RAÍCES PROFUNDAS (Shane)

(USA) Paramount, 1951-52. 118 min. Color.

Pr: George Stevens & Ivan Moffat. G: A.B. Guthrie Jr., basado en la novela de Jack Schaefer. Diálogos adicionales: Jack Sher. Ft: Loyal Griggs. Mt: William Hornbeck y Tom McAdoo. DA: Hal Pereira y Walter Tyler. Vest: Edith Head. Ms: Victor Young. Dr: George Stevens.

Int: Alan Ladd, Jean Arthur, Van Heflin, Brandon de Wilde, Jack Palance, Ben Johnson, Emile Meyer, Elisha Cook Jr., Edgar Buchanan, John Dierkes, Douglas Spencer, Ellen Corby, Paul McVey, John Miller, Edith Evanson.






SINOPSIS:
Shane, un jinete solitario llega a un hermoso valle y pide alojamiento en la granja de un matrimonio con un hijo pequeño. Pronto tiene ocasión de comprobar que las buenas gentes que pueblan el lugar, todos granjeros, están siendo amedren­tados por un cacique expansionista deseoso de que abandonen aquellas tierras y poder así utilizarlas como pastizales para su ganado. Tras una serie de aconteci­mien­tos el forastero toma partido por los indefensos granjeros y se enfrentará a los matones del valle.






COMENTARIO: A.B. Guthrie Jr., además de algunos guiones, escribió novelas y relatos que dieron origen a grandes westerns como RÍO DE SANGRE (The Big Sky) de Howard Hakws, y DUELO EN EL BARRO (These Thousand Hills) de Richard Fleischer. El sólido y trabajado guión de RAÍCES PROFUNDAS, de gran alcance en los sutiles significados que el autor quiso darle y en el que se funden en perfecta síntesis los temas más queridos del western, fue resuelto por George Stevens con elegancia (no exenta de cierto barroquismo formal) e inspiración, consiguiendo una bellísima película (belleza a la que no es ajeno el soberbio trabajo fotográfico de Loyal Griggs por el que ganó el Oscar aquel año), que rápidamente y con todo merecimiento se convirtió en un clásico del género.

La composición de Alan Ladd, en el mejor y más carismático papel de toda su carrera, con su indumentaria de gamuza, su rostro angélico y una aterciopelada parquedad gestual, confirió a su personaje, el noble y solitario pistolero Shane que huye de su pasado, un aura de romanticismo y misterio. A este respecto, es inevitable señalar las concomitancias de este personaje, quintaesencia del héroe del Oeste, con el Ethan Edwards construido por Ford cuatro años después para CENTAUROS DEL DESIERTO. Tanto Shane como Ethan surgen del horizonte, de la nada, y se presentan en un hogar aislado y amenazado por elementos exteriores (un feroz latifundista que desea expulsar a los colonos, una partida de comanches itinerantes). Cada uno de ellos arrastra como una losa un pasado sin explicar tanto para los otros personajes como para el propio espectador (podemos intuir que han visto o tomado parte en hechos terribles). De manera velada, ambos expresan un amor imposible hacia una mujer que nunca podrá ser suya (la esposa del granjero en RAÍCES PROFUNDAS, la cuñada de Ethan en CENTAUROS DEL DESIERTO) y una estabilidad que jamás alcanzarán. En las dos películas, estos héroes doloridos y añorantes de una familia, finalmente, deciden intervenir en el devenir de las personas que los acogen, enfrentándose en solitario a las fuerzas que amenazan y ensombrecen la armonía de esa comunidad. Luego, tras solucionar de manera expeditiva los problemas, se alejan de esa civilización que han contribuido a consolidar y lo hacen como personajes anacrónicos e indeseados, condenados a la no integración. Bueno, en el caso de Shane, probablemente el destino sea más negro e inmediato (ha recibido un balazo del que ignoramos la gravedad). En nuestra memoria siempre resonará la la evocadora música compuesta por Victor Young para esta mítica y emocionante obra maestra que nunca nos cansamos de revisitar.

Oscar: fotografía.

8 comentarios:

  1. Mi padre es un eterno admirador de este western. Es su favorito. A mí lo que más me emociona de "Raíces profundas" es esa historia de amor muda y sin resolver entre Shane y la esposa del campesino. Apenas esbozada, nos dice sin embargo mucho de esa mujer, de sus renuncias y frustraciones, del tipo de vida que lleva y del que querría disfrutar antes de que sea demasiado tarde para ella. Toda esa parte es maravillosa.
    Un saludo.

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    1. Tu padre y yo probablemente seamos (más o menos) de la misma generación y por supuesto me sumo a él en su devoción por este western.
      Respecto a tu percepción de esa reprimida querencia de la pobre Marian por el pistolero Shane y el deseo subterráneo y no reconocido de éste por ocupar el puesto del marido, está ahí y es efectivamente una de las partes más bellas y mejor filmadas de RAÍCES PROFUNDAS. A mí también se me pone un nudo en la garganta, qué quieres que te diga!
      Un saludo.

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  2. Alan Ladd ha sido un actor por el que confieso no haber sentido nunca una especial predilección. Pero también reconozco que en esta película estuvo genialmente elegido. Si el pistolero Shane lo hubiera hecho un Kirk Douglas o un Richard Widmark, la película seguramente habría resultado menos romántica.
    Hay dos secuencias que me han impactado siempre, la de la muerte en el barro del pequeño sudista a manos del frío sicario y la posterior de su entierro en la colina. Una es de una dureza expeditiva, la otra muy emocionante.
    Un saludo.

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    1. Qué duda cabe que fue todo un acierto la elección de Ladd para incorporar a Shane. Aunque no fue la primera opción de Stevens que había pensado en Montgomery Clift, con el que ya había rodado UN LUGAR EN EL SOL. Y tienes razón en cómo puede cambiar radicalmente una película por una cuestión de casting.
      Esas dos secuencias que mencionas resultan sobrecogedoras; la primera, en efecto es de una terible aspereza y la segunda formalmente bellísima y con esa aludida carga emocional.
      Un saludo.

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  3. Maravillosa película. Mi suegro la adora y yo, que hasta hace cierto tiempo no la había visto e intrigada por lo que él me había hablado de ella, decidí verla. Ya desde que se inician las primeras notas musicales me hipnotizó. Es imposible no recordar esta película sin acordarse de su banda sonora. Victor Young alcanzó el techo con esta composición.
    Al margen de toda la película, que es de una fuerza emocional sublime, quiero destacar dos cosas de ella. La primera es la secuencia final, de una emoción infinita. Tiene un final que es digno de un poeta, de una tristeza infinita. En mi opinión, uno de los finales más bellos que he podido ver.
    La segunda es la secuencia del funeral del personaje de Elisha Cook Jr.: otro momento conmovedor en el cual lo que más me emociona es el instante en que su perro se acerca al féretro. Me parece una de las escenas más hermosas de la película, y mira que tiene unas cuantas.
    Stevens no pudo hacer un western mejor. Abrazos!

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    1. Creo que con esta película hay unanimidad de criterios a la hora de valorarla. Incluso para muchas personas de mi generación fue muy importante. A mí me marcó "profundamente" cuando con seis añitos la vi por primera vez. Desde entonces es mi western favorito y Alan Ladd en su papel de Shane se convirtió también en mi actor favorito y así ha permanecido en mi corazón desde aquellos tan lejanos años cincuenta.
      Es reconfortante y hasta me emociona leerte, Miriam, exponiendo tus gustos y la impresión que te causan algunas películas que yo adoro. Creo que tienes una reconfortante sensibilidad cinematográfica en estos inhóspitos tiempos donde priman otros criterios y sensibilidades a la hora de valorar películas.

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  4. Shane nos permite detenernos, pensar y sentir.Es una de las peliculas que vivimos y no solo vemos.Lo etéreo, lo ordinario..se vuelve sublime.El romance es ternura y respeto.Son tres personas.Ella los ama y los respeta a ambos y no traiciona a ninguno de los dos.Es una pelicula de pequeños momentos hecha tan grande como las montañas de su alrededor.Cuando el niño ve a Shane por primera vez, lo observa curioso. Esa curiosidad se transforma en adoración a un heroe.Posiblemente recordemos ese sentimiento encantador y desgarrador , en nuestras propias infancias. Teo, estoy abierta en canal, se nota. Abrazo fuerte❤

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    1. Exacto, Virginia! RAÍCES PROFUNDAS entra por los ojos pero inmediatamente su alcance emocional, la belleza (no solo estética) de lo que contemplamos en la pantalla, nos inunda. La ética de sus protagonistas, su elegancia moral, los engrandece y consigue que nos impliquemos con ellos y los comprendamos hasta el punto de que algunos momentos resulten tan intensamente hermosos. Claro que por otro lado, Shane tenía que irse; de no ser así, su permanencia hubiera complicado mucho las cosas. Aunque, como el niño Joey, también un servidor deseara gritar: ¡Vuelve Shane, no te vayas, te queremos!
      Un abrazo.

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