado a delinquir, da consejos a su hijo John (Billy Chapin).

Este es Harry Powell (Robert Mitchum) que ahora se encuentra en prisión por un delito menor.
En la celda conoce a Ben al que intenta sonsacar dónde esconde un dinero robado.
Harry Powell, que pasa por predicador, se dirige ufano hacia la casa del difunto Ben con la intención de seducir a la viuda y conseguir el dinero.
Este siniestro personaje ha llegado donde quería y tiene un plan.
Seducir a Willa (Shelley Winters), la ingenua viuda, no le costará trabajo.
El pequeño John sospecha de las intenciones del recién llegado y aspirante a padrastro.
Pearl (Sally Jane Bruce), la hermanita de John, es demasiado pequeña para calibrar la situación.
La confiada Willa regresa a casa en una noche de niebla.

SINOPSIS:
Un predicador lunático, obsesionado con la corrupción de las gentes, reinterpreta la Biblia en su retorcida mente y pretende reunir fondos para levantar una iglesia, o eso hace creer a los demás. En su empeño utiliza la astucia para seducir viudas con las que se casa, asesinándolas en cuanto ha conseguido su dinero. Dos pequeños, hijos de su última víctima, descubren la verdad y por ello serán perseguidos y acosados por el siniestro personaje.

Extraordinaria escena en la que una entregada Willa, casi en trance, en el tálamo nupcial.
En un plano digno de Dreyer vemos a Willa sobre el lecho como víctima propiciatoria mientras su mirada se congela en el infinito.
El diabólico Harry Powell ha consumado el sacrificio.
Ahora tratará de ganarse la confianza del pequeño John.
Como no lo consigue, probará con la inocente Pearl.
Justamente, Charles Laughton ha sido elevado a los altares del cine por ser capaz de crear imágenes como la que mostramos, de onírica belleza.
Los aterrorizados niños tratarán de escapar del acoso del asesino de su madre.
El pequeño John, responsable de su hermanita Pearl.vigila los movimientos de su siniestro padrastro.
La acogedora anciana Rachel (Lillian Gish) será como una hada madrina para los dos  pequeños fugitivos.
Rachel, rifle en mano, mantiene a raya al asesino perseguidor mientras  tranquiliza a la adolescente Ruby (Gloria Castillo), también acogida en su casa.
Al desalmado Harry Powell se le agota la paciencia tratando de arrancar al pequeño John la confesión del escondite del dinero.
La fauna de la noche parece vigilar la huída de los dos hermanitos.
Para tranquilizar a los espectadores, Powell posa entre dos policías.

COMENTARIO: La única incursión del actor Charles Laughton en el terreno de la dirección desembocó en un insólito resultado: una fábula llena de crueldad y fascinación, donde la eterna lucha entre el Bien y el Mal tiene una casi mágica formulación visual en imá­genes de una extraña y arrebatadora belleza, “inspiradas” en el universo infantil y su mitología.

La experiencia sensorial que nos proporciona el visionado de esta singular película es, en consecuencia, indescriptible. Todo nos induce a pensar que Laughton se planteó cómo describir, retratar, explicar, el contenido y la naturaleza de la pesadilla de un niño sin recurrir a métodos racionales que nos sacaran de la atmósfera onírica de un “cuento” (la luz rasgando las tinieblas, las sombras proyectadas, el paisaje irreal, los aullidos del predicador-ogro, el bestiario que vela y jalona la huída nocturna de los niños en la barca).

Los asombrosos momentos que van sucediéndose en el desarrollo de LA NOCHE DEL CAZADOR no sé en qué medida achacarlos a la libertad que le proporcionaba a Charles Laughton su inexperiencia como director espoleada por sus inquietudes expresivas, o a un desbordado talento sin parangón capaz de parir una obra -como se ha comprobado- sin precedentes ni sucesión. Tal vez la concurrencia de todos estos factores le empujaron a (geniales) soluciones de puesta en escena no ajustadas a la “gramática” narrativa imperante. De no ser así ¿cómo es posible crear planos tan bellos y perturbadores como el de la cámara nupcial convertida en eclesiástico altar sacrificial, el del coche con Willa (Shelley Winters) hundido en el fondo de las aguas, o todos los dedicados a la anciana Rachel (Lillian Gish)?.

En todo caso, estamos ante una película insólita y una obra maestra absoluta (injustamente ignorada por la crítica y el público de la época, motivo que nos privaría de sucesivos trabajos de Laughton tras la cámara) en la que el gran Robert Mitchum, en verdad escalofriante, realiza la que sin duda es la mejor composición de toda su carrera, revalidada seis años después por su composición del sádico ex convicto Max Cady de EL CABO DEL TERROR y más tarde, en 1968, con ese "bíblico" y vengativo reverendo de EL PÓKER DE LA MUERTE.

En esta curiosa imagen promocional vemos a Mitchum con Billy Chapin y Sally Jane Bruce no tan fiero como su personaje en la película.

NOTA:
Gracias al buen entendimiento de Mitchum con los actores infantiles Billy Chapin y Sally Jane Bruce, él mismo se encargó de dirigir partes del film en las que intervenían los pequeños, librando así al pobre Charles Laughton de algún que otro ataque de nervios. 

 EL MUNDO ESTÁ LOCO, LOCO, LOCO, LOCO (It's a Mad, Mad, Mad, Mad World)

(USA) United Artists / Stanley Kramer / Casey Prod., 1963. 193 min. Color. Ultra-Panavision 70.

G: William Rose & Tania Rose. Ft: Ernest Laszlo. Mt: Fred Knudtson, Robert C. Jones y Gene Fowler Jr. DA: Rudolph Sternad. Vest: Bill Thomas. Son: John Kean y Walter Elliott. Ms: Ernest Gold. Títulos: Saul Bass. Pr y Dr: Stanley Kramer.

Int: Spencer Tracy, Milton Berle, Sid Caesar, Buddy Hackett, Ethel Merman, Mickey Rooney, Dick Shawn, Phil Silvers, Terry-Thomas, Jonathan Winters, Edie Adams, Dorothy Provine, Peter Falk, Jimmy Durante, Eddie “Rochester” Anderson, Jim Backus, Ben Blue, Alan Carney, Barrie Chase, William Demarest, Paul Ford, Edward Everett Horton, Buster Keaton, Don Knotts, Carl Reiner, Sterling Holloway, The Three Stooges, Joe E. Brown, Andy Devine, Zasu Pitts, Norman Fell, Charles McGraw, Madlyn Rhue, Arnold Stang, Marvin Kaplan, Jesse White, Howard Da Silva, Allen Jenkins, Leo Gorcey, Charles Lane, Allen Kenkins, Jack Benny, Jerry Lewis.

Un viejo delincuente conocido com Smiler Grogan (Jimmy Durante), antes de morir confiesa a quienes le asisten tras su accidente de carretera que escondió una gran fortuna en el Parque de Santa Rosita bajo una gran "W". 
Los rostros entre sorprendidos y ávidos del grupo de personas que han oído semejante confesión.
...y aquí tenemos (de izquierda a derecha) a Monica Crump (Edie Adams), su marido Melville (Sidney Caesar), el camionero Lennie (Jonathan Winters), la insufrible Sra. Marcus (Ethel Merman), su yerno Russell Finch (Milton Berle) y los inseparables Ding y Benjy (Mickey Rooney y Buddy Hackett).
El capitán de policía Culpepper (Spencer Tracy) desde su despacho de la comisaría atiende la llamada de su esposa.
Un primer incidente: el gorro de Culpepper ha salido accidentalmente disparado por la ventana y a continuación aplastado por un coche conducido por Jerry Lewis.
Culpepper y su mejor amigo, el jefe de policía Aloysius (William Demarest), discuten sobre su jubilación.
Ya en plena caza del tesoro, Russell, habla por teléfono junto a su esposa Emeline (Dorothy Provine) y su suegra.
 El imbécil y juerguista Sylvester (Dick Shawn), hijo de ella señora Marcus, baila desaforado con su cimbreante novia (Barrie Chase) sin oír el timbre de su teléfono. 
Ding y Benjy conducen procurando adelantar a sus "compañeros" de búsqueda.
 Tras una desarmante conversación telefónica con su mujer e hija, a Culpepper se le va torciendo el día. Por si fuera poco, tiene el asunto de Smiler Grogan y su dinero escondido.
 En su afán de ganar tiempo, Ding y Benjy han decidido alquilar un avión pese a que su dueño está borracho y es incapaz de pilotarlo.

SINOPSIS: Los ocupantes de varios automóviles que viajan por una retorcida carretera ven cómo un coche lanzado a gran velocidad les adelanta para finalmente despeñarse al tomar una curva. El moribundo ocupante, un viejo gangster, les confiesa antes de morir que tiene 350.000 dólares enterrados en un parque de Santa Rosita. Se inicia entonces una desenfrenada carrera en pos del tesoro. Un veterano policía que ha tenido un día fatal, les sigue la pista con la secreta intención de ser él quien se apodere del dinero.

Russell aguantando los improperios de su suegra mientras su esposa Emeline parece no participar del frenesí de esa loca carrera.
 Con su coche averiado, los Finch-Marcus han tomado por asalto el vehículo de un afectado inglés llamado J. Algernon (Terry-Thomas).
 El camionero Lennie no está muy bien situado en esa carrera.
 ...su camión ha tenido un accidente y se ha quedado sin medio de seguir.
 Entra en liza el avieso Otto Meyer (Phil Silvers).
Melville y Monica sufriendo verdaderas catástrofes en su afán de llegar los primeros.
 El desencantado Culpepper que ha tomado cartas en el asunto con la secreta intención de quedarse él con la maleta del dinero, se dedica a seguir al desquiciado grupo de "buscadores".
 Ameline ya decíamos que no estaba interesada en participar en secundar a los demás, se topa con Culpepper sin saber quién es y lo que pretende.
Culpepper ya ha conseguido hacerse con la maleta del dinero y en esa tesitura tiene un tropezón la temible e incansable Sra. Marcus.
Ahora es Culpepper el perseguido por esa jauría de "honrados ciudadanos" tras el dinero.
 Resulta evidente que la cosa no ha terminado bien para ninguno.

COMENTARIO: Más acerado que nunca, el sentido crítico de Stanley Kramer (mejor productor que realizador, en mi opinión) fustigó en esta ocasión la desmedida codicia que esconde el americano medio, civilizado y respetuoso con la norma, pero capaz, no obstante, de mandar al diablo todo principio de ética y consideración para convertirse en una mezquina y peligrosa alimaña tras su presa en cuanto olfatea dinero fácil y abundante.

Ya en 1959, en LA HORA FINAL (On the Beach), Kramer fechaba el fin de la humanidad en 1964. Esta evidente (y empiezo a creer que justificada) falta de fe en la condición humana nos es mostrada en EL MUNDO ESTÁ LOCO, LOCO, LOCO, LOCO en clave de dislocada parodia amplificada por el formato cinerámico dentro de lo que también resulta -ahí reside lo sorprendente del producto viniendo de un señor caracterizado, como decíamos, por fabricar reconcentrados y mensajísticos dramas con trasfondo social- un espectacular y desopilante homenaje al genial pionero Mack Sennett y el estilo de cine cómico que él creara. Un cine, aquel, de ritmo endiablado, con un manifiesto desprecio hacia la integridad física de los personajes (y por extensión, de sus intérpretes) lleno de golpes, persecuciones y catástrofes encadenadas, de todo lo cual esta película, que reune en su extenso reparto a los mejores cómicos americanos de todos los tiempos (nos saben a muy poco las fugaces apariciones de Buster Keaton y Jerry Lewis), es una completa y lograda antología, aunque a todas luces cayendo en la desmesura en ese dilatado climax final.

FALSO CULPABLE (The Wrong Man) (USA) Warner Bros. / Alfred Hitchcock, 1956. 105 min. BN. G: Maxwell Anderson y Angus McPhail, basado en ...

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