LA PRADERA SIN LEY (Man without a Star)
(USA) Universal, 1954. 89 min. Color.
Pr: Aaron Rosenberg. G: Borden Chase y D.D. Beauchamp, basado en la novela de Dee Linford. Ft: Russell Metty. Mt: Virgil Vogel. DA: Alexander Golitzen y Richard H. Riedel. Vest: Rosemary Odell. Ms: Hans J. Salter, Herman Stein, Henry Mancini y Joseph Gershenson (todos sin acreditar). Dr: King Vidor.
Int: Kirk Douglas, Jeanne Crain, Claire Trevor, William Campbell, Richard Boone, Mara Corday, Jay C. Flippen, Myrna Hansen, Eddy Waller, Frank Chase, Jack Elam, Sheb Wooley, Paul Birch.
SINOPSIS: Dempsey Rae, un antiguo propietario de cabezas de ganado en Texas, es ahora un vaquero errante que huye de un amargo pasado en busca de lugares donde la civilización y las alambradas no hayan llegado. Viajando escondido en un tren de mercancías conoce a Jeff, un ingenuo muchacho que ha escapado de casa para convertirse en pistolero, y decide enseñarle lo necesario para sobrevivir en tal empeño. En Wyoming, ambos consiguen trabajo como vaqueros en un importante rancho regentado por una ambiciosa mujer que pretende acaparar los pastos de la región para sus miles de cabezas. El enfrentamiento con los pequeños rancheros poseedores de rebaños más modestos no se hace esperar y Dempsey se ve de nuevo atrapado por su pasado y las acotantes alambradas de espino.
COMENTARIO: Dempsey Rae, el protagonista de este ejemplar y parabólico western, mantiene una huida hacia adelante, o más precisamente, va siendo empujado hacia el norte ("A lo mejor tú y yo acabamos en Canadá", dice en un momento dado a su joven compañero) por la "civilización" y un mundo en avance que marca, parcela y acota (abusivamente, las más de las veces) el espacio vital de libertad y aire libre en el que este hombre se ha desenvuelto. Esta romántica, crepuscular postura en defensa de un paraíso perdido y el descubrimiento de las contradicciones de la realidad en que se ve inmerso (el ineludible progreso y sus métodos y consecuencias), le lleva del conflicto interior a la lucidez pero no a la renuncia, si bien habrá en él una transitoria toma de partido para finalmente asumir su irrenunciable y anacrónico individualismo que le condena a una errática soledad.
King Vidor, en la plenitud de su madurez (aunque en esos momentos, no muy considerado por la industria), consiguió un film denso y preciso, clarificador sobre el eterno conflicto entre lo viejo y lo nuevo (los pequeños ganaderos autónomos frente a los avasallantes y rentabilizadores métodos de producción) y con jocosos apartes sobre los avances de la "modernidad" en el salvaje Oeste (el asombro de Demsey ante la visión por primera vez en su vida de un lujoso cuarto de baño en el interior de una vivienda) que funcionan como aliviaderos del crescendo de tensión que acumula la trama. Por encima de todo, estamos ante un film hermoso en su clasicismo en el que el director parece reconocerse en ese hombre desplazado que -obligado- asume la realidad.
Electrizante western con un Kirk Douglas poniendo toda la carne en el asador. Es curioso, pero recuerdo otro rodado unos años después de éste, "Los valientes andan solos", en el que Douglas volvía a interpretar un personaje con una problemática personal muy parecida a la del Dempsey Rae de "La pradera sin ley". No crees?
ResponderEliminarPor otra parte, mi sospecha es que ese vaquero que interpreta Douglas en "La pradera sin ley", más allá del final de la película, acabará pasados los años, como aquel Cable Hogue: solo y aplastado por el progreso.
Saludos.
Tienes buena memoria. Se trata de LOS VALIENTES ANDAN SOLOS, una película de 1962. Y diría que en cierto modo solo puede ser considerada como un western por los escenarios en los que transcurre la historia, contexto que viene a conformar el estilo de vida que pretende conservar el anacrónico protagonista encarnado por Douglas, en un mundo, un paisaje, que ha perdido su virginidad rasgado por autopistas, coches, camiones y helicópteros. El problema es que David Miller no es King Vidor y aquella película se quedaba a medio camino de sus pretensiones (a pesar de un guión firmado por Dalton Trumbo).
EliminarPues tienes razón, Aurora, ese Dempsey Rae tiene todas las trazas de seguir los derroteros del personaje que emncionas. O peor aún: de borrachín en algún "saloon", contando sus historias, o tocando el ukelele por un vaso de whisky.
Un saludo.