CÓMO MATAR A LA PROPIA ESPOSA (How to Murder Your Wife)

(USA) United Artists / Murder Inc., 1964. 118 min. Color.

Pr Ej: Gordon Carroll. Pr y G: George Axelrod. Ft: Harry Stradling. Mt: David Wagner. DP: Richard Sylbert. Vest: Moss Mabry. Ms: Neal Hefti. Dr: Richard Quine.

Int: Jack Lemmon, Virna Lisi, Terry-Thomas, Eddie Mayehoff, Claire Trevor, Sidney Blackmer, Jack Albertson, Max Showalter, Alan Hewitt, William Bryant, Mary Wickes, Barry Kelley, Edward Faulkner, Howard Wendell, K.C. Townsend.











SINOPSIS:
El autor de una exitosa tira diaria de comic, solterón y sexista, tiene por norma realizar por sí mismo todas las arriesgadas escenas que su héroe vive en las viñetas. Tras una enorme borrachera en la salvaje despedida de soltero de un amigo, nuestro hombre amanece al día siguiente con una resaca monumental y casado con una bella italiana (uno de los invitados era un juez de paz). Cuando ésta desaparece sin dejar rastro, una serie de circunstancias llevan a que sea acusado de su asesinato.










Virna Lisi, una bellísima actriz italiana, como seductor caballo de Troya introducido en la ordenada y lucrativa fortaleza de Stanley Ford (Jack Lemmon).

COMENTARIO:
Uno se topa en plena canícula con una foto de Virna Lisi saliendo de una tarta y claro, pasa lo que pasa, que sin poder evitarlo acude a la mente esta película. Una comedia vengativa, revanchista y probablemente la más misógina de la Historia del cine, en la que Richard Quine (su musa Kim Novak, de la que estaba muy enamorado, le había abandonado) se despachaba a gusto con el género femenino. No obstante, las virtudes que han distinguido sus mejores películas están aquí presentes, especialmente a lo largo de una primera parte esplendorosa y alada, casi musical (los primeros quince minutos resultan memorables). Dicho lo cual, pese a la cuestionable premisa que la inspiró, que no oscurece la malévola retranca del brillante guión de George Axelrod, podemos considerarla como su última gran obra maestra.

Sin duda ese argumento sería impensable hoy en día para una comedia. Y es que en los últimos tiempos nos han ido empujando hacia lo "políticamente correcto" y con ello nos hemos vuelto más rígidos e intolerantes (y también más estúpidos), en suma, más propensos a la autocensura. En fin, volviendo al meollo de la película, estamos ante una desopilante y malvada caricatura del proceso de desintegración de un universo, el de ese recalcitrante soltero dibujante de comics, perfectamente organizado y codificado. Eso sí, a costa de la exclusión de la mujer (en calidad de esposa) como parte integrante de ese universo "perfecto".

El personaje del mayordomo (Terry-Thomas) que funciona como guía para el espectador es el mejor recurso narrativo de la película, su intuición le hace presentir que la llegada a la casa de ese bellezón traerá problemas. A partir de ahí, me encanta esa ambientación del orden perfecto del apartamento de soltero y cómo va imponiéndose el caos en la ritualizada vida del protagonista a partir de unas medias colgadas en el cuarto de baño, y su gradual rendición a unas italianas curvas como poderoso disolvente de la disciplina autoimpuesta. La dulce trampa del sexo dirían algunos.

Lo que vino después -en los años siguientes- fue una caída en picado del pobre Quine con una serie de títulos de decreciente interés sancionados con desalentadores fiascos en taquilla hasta que la implacable y desagradecida maquinaria de Hollywood, como era de esperar, le dio la espalda y la evidencia le hizo comprender que su magia, su chispa, había desaparecido para siempre. Solo y desencantado, sin motivos ni posibilidades para seguir, terminaría volándose la cabeza con un liberador disparo. Algo muy triste.

THE ARTIST

(Fr-USA-Bélgica) Le Petite Reine / Studio 37 / La Classe Américaine / JD / France 3 Cinéma /Jouror / Ufilm, 2011. 100 min. BN.

Pr: Thomas Langmann. Pr Ej: Daniel Delume, Antoine de Cazotte y Richard Middleton. Ft: Guillaume Schiffman. Mt: Anne-Sophie Bion y Michel Hazanavicius. DA: Laurence Bennett. Vest: Mark Bridges. Ms: Ludovic Bource. G y Dr: Michel Hazanavicius.

Int: Jean Dujardin, Bérénice Bejo, John Goodman, James Cromwell, Penelope Ann Miller, Missi Pyle, Malcolm McDowell, Ed Lauter, Beth Grant, Bitsie Tulloch, Ken Davitian.



S






SINOPSIS:
Hollywood, 1927.  George Valentin es una popular estrella del cine mudo cuyas películas son grandes éxitos. La llegada del cine sonoro que él rechaza frontalmente, marcará el final de su carrera y pronto caerá en el olvido. Pero la joven extra Peppy Miller, a la que Valentin ayudó en sus primeras películas, escala rápidamente el estrellato y le ayudará pese a que el actor se resiste a favores por compasión.








George Valentin (Jean Dujardin) y Peppi Miller (Bérénice Bejo) cerrando un número musical.

COMENTARIO:
THE ARTIST, un capricho? Pues sí. Otro más. Mel Brooks, entre sus “locuras”, lo intentó con poco éxito y menos gracia en SILENT MOVIE (1976). Woody Allen, provisto de más talento, realizó en SOMBRAS Y NIEBLA (1991) un tolerable pastiche que emulaba los films expresionistas alemanes. Y chapoteando en las aguas de mi memoria emerge EL PRETENDIENTE (1962) film silente del francés Pierre Ëtaix, con el que intentó conjugar su asimilación de Chaplin, Keaton y Tati.

Hace catorce años, otro francés, este Michel Hazanavicius, se subía a la máquina del tiempo y accionaba la palanca hacia atrás con la pretensión de emular el cine de aquellos maestros pioneros que en su momento confesaba admirar (Murnau, Borzage, Vidor). Lo conseguido en THE ARTIST es un brillante ejercicio retrospectivo que entretiene, divierte pero nunca emociona porque sólo se trata de un facsímil. En cualquier caso, no encuentro esas influencias para las que nos preparaban sus declaraciones. En cambio, voy a aventurarme con una elucubración sobre las auténticas fuentes de inspiración que animaron a Hazanavicius a emprender el rodaje de esta película.

Nuestro hombre ve CANTANDO BAJO LA LLUVIA y se pregunta: ¿qué hubiera sido de Don Lockwood si no hubiera tenido a su lado a Cosmo Brown para aconsejarle, inspirarle, apoyarle, animarle y secundarle en ese punto álgido de su carrera en que desaparecía el cine mudo para dar paso al sonoro, tránsito traumático en el que se perdieron muchas estrellas? La respuesta es el guión de THE ARTIST, incluyendo, faltaría más, a la flapper equivalente de aquella Kathy Selden (Debbie Reynolds). Todo ello sazonado con unas gotas del esquema de HA NACIDO UNA ESTRELLA cuidadosamente dosificadas.

Instalados en esta posibilidad, seguidme por un momento un poco más allá e imaginad el siguiente paisaje -irreal, sí, pero mucho más estimulante y deseable- en el que situaríamos este film si lo hubiera dirigido Stanley Donen (ese indiscutible maestro que la inmisericorde industria de Hollywood “jubiló” y arrinconó cuando apenas había cumplido los cincuenta y cinco años). Ya sé que esto puede llegar a ser un exceso de aproximación afectiva, pero pienso que todos habríamos salido ganando y para Donen habría resultado una despedida en beauté.

Nota: durante las escenas que muestran el descenso a los infiernos del desahuciado protagonista, unos diez minutos, quedé estupefacto al comprobar que la música que adorna las imágenes era, ni más ni menos, el fascinante, magestuoso tema de amor compuesto por Bernard Herrmann para el film de Hitchcock, VERTIGO. Que alguien me explique ese extraño y descolocante guiño,  “homenaje”, o como lo quieran llamar. 

LA COMUNIDAD

(Esp) Lolafilms / Antena 3 / Vía Digital, 1999-2000. 106 min. Color. Panavision.

Pr: Andrés Vicente Gómez. G: Jorge Guerricaecheverría y Alex de la Iglesia. Ft: Kiko de la Rica. Mt: Alejandro Lázaro. DA: José Luis Arrizabalaga y Arturo García “Biaffra”. Vest: Paco Delgado. EE visuales: Félix Berges-Daiquiri. Ms: Roque Baños. Dr: Alex de la Iglesia.

Int: Carmen Maura, Eduardo Antuña, María Asquerino, Jesús Bonilla, Marta Fernández-Muro, Paca Gabaldón, Ane Gabarain, Sancho Gracia, Emilio Gutiérrez Caba, Kiti Manver, Terele Pávez, Manuel Tejada, Roberto Perdomo, Eduardo Gómez, Antonio de la Torre, Luis Tosar, Enrique Villén, Ramón Barea, Borja Elgea, Aitor Mazo, Rodolfo Sancho, Mariví Bilbao, Silvia Casanova, Andrés de la Cruz.









SINOPSIS:
Una intrépida agente inmobiliaria, tratando de vender uno de los pisos de un vetusto edificio del centro de Madrid, descubre una fortuna en el apartamento de encima, cuyo anciano propietario permanecía muerto en su interior. Cuando los vecinos del inmueble, que pensaban apoderarse de ese dinero, comprenden que la vendedora se les ha adelantado en el hallazgo, harán todo lo posible para impedirle salir del edificio y buscarán la manera de arrebatarla el botín.








Los acontecimientos se precipitan y Julia (Carmen Maura) intentará a la desesperada huir del edificio con su valiosa maleta perseguida de manera implacable por la horda de vecinos que quieren arrebatársela.

COMENTARIO:
En sus cinco largos realizados hasta la fecha del estreno de la película que nos ocupa, Alex de la Iglesia demostró saber rodar con la brillantez, el desparpajo y la capacidad técnica de aquellos creadores de imágenes y emociones (hoy ya sustituidos por la efectista oquedad formal de advenedizos videocliperos) que hicieron del cine la más estimulante sesión de magia. Magia, sí, pero en el caso de Alex de la Iglesia ejecutada con una chistera de la que no salen conejos blancos sino monstruos cotidianos, intencionadas caricaturas en clave esperpéntica de individuos que usted y yo conocemos. Porque a poco que nos frotemos los asombrados ojos tal vez descubramos en las animadas viñetas de EL DÍA DE LA BESTIA, MUERTOS DE RISA o LA COMU­NIDAD a alguien con un inquietante parecido a nosotros mismos, parásitos protestones, activistas de la hostilidad, profesionales de la desconfianza, cofrades de la codicia y egoístas incorregibles, integrantes todos de una so­ciedad enferma terminal.

Si las raíces de De la Iglesia (que reconoce y confiesa no haber inventado nada) se hunden en el comic, no son menos evidentes las influencias y enseñanzas –asimiladas con provecho y muy bien conjugadas pese a su disparidad– que el autor de PERDITA DURANGO despliega en sus trabajos. Así, centrándonos en LA COMUNI­DAD, tenemos en primer lugar las inevitables referencias a Hitchcock (aquel sí que lo inventó casi todo) ya desde los “vertiginosos” títulos de crédito a lo Saul Bass, pasando por algunas secuencias de minucioso diseño y estirado desarrollo donde el tiempo es dilatado para crear angustia (como la interminable que muestra el acoso y derribo del administrador a la protagonista), hasta ese virtuosista climax final en las azoteas de la madrileña Plaza Canalejas. Observemos al respecto la transgresora inclinación de ambos cineastas a utilizar emblemáticos “monumentos nacionales" para ubicar esas culminantes escenas (la cabeza de la Estatua de la Libertad, los tejados de San Francisco, las caras de los presidentes esculpidas en el Monte Rushmore, el espectacular anuncio de Schweppes del emblemático Edificio Carrión, las Torres inclinadas Kio, la gigantesca cuadriga que corona el edificio de un conocido Banco de la calle Alcalá).

Pero no sólo de Hitchcock viven los cineastas actuales y ahí tenemos a un desinhibido De la Iglesia, entrando a saco cuando lo cree conveniente en el universo de otros maestros como Polanski (esa fauna vecinal parece sacada de LA SEMILLA DEL DIABLO y EL QUIMÉRICO INQUILINO) y, por supuesto, el malévolo e inmisericorde humor que despliega en el dibujo de algunos personajes es pura­mente azconiano-berlanguiano.

De lo expuesto anteriormente podría deducirse que estamos ante una gran obra, pero desafortunadamente no es así porque LA COMUNIDAD está aquejada de una saboteadora cojera claramente situada en la estructura de un guión con algunos desequilibrios (diálogos innecesarios, frenazos de ritmo, lagunas) y una irritante colección de incoherencias que afectan al ritmo de la película y a la “verosimilitud” de algunos pasajes (resultan absurdas algunas premisas de las que parte la acción). Claro que ahí están los talentos unidos de Carmen Maura (formidable su tour de force) y un plantel de excelentes secundarios que con su fuerza en pantalla suplen las carencias del esquemático boceto a que están reducidos algunos de sus personajes. Por ejemplo, podría haberse suprimido esa convención de guión que es la figura de Ricardo que incorpora Jesús Bonilla y por contra podrían haberse ampliado otros a todas luces necesitados de un mayor desarrollo.

  PAULINE EN LA PLAYA (Pauline à la plage) (Fr) Les Films du Losange/Les Films Ariane, 1982-83. 94 min. Color. Pr: Margaret Menegoz. Ft: ...

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