EL SILENCIO DE UN HOMBRE (Le samouraï)

(Fr-It) CICC / Filmel / Films Borderie / Fida, 1967. 105 min. Color.

Pr: Eugène Lépicier y Raymond Borderie. G: Jean-Pierre Melville, basado en la novela "The Ronin" de Joan McLeod. Ft: Henri Decae. Mt: Monique Bonnot y Yolande Maurette. DA: François de Lamothe y Théo Meurisse. Ms: François de Roubaix. Dr: Jean-Pierre Melville.

Int: Alain Delon, Nathalie Delon, François Perier, Cathy Rosier, Jacques Leroy, Jean-Pierre Posier, Catherine Jourdan, Michel Boisrond, Robert Favart.

Este es Jef Costello (Alain Delon), un íngrimo y enigmático asesino a sueldo.
Nuestro hombre ya tiene un nuevo encargo.
Ahora, en el andén del Metro.
En su lóbrego domicilio hay una pistola esperándole.
El que sostiene la pistola que le apunta a la cabeza es un tipo desconocido (Jaques Leroy).
Convocado a una rueda de reconocimiento.
Pese a la fría y limpia ejecución de su "encargo", el olfato del comisario de policía (François Périer) le lleva a sospechar de Costello,
El comisario insiste en sus investigaciones. Aquí le vemos interrogando a Jane Lagrange (Nathalie Delon) amante y encubridora de Costello.
Un gélido encuentro sin posibilidades de auténtica comunicación. 

SINOPSIS:
Jeff Costello, un asesino a sueldo, lacónico y solitario, ha recibido el encargo de matar al dueño de un night-club. Lleva a cabo su trabajo con limpieza y frialdad, pero es visto en el lugar por la muchacha que toca el piano en el local. Ella no le delata a la policía y él queda intrigado, por lo que intentará volver a verla.

Una pasarela, dos hombres en sentido contrario se acercan el uno al otro.
Un rostro impertérrito, impenetrable.
Un pájaro enjaulado, única compañía de Jef en su desangelado domicilio.
La pianista del club nocturno (Cathy Rosier) ha sido una testigo que miente a la policía en beneficio de Costello sin aparente motivación.
Costello en su coche al resguardo de una lluvia nocturna.
Un oscuro y silencioso ángel en soledad.
Jane Lagrange, un personaje crucial.
El insistente comisario presiona a Jane.
Jef Costello, acosado y herido.

COMENTARIO:
Melville conseguía con EL SILENCIO DE UN HOMBRE su mejor película tras un proceso de perfilamiento y maduración de su estilo narrativo que a partir de aquí llegó a adquirir tal vez más importancia que la propia naturaleza de las historias contadas. Este film describe la trayectoria ritual de un hombre incapacitado para los sentimientos, enfermizamente solitario, sumido en el silencio, que se mueve con la determinación de un zombi en un mundo irreal e intemporal (hay un buscado anacronismo en la vestimenta de los personajes y la acción avanza en un París nocturno, misterioso y gélido) hasta completar un litúrgico viaje de héroe trágico.

Estamos ante un film de gangsters que contiene muchos de los ingredientes propios de este género, sí, pero la elegancia formal, la atmósfera creada, el tratamiento del color (que casi llega a desaparecer en la película), la concepción del ritmo y la planificación que a veces nos acerca a un ballet fantasmagórico, hacen de EL SILENCIO DE UN HOMBRE una gema extraña, hipnótica, escalofriante. Y entre las virtudes de la película hay que destacar, impresionados, el memorable trabajo de composición llevado a cabo por Alain Delon.

14 comentarios:

  1. Una obra irrepetible, prácticamente perfecta.

    Saludos.

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    1. En efecto, la consideración de irrepetible debiera ser adecuada si no fuera porque el propio Melville, ya desde EL CONFIDENTE (Le doulos, 1962) y en sus dos últimas obras, CÍRCULO ROJO (Le cercle rouge, 1970) y CRÓNICA NEGRA (Un clic, 1972), practicó este tipo de ritualizada narrativa y concepción de personajes que actúan bajo un estricto y muy particular código ético. En cualquier caso, ha tenido alumnos aventajados, por ejemplo, el Michael Mann de LADRÓN (1981).

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  2. La maravilla del film está, más que en lo que cuenta, en cómo lo hace, de manera pausada y atractiva, cuidando el detalle, pero sin aburrirnos, como en esa larguísima persecución por el metro parisino que tanto ha sido repetida después por otros.

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    1. Además de esa secuencia en el Metro parisino diseñada casi como una partida de ajedrez, quiero mencionar la muy pormenorizada de esos dos policías que han de penetrar subrepticiamente en la casa de Costello para colocar un micrófono oculto; sin diálogo (como tantas otras en la película) y desprovista de adornos, montada de forma que produzca la sensación de estar filmada en tiempo real, es una lección de precisión y desnudez expositiva.

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  3. Las películas de Jean-Pierre Melville protagonizadas por gangsters resultan frías y rituales como ceremonias fúnebres y esos personajes parecen fatalmente dirigidos por un instinto de muerte y final. Actúan como monigotes de tragedia.
    Un saludo.

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    1. Puedo coincidir contigo, Gonzalo, aunque no son los términos que yo emplearía. En lugar de "frías", diría que las películas de Melville se caracterizan por una narrativa "desprovista de temperatura" como corresponde a la átona descripción de unos seres vaciados de emociones y cuyo interés por la vida está supeditado a un código de conducta llevado, casi siempre, hasta las últimas consecuencias.
      Un saludo.

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  4. De esto ya hace mucho, pero era una película a la que previamente me acerqué con cierto recelo -no sabía con lo qué me iba a encontrar vista la mezcla de cine negro con aroma francés- y tengo que reconocer que me gustó mucho. De los mejores papeles de Alain Delon.
    Posteriormente, me puse a indagar sobre este director que entonces no conocía, y otras pelis que he visto de él me han resultado distantes y bastante frías, alguna hasta tediosa. Sin embargo, esta tiene una emotividad que no encontré en las otras.
    Por cierto, aunque ya lo habéis mencionado, la secuencia del metro es pura maestría: cómo mantener 20 minutos de suspense, sin diálogo alguno, con la atención prestada hasta el más mínimo detalle. Creo que muchos realizadores surgidos en estas últimas décadas han copiado de aquí, o si lo quieren definir de otra manera, se han “inspirado” en las películas de este director sin reconocerlo abiertamente. Chapeau por Melville.
    Abrazos!

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    1. Queda claro que gracias a esta película has desterrado tus recelos siempre que ves en los créditos el nombre de Jean-Pierre Melville (al que por cierto, pudiste ver como actor en A BOUT DE SOUFFLE de Godard; era el escritor que entrevistan en el aeropuerto), el mejor cultivador del "polar" francés. Su estilo narrativo, aunque en cierta medida inspirado por el modelo americano, deviene personal y muy reconocible. Curiosamente, los americanos, de rebote, luego -es cierto- le copiaron a él (como por ejemplo, Michael Mann en LADRÓN y HEAT).
      La emotividad a la que aludes, efectivamente, está ahí en muchos momentos de la película, pero nunca en la superficie, solo como quien intuye el leve sonido de una corriente subterránea.
      Resumiendo, has incorporado a Melville en tu lista de favoritos a través del que considero su mejor trabajo. Bueno, lo considero yo y una galaxia de cinefília..
      Un abrazo.

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  5. Que el cine de Melville creó escuela resulta evidente y aquí lo estamos reconociendo. Lo digo porque ya está acuñado el término “melvilleano” para etiquetar algunos thrillers surgidos sobre todo a partir de los años ochenta. En Asia, sin ir mas lejos un tal Johnnie To realizó en 2009, en coproducción con Francia, un quasi remake de la que aquí se comenta con Johnny Hallyday cuyo título es “Fuk Sau” (no recuerdo el nombre en crisitiano) en el que Hallyday es un sosias del Delon de “El silencio de un hombre”. En fin, ahí está la estela dejada por la obra de este señor.
    Saludos.

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    1. La admiración de muchos cineastas por el autor de LE DOULOS viene de lejos y se perpetúa en algunos nuevos realizadores sin ideas propias que se afanan en reproducir universos ajenos (como el caso que mencionas). Imagino que conoces las películas de Michael Mann, especialmente LADRÓN y HEAT o algunos personajes (re)creados por Tarantino en algunos de sus geniales refritos. En fin, por todas esas grietas, y otras muchas que no es cuestión de citar, se filtra la escuela creada por Melville. Sin embargo, no quiero dejar de reseñar que a su vez Melville, juraría que para rodar LE SAMOURAÏ tuvo como modelo un muy estimable noir dirigido por Frank Tuttle en 1942, EL CUERVO (This Gun for Hire, 1942) protagonizado por Alan Ladd.
      Un saludo.

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  6. Me encanta el cine negro en general porque creo que es el que mejor retrata la complejidad del alma humana y si además incluye una oscura historia de amor de fondo, pues mejor. En este caso, aunque no hay esa historia propiamente dicha, sí que aparecen en él unos sentimientos que al final le cuestan la vida por propia voluntad, ya que no llevaba el arma cargada. Me ha gustado también el paralelismo que se establece entre el pajarito encerrado en su jaula y el protagonista, también encerrado en su angustioso mundo.
    “El silencio de un hombre” me ha parecido una película sensacional, y... ¡qué bien le sienta el sombrero a este hombre, y el abrigo largo y...
    Un abrazo.

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    1. Efectivamente, Flor de Santidad, el "noir" es lo que tiene, que sirve para retratar los ángulos más sombríos de la condición humana. Y en el caso del cine de Melville, como decía más arriba Gonzalo Labat, sus personajes se mueven como si ya no les ligase nada tangible con el mundo y únicamente la muerte tuviera para ellos un sentido redentor, liberador. En fin, desolador... Algo parecido le ocurría al personaje de Robert Mitchum en RETORNO AL PASADO, si recuerdas este film de Jacques Tourneur.
      Un abrazo.

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  7. Hola Teo!
    Poco que añadir, todo elogio es poco para esta maravillosa película. Ese momento con el manojo de llaves intentando robar el coche es impresionante.
    Saludos!

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    1. Momentos como el que mencionas o aquellos en que recala en ese apartado taller en tinieblas para el (silencioso) cambio de matrículas, además de una pasmosa resolución, suministran información (como un frío documental) sobre una vida ritualizada en el desempeño de un trabajo que excluye cualquier escapatoria de esos estrechos cauces.
      Un saludo.

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