ESPARTACO (Spartacus)

(USA) Universal / Bryna, 1960. 183 min. Color. SuperTechnirama 70.

Pr Ej: Kirk Douglas. Pr: Edward Lewis. G: Dalton Trumbo, basado en la novela de Howard Fast. Ft: Russell Metty y Clifford Stine (ft adicional). Mt: Robert Lawrence & Irving Lerner. DP: Alexander Golitzen. DA: Eric Orbon. Vest: Vallés. Ms: Alex North. Títulos: Saul Bass. Dr: Stanley Kubrick.

Int: Kirk Douglas (Espartaco), Laurence Olivier (Marco Licinio Craso), Jean Simmons (Varinia), Charles Laughton (senador Graco), Peter Ustinov (Baciato), Tony Curtis (Antonino), John Gavin (Julio César), Nina Foch (Helena), Herbert Lom (Tigranes), John Ireland (Crixo), John Dall (Marco Publio Glabro), Charles McGraw (Marcello), Joanna Barnes (Claudia), Woody Strode (Draba), Harold J. Stone (David), Peter Brocco, Robert Wilke, Nick Dennis, John Hoyt, Hume Cronyn.













SINOPSIS:
Hacia el año 75 antes de Cristo, un irreductible esclavo tracio llamado Espartaco es vendido a una escuela de gladiadores donde es adiestrado para combatir en la arena de los circos roma­nos. Allí conoce a una bella esclava, Varinia, de la que se enamora. Pero, finalmente, el trato inhumano que se da a estos hombres provoca una rebelión encabezada por el tracio que irá liberando compañeros de infortunio allí por donde pasa. Habiendo reunido un verdadero ejér­cito de gladiadores y esclavos liberados, se enfrentará a las tropas romanas de Claudio Glabro obteniendo una aplastante victoria. Roma no puede permitir esto y encomienda al inteligente y ambicioso Marco Licinio Craso la misión de sofocar la rebelión a cualquier precio.












Para Craso, acabar con los avances del ejército de Espartaco, no solo era un reto, sino una necesidad política. He aquí la última e impresionante escena de la película, aquella en que Varinia muestra al crucificado líder el fruto de su amor y tal vez la esperanza renacida.

COMENTARIO:
Kubrick llegó a esta película tras la marcha de Anthony Mann que fue retirado del proyecto (por una injustificada desconfianza de los productores con Douglas a la cabeza) cuando ya había rodado toda la secuencia inicial de las canteras (conservada íntegra en el montaje) y buena parte de los planos que describían la vida y el en­trenamiento de los futuros gladiadores en la escuela de Baciato. Curiosamente, a continuación Mann fue contratado por Samuel Bronston para dirigir dos películas mastodónticas, con excelentes resultados artísticos.

Planeado y diseñado como un gran espectáculo de recreación histórica, sin duda animado en aquellos momentos por el reciente éxito de BEN HUR y los ya anunciados preparativos de CLEOPATRA (Samuel Bronston, afincado en España, ya se había subido a la cuadriga con REY DE REYES y EL CID y a continuación produciría LA CAÍDA DEL IMPERIO ROMANO), ESPARTACO resulta, por encima de los avatares que jalonaron su rodaje, un film modélico en todas sus propuestas logrando borrar de nuestras mentes cualquier apriorismo sobre los condicionamientos que suelen marcar de salida a una gran super­producción (muchos millones invertidos, grandes estrellas, batallas, espectacularidad, rentabilidad).

En primer lugar, nos encontramos con un guión mesuradamente audaz en su clara intencionalidad mensajística social y política. Su autor, el perseguido Dalton Trumbo (que se vio forzado a escribirlo con el seudó­nimo Sam Jackson hasta que Charles Laughton y Peter Ustinov, se enteraron y lo dijeron a la prensa, obligando con ello a que su nombre figurara en los títulos de crédito), partió del incendiario contenido de la novela de otro blacklisted, Howard Fast, y lo hizo sin olvidar que debía constituir el sólido armazón para una película de las llamadas “populares”, es decir, las destinadas a llegar al mayor número posible de gentes. En otras palabras, obligado a circular por los cauces establecidos, supo modificar sutilmente su decurso y anchura en beneficio de los propósitos de la película. Así, el incisivo guión de Trumbo, en su desarrollo, se sirve de la desesperada aventura de Espartaco como lupa dinámica para ofrecernos una precisa observación de las costumbres de aquella Roma ensimismada en su incuestionado poder donde la corrupción de las clases privilegiadas y la extrema y desalmada explotación del hombre por el hombre serían el germen y desencadenante del estallido liberador. 

La articulación de ese discurso y su integración se consigue sin renunciar a la complejidad de los personajes ni reducirlos a meros representantes de ideas. Todos, cada uno con su postura y sus contradicciones, no pierden entidad humana, son de carne y hueso y -a partir de la rebelión de los esclavos liderados por Espartaco- algunos adquieren una importancia considerable como es el caso del senador Graco y sobre todos ellos, Craso, el más complejo y a la vez el más lúcido sobre la trascendencia y posibles consecuencias de lo que está ocurriendo y por lo tanto el que sabe mover la situación adecuadamente. Aparece también otra figura destacable, la de un joven Julio César retratado aquí como un personaje de una evasiva ambigüedad, de discreto pragmatismo en espera de su oportunidad. 

En segundo lugar, cuando se estrenó la película, fue una sorpresa para todos la capacidad de Kubrick (con un escaso bagaje a sus espaldas) para controlar los distintos aspectos de la puesta en escena, que devino magistral en todos los apartados. Ahora, cincuenta y cinco años después de su realización, gracias al blu-ray, podemos comprobar en las mejores condiciones que el paso del tiempo no ha hecho mella en ESPARTACO, permaneciendo como una gran película, veraz y comprometida, que supo sortear con habilidad los tópicos, limitaciones, vicios y exigencias industriales de aquellos momentos, haciéndonos llegar la esencia de sus reflexiones con nitidez y consiguiente eficacia.

Como elemento integrante en el capítulo de aciertos, es obligado destacar también una soberbia y medida dirección de actores pese a las dificultades que suponemos tuvo el director a la hora de frenar divismos en un reparto lleno de estrellas con diferenciados estilos interpretativos. Por ejemplo, consiguió arrancar de Laurence Olivier un trabajo muy rico en matices, sutil y calibrado, y del muy implicado Kirk Douglas (actor propenso al histrionismo) una memorable composición.

Sin embargo, pese a que lo conseguido fue un espectáculo adulto, cuya fuerza, belleza y efectividad es incuestionable, Kubrick se quejó en su día de no haber tenido la suficiente libertad para hacer lo que él hubiera querido. Bueno. 

14 comentarios:

  1. Luis Lew Tarkovski11 de abril de 2025, 23:12

    Curiosamente cuando vi esta película estaba leyendo "Yo, Claudio", así que en aquellos momentos me encontraba “impregnado” de la corrupción de las clases privilegiadas que mencionas en tu comentario. No sé si Kubrick pudo sentirse insatisfecho por no haber podido expresar aquella corrupción en todo su esplendor. Es cierto que la película muestra situaciones donde comprobamos la tremenda crueldad del hombre para con el hombre, pero quizás el cine comercial de Hollywood no podía tratar con total libertad la absoluta degeneración de las clases dirigentes y el estallido de violencia que puede terminar provocando en los que la sufren. Es posible que Kubrick considerara que la película no era lo suficientemente dura para lo que hubiera deseado, aunque todo esto son especulaciones.
    Como dices, el resultado final fue un espectáculo adulto y de gran belleza y lirismo -también aportado por la emotiva banda sonora-, y donde además podíamos admirar un reparto de estrellas, incluida la preciosa Varinia de la que se enamora el héroe de la historia.
    Un saludo.

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    1. No voy a defender aquí la figura del productor, que los hay de diferente pelaje, pero a veces (muy pocas) tienen las ideas más claras que el director sobre lo que debe ser el resultado final de una película y por eso, cuando llega el momento, "frenan" la autoría de ese director tratando de salvar los muebles. A pesar de las quejas de Kubrick, ESPARTACO es un prodigio de conjugación y equilibrio entre gran espectáculo y discurso político.
      Ya que mencionas a Varinia, hubiera resultado un personaje convencional (para introducir el elemento romántico en la trama de la película) de no haber tenido el acierto de casting de adjudicárselo a la maravillosa Jean Simmons que le dota de una dimensión especial.
      Como nota informativa: Antes de decidirse por Jean Simmons, la elegida fue la alemana Sabine Bethmann que llegó a rodar algunas escenas pero finalmente fue indemnizada y despedida.
      Un saludo.

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  2. El guion combina muy hábilmente la trama épica con un discurso sobre la democracia en peligro. Obra maestra repleta de diálogos brillantes y escenas memorables, no le veo fundamento a las quejas de Kubrick, que no la consideraba del todo propia.

    Saludos.

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    1. Kubrick era un obsesivo perfeccionista y no solía tolerar interferencias ni condicionamientos, y sus ideas, por muy claras que las tuviera, podían en ocasiones no resultar las más adecuadas para la película. En esta línea ya le contestaba a Luis Lew Tarkovski un poco más arriba. En cualquier caso, Howard Fast, el autor de la novela, hombre de izquierdas que estuvo encarcelado por la persecución mccarthysta, aportó con el contenido de sus páginas el discurso que la película transmite de manera contundente. Por eso estamos de acuerdo en que ¿de qué diablos venía a quejarse?
      Un saludo.

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  3. Creo que “Espartaco” es de una épica espectacular y a al mismo tiempo, cosa poco frecuente, humana y conmovedora. Por cierto, el atrevido diálogo sobre ostras y caracoles le da cierta frescura. En cuanto al impresionante reparto, sus interpretaciones pienso que son de premio, incluso el guapo pero insulso John Gavin está bien dirigido incorporando a un joven y arribista Julio César.
    Abrazos.

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    1. Cierto, aunque ESPARTACO no fue un caso aislado por aquellos años. Sin llegar a su fuerza y perfección, un año antes BEN-HUR también supo armonizar la espectacularidad con lo emocional (aunque allí recargaran las tintas en los aspectos religiosos).
      Jajaja! Sí, ese famoso dialogo metafórico entre Craso y Antonino en la bañera dio mucho que hablar en su momento.
      Un abrazo.

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  4. Leyendo lo que cuentas en el arranque de tu comentario, resulta chocante que Anthony Mann, tras ser despedido por Kirk Douglas, fuera este mismo quien acudiera a él cinco años después para que le dirigiera en "Los héroes de Telemark". En cuanto a "Espartaco" la considero una obra maestra absoluta y suscribo todo lo que apuntas en el post con un añadido: siempre que veo la película, la muerte de Draba me deja hecho polvo, además de su simbolismo, por la fría crueldad con que es rematado por Craso.
    Saludos.

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    1. Supongo que Douglas quiso resarcir a Anthony Mann de aquel (pienso que precipitado) despido volviendo a contratarle en 1965 para dirigir aquella película bélica, e imagino que influiría en ese camuflado "mea culpa" el haber comprobado que Mann estaba perfectamente capacitado para afrontar películas de gran presupuesto cuando vio los brillantes resultados obtenidos por este director en EL CID y LA CAÍDA DEL IMPERIO ROMANO.
      Efectivamente, la muerte de Draba (interpretado por el gran Woody Strode) es uno de esos momentos en que el cine nos golpea en la cara con la dureza y precisión de un boxeador dejándonos noqueados.
      Un saludo.

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  5. Muy oportuna tu reseña en esta época de Semana Santa -supongo que en alguno de los múltiples canales de televisión repondrán la película de Kubrick-. Sin duda, ESPARTACO es el mejor peplum que se haya hecho (por encima de Ben-Hur, en mi opinión), un gran éxito para la productora Bryna de Kirk Douglas, una compañía responsable de varias películas notables como EL ÚLTIMO TREN DE GUN HILL, UN EXTRAÑO EN MI VIDA, LOS VIKINGOS o EL ÚLTIMO ATARDECER, entre otras.
    Saludos.

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    1. Pues sí, este título suele entrar en el lote semanasantero junto con LOS DIEZ MANDAMIENTOS, BEN-HUR, REY DE REYES y BARRABÁS. Por supuesto, estoy de acuerdo en que el film de Kubrick es netamente superior al de William Wyler, salvo por la portentosa, impresionante secuencia de la carrera de cuadrigas que, por cierto, no rodó Wyler sino los heroicos Andrew Marton y los Yakima Canutt (padre e hijo).
      En cuanto a Douglas como productor, sin menoscabo de los excelentes resultados que solía obtener su gestión, ese carácter controlador e intervencionista resultaba en ocasiones un grano en el culo para los directores de esas películas (Fleischer en LOS VIKINGOS supo capearlo con felina destreza, pero Aldrich durante el rodaje de EL ÚLTIMO ATARDECER tuvo desazonantes enfrentamientos con él).
      Un saludo.

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  6. Kubrick me parece un director que, de ordinario, aplicaba a sus películas una serie de cuestiones ideológicas y en las dos que hizo con Kirk Douglas esto resulta más que evidente. “Espartaco" fascina y estremece a partes iguales, solo digo eso, y que la batalla final siempre me ha recordado la de “Alexander Nevsky”, aquella obra magna de Eisenstein que descubrí de estudiante.
    Ahora, a riesgo de parecer frívola, no puedo resistirme a confesar que en esta película aparecen dos de los hombres más guapos que ha dado Hollywood: Tony Curtis y John Gavin.
    Saludos.

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    1. Bueno, Kubrick no es diferente a muchos otros autores cuya obra contiene una determinada carga ideológica, un discurso bien articulado. El autor de 2001: UNA ODISEA DEL ESPACIO ha gustado siempre de abordar temas de transcendental importancia, incluso en películas aparentemente menores.
      Agradezco esa observación sobre las dos batallas, la de ALEXANDER NEVSKY y ESPARTACO. Me has obligado a reconstruir en mi memoria la de Eisenstein y tienes toda la razón. En cuanto a tu debilidad por Tony Curtis y John Gavin, nada que objetar pues es cierto que ambos fueron dos galanes muy apuestos. Curtis, además demostró ser un excelente actor tanto en comedia (de los mejores) como en drama. En cuanto a Gavin, con un físico que nos recordaba al de Rock Hudson, resultaba más limitado y nunca llegó a destacar pese a tener en su haber la participación en varias obras maestras inolvidables (TIEMPO DE AMAR, TIEMPO DE MORIR, IMITACIÓN A LA VIDA, PSICOSIS y la de Kubrick).
      Un saludo.

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  7. Junto con la "Cleopatra" de Mankiewicz, lo mejor de lo mejor que ha dado el cine llamado histórico. En este género echo a faltar películas históricas de calidad. Reconozco que tengo una grandísima pasión por la Historia Antigua y es algo que no abunda en el buen cine. Al margen de que se puedan conceder licencias y demás libertades que el cine se toma, los directores no parecen querer apostar por pasajes de la historia para enmarcarlos en una pantalla. Una verdadera lástima.
    En cuanto a "Espartaco", qué decir que no se ha dicho ya. Maravillosa, conmovedora y hermosísima. Un canto a la libertad. “Sí, yo también soy Espartaco". En estos desalentadores tiempos que vivimos, películas como ésta nos devuelven en parte la fe perdida por un ser humano decepcionado y descreído.
    La última escena de la película siempre me hace llorar, por muchas veces que la haya visto, y la banda sonora del grandísimo Alex North es de lo mejor que se ha escuchado nunca. Por otro lado, de toda, toda la película con infinidad de momentos memorables me quedo con uno: cuando Espartaco le cuenta a Varinia lo mucho que le gustaría saber y conocer del mundo, como por ejemplo, de dónde viene el viento. Es toda una declaración de amor al conocimiento.Y ya, sólo por eso, se encuentra en un lugar muy especial de mi corazón.
    Abrazos!!

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    1. Supongo que habría que remontarse a los años cincuenta y sesenta del pasado siglo y aún más atrás para encontrarnos con ese cine “histórico” que echas de menos. Me refiero a cuando este género solía ser abordado por algunos grandes directores. Sin ponernos a rastrear a fondo, no sé si incluirías títulos como TIERRA DE FARAONES de Hawks, LOS DIEZ MANDAMIENTOS de DeMille, o BEN-HUR de William Wyler, pero lo cierto es que realizadores de la talla de Richard Fleischer y Anthony Mann nos han regalado grandes títulos, impresionantes películas como, por ejemplo, BARRABÁS, EL CID y LA CAÍDA DEL IMPERIO ROMANO (las tres posteadas en este blog) que creo rozan, o alcanzan, la categoría de obras maestras junto a las de Mankiewicz y Kubrick.
      Respecto a tu comentario sobre ESPARTACO, no podías haber expresado mejor, de manera tan sintética, las sensaciones y emociones que produce el visionado de esta gloriosa y aleccionadora película (con momentos líricos como el que mencionas) que, efectivamente, invita a volver sobre ella una y otra vez en busca de ese recodo donde detenernos a reflexionar sobre la (perdida) dignidad humana. Espartaco y los que le secundaron en la rebelión tenían muy claro por qué luchaban y dónde estaba el frente. Hoy, en este mundo convulso, enmarañado y amenazador, entrecruzado de intereses bastardos, lo tendríamos más difícil si decidiéramos levantarnos de nuestro confortable sofá.
      Un abrazo.

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