SALOMÓN Y LA REINA DE SABA (Solomon and Sheba)

(USA) Edward Small Productions / United Artists, 1959. 141 min. Color. Super Technirama 70.

Pr: Ted Richmond. G: Anthony Veiller, Paul Dudley y George Bruce, basado en una historia de Crane Wilbur. Ft: Frederick A. Young. Mt: John Ludwig. DA: Richard Day, Alfred Sweeney y Luis Pérez Espinosa. Vest: Ralph Jester. Ms: Mario Nascimbene y Malcolm Arnold (sin acreditar). Dr: King Vidor.

Int: Yul Brynner, Gina Lollobrigida, George Sanders, Marisa Pavan, David Farrar, John Crawford, Finlay Currie, Harry Andrews, José Nieto, William Devlin, Julio Peña, Laurence Naismith, Maruchi Fresno, Jack Gwillim, Jean Anderson, Alejandro Rey.

El joven Salomón (Yul Brynner) con su eterna enamorada Abisag (Marisa Pavan). Detrás de ellos vemos al sacerdote Zadok (Julio Peña).

El anciano rey David (Finlay Currie) aún tiene fuerzas para sentarse por última vez en el trono y anunciar que por mandato de divino su heredero será Salomón, con el consiguiente disgusto de Adonías (George Sanders).

Aquí vemos a los hijos de David acompañados de sus generales Joab (John Crawford) y Josiah (Jack Gwillim) proyectando estrategias en su guerra con los egipcios.

El rey David en su lecho de muerte, acompañado de su esposa Betsabé (Maruchi Fresno) y Abisag, da los últimos consejos a su hijo Salomón.

La reina de Saba (Gina Lollobrigida), tras una provechosa entrevista con su aliado el faraón de Egipto viaja a Jerusalén y es acompañada por su doncella y consejera Takian (Jean Anderson).

Adonías, que no se resigna a quedar postergado, ve en esa bella y astuta mujer una herramienta para sus planes de arrabatar el trono a su hermano.

Salomón recibe por todo lo alto a la reina de Saba. y lo hace flanqueado por Abisag y los consejeros Nathan (William Devlin) y  Ezrai (Laurence Naismith).

La cautivadora reina de Saba ataviada con sus mejores galas. La ocasión lo merece.

El imprescindible baño de toda reina de la antigüedad que se precie. Rebaja los calores y contribuye a la higiene.

Nuestro rey tiene ojos en la cara y sangre en las venas, así pues, con permiso de Jehová, posará su mirada lúbrica en las seductoras curvas de la regia visitante.

La bíblica escena de las dos mujeres reclamando la maternidad de un bebé ante el sabio juicio del rey Salomón.

SINOPSIS:
El rey David en su lecho de muerte nombra heredero a su hijo menor Salomón. Entonces, el hijo mayor, Adoniyah, guerrero, cruel y ambicioso, tratará por todos los medios de arrebatarle el trono a su hermano mientras éste, poco aficionado a las armas, se disipa en los encantos carnales de la seductora reina de Saba, durante la estratégica visita de ésta a Israel.

Ciertamente, Gina Lollobrigida dejaba pasmado al personal con su belleza y especialmente aquí, posando con ese desafiante torso que consigue que la Biblia nos entre por los ojos.

Una incitadora danza para "contentar" a la diosa de la fertilidad. Luego, ya si eso, los de la pista de baile se unirán cada cual con su pareja para lo que surja.

Salomón y Saba, ya liados sentimentalmente, fijan sus miradas en un punto que parece llamar su atención. ¿Alguna aquiescente señal desde Arriba a su denostado romance?

Nada como un estratégico modelazo de gasa traslúcida para encender pasiones.

Salomón ya solo tiene ojos para la reina de Saba ante el evidente incomodo de los que tiene detrás.

La baza principal en las interpretaciones del actor Yul Brynner eran sus penetrantes miradas.

Los pecados de Salomón, entregado a la lascivia con la reina de Saba irritaron al de Arriba que mandó rayos y truenos sobre el templo de Jerusalén pillando dentro a la pobre Abisag.

Salomón y sus generales bastante apurados ante el imparable avance de las tropas comandadas por el ambicioso e incansable Adonías que se ha pasado al enemigo para derrocar a su hermano.

Al final, los insoslayables "decretos" de Jehová se impondrán a las naturales pasiones humanas.

Salomón renunciará consternado a continuar su febril romance con esa mujer y ella regresará a su reino de Saba, eso sí, embarazada.

El protocolo publicitario imponía estas poses como seguro reclamo.

COMENTARIO:
Viendo esta película tal vez resulte trabajoso asociarla a la trayectoria de un pionero de las características de King Vidor, uno de aquellos hombres que inventaron el que hoy consideramos cine clásico mientras, a la vez, creaban las bases del cine moderno. Posiblemente, el más inquieto y el que en buena parte de su obra mejor describió la crónica de Norteamérica, la primitiva y la industrial, reflejando una forma de entender la vida individual y colectiva al compás del entonces pujante capitalismo liberal; algo que quedaba patente con especial fuerza en lo que rodó durante el periodo mudo y los primeros años de la década de los treinta pero que puede seguir encontrándose hasta incluso en el magnífico western LA PRADERA SIN LEY (Man without a Star, 1954). No obstante, aunque logró sobrevivir más de cuarenta años dentro del férreo sistema hollywoodense y consiguió hacer películas audaces y sin compromisos, como es lógico, no siempre fue así. Tuvo que hacer equilibrios en la cuerda floja entre lo que deseaba hacer y lo que le dejaban. Pero esa es la historia de muchos de los grandes.

Vidor vendría a Europa para rodar sus dos últimas películas. La que antecedió a la que ahora nos ocupa fue GUERRA Y PAZ, una superproducción que adaptaba la novela de Tolstoi, una de las más hermosas películas de su carrera, empresa espectacular e íntima a la vez, reflexiva y moral, probablemente, la mejor adaptación cinematográfica de Tolstoi que jamás se haya hecho. Una inolvidable obra maestra que casi todos hemos visto más de una vez. Eso fue en Italia, en 1956.

Tres años después, recalaría en España para hacerse cargo de otra superproducción bíblica (tan en boga por aquellos años) de desgraciada historia. Cuando habían sido rodados casi dos tercios del film, Tyrone Power, que encarnaba al rey Salomón y participaba en la producción, murió de un infarto, lo que obligó a rodar de nuevo con su sustituto Yul Brynner todas las partes en las que había intervenido el fallecido actor. Se suprimieron algunas secuencias, otras se modificaron para que el hinchado presupuesto no se disparara y así las cosas, el maestro King Vidor se despidió del cine con este fiasco no exento de interés. Porque pese a la adversidad, el film (cuyo tema central es el de un individuo, Salomón, escindido entre una excluyente dedicación a Jehová y su pasión amorosa por la sensual y suculenta reina de Saba con los rasgos de Gina Lollobrigida) logró conservar algunos destellos de grandeza y un poder de fascinación en sus imágenes del que yo mismo, revisándola hace unos días, no he podido escapar sesenta y cinco años después de su estreno.

10 comentarios:

  1. Una película de un encanto especial. Sin llegar a las magistrales cotas de "Sansón y Dalila" resulta ser un film sugerente y de gran interés. Una de las cosas que más me llama la atención de esta película son los colores, su excepcional puesta en escena y su buen gusto. Aquí Yul Brynner sí da el tipo y Gina Lollobrigida en fin... una imagen suya vale más que mil palabras y el baile que se marca puede dejar ojiplático al más pintado. Ya me gustaría a mí marcarme un bailecito así, jeje.
    El único "pero": la escena en la que la reina de Saba es apedreada y, a continuación, como por obra milagrosa le desaparecen las marcas. Chirría a más no poder, aún siendo una peli bíblica.
    Abrazos!!

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    1. Es una película que para mí ha ido ganado puntos en sucesivos visionados. La primera vez que la vi (de chaval, colándome en un cine de barrio en la España de Franco), ciertamente no me gustó nada. Fue una desilusión (también es verdad que en su estreno de entonces, la peli había sufrido algunos cortes de la Censura, que "rebajarían" aún más el clima erótico ya de por sí escaso). La indeseada madurez, que nos aporta elementos de juicio a cambio de robarnos inocencia, ha conseguido que le encuentre algunos puntos y me gusta más. Por supuesto, no alcanza ni por asomo esos momentos delirantes que sí poseía la mencionada SANSÓN Y DALILA.
      Sí, donde la pudieron ver completa, imagino el impacto que pudieron causar en los espectadores de la época algunas escenas con la Lollo. Ese baile... no te cortes, Miriam, e intenta emularla; todo es lanzarse.
      Mientras, un abrazo.

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  2. Aunque Yul Brynner, a pesar de su Oscar, fue peor actor que Tyrone Power, me parece más adecuado al papel para darnos un Salomón más exótico y con un mayor tirón. Gina Lollobrigida está guapísima ataviada con dorados y pedrería y con un recargado maquillaje que oscurecía su piel, creo que era la perfecta Reina de Saba en aquellos momentos. Sin embargo, la película no me gusta pues esa pasión amorosa que hace perder la chaveta a Salomón carece del toque febril y salvaje de otra famosa relación carnal que en su día dirigió Vidor y me estoy refiriendo a "Duelo al sol". Aquí, con eso de la religión y los mandatos de Jehová todo queda descafeinado.
    Un saludo.

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    1. Estoy de acuerdo contigo, Gonzalo, y en esencia vienes a coincidir también con la impresión de Miriam sobre esta película. Y como insinúa ella, Cecil B. de Mille -en sus buenos tiempos- le hubiera metido mano a esa historia sin tantos miramientos, llevándola a un terreno sin duda más delirante donde hubiéramos disfrutado todos mucho más.
      Un saludo.

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  3. Tus textos, desprovistos de paja, me encantan porque van directos al grano con un gran poder de síntesis. Pero ahora, por salirme un poco de la película pero no del tema, digo yo: desde el caso de Eva, tentada y tentadora en el paraíso terrenal convenciendo al despersonalizado Adán para que diera un bocado a la prohibida manzana, pasando por Jezabel y Dalila, inspiradoras de la ruina de Acab y Sansón respectivamente, hasta Salomé causante del descabezamiento de Juan el Bautista, casi todas las mujeres de la Biblia resultaban nefastas en la recta ruta de aquellos santos varones que acabaron cediendo a los encantos de ellas. ¿Eso es misoginia en estado puro?
    Un abrazo.

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    1. Jajaja! tienes razón, amén de otras consideraciones, la Biblia es un completo tratado de misoginia de principio a fin. Partiendo de esta premisa, no me extraña que en sus diferentes episodios, reyes bíblicos y profetas perdieran los papeles por aquellas mujeres que según el cine de Hollywood poseían una belleza y una capacidad de hechizo del calibre de Hedy Lamarr (Dalila), Susan Hayward (Betsabé), Gina Lollobrigida (Saba), Joan Collins (Esther), Rita Hayworth y Brigid Bazlen (sendas Salomé). Así, sus "pecados" con esas glamurosas representantes de la seducción son comprensibles y por lo que a mí respecta, quedan exculpados. Por cierto, en la película objeto de este post la figura de Betsabé aparece en las primeras secuencias sumisa y envejecida, interpretada por la pía actriz madrileña Maruchi Fresno (alias, "Reina santa").
      Un abrazo.

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  4. Lo leí hace muchos años y ahora no consigo recordar quién lo decía, que "King Vidor perdió los bemoles en Italia". Si entonces esa persona (creo que era un director de cine) se refería a su magnífica "Guerra y paz", no acabo de entender aquella afirmación. Aunque sí puede cobrar más sentido (si cambiáramos "Italia" por "España") ante el resultado decepcionante de "Salomón y la reina de Saba". Tiene algunos momentos que pueden salvarla del desastre pero es que a Vidor, además de la edad, se le puso todo en contra.
    Saludos.

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    1. Toda una "boutade", pero bueno, son opiniones. No me fío de mi memoria pero casi podría jurar que el autor de esa afirmación fue Sam Fuller entrevistado por los muchachos de "Film Ideal" durante su estancia en España, allá por 1967.
      Aunque mi opinión sobre SALOMÓN Y LA REINA DE SABA se ha ido suavizando con el paso de los años y sucesivos visionados, en cierta medida estoy de acuerdo contigo en ese grado de frustración que nos produjo la película, viniendo de quien venía.
      Un saludo.

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  5. Es cierto que al ser el realizador quien es, uno espera otra cosa, pero no deja de ser todo un espectáculo.

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    1. En su día, en cierta medida resultó una decepción, pero el paso del tiempo le ha otorgado una cierta pátina que nos facilita un juicio más condescendiente. Y es que de King Vidor uno esperaba, en cuanto a espectáculo, algo más... delirante.

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