MARNIE, LA LADRONA (Marnie)

(USA) Alfred J. Hitchcock Productions / Universal , 1963-64. 130 min. Color.

G: Jay Presson Allen, basado en la novela de Winston Graham. Ft: Robert Burks. Mt: George Tomasini. DA: Robert Boyle y George Milo. Vest: Edith Head, James Linn y Rita Riggs. Ms: Bernard Herrmann. Pr y Dr: Alfred Hitchcock.

Int: Tippi Hedren, Sean Connery, Diane Baker, Martin Gabel, Louise Latham, Mariette Hartley, Alan Napier, Bruce Dern, Milton Seltzer, Bob Sweeney, Henry Beckman, S. John Launer, Edith Evanson, Kimberly Beck, Melody Thomas, Meg Wyllie, Carmen Phillips, Linden Chiles, Lillian Bronson, Harold Gould.










SINOPSIS:
Aquejada de un trauma psicológico con raíces en su infancia, una atractiva mujer que ejerce habitualmente como secretaria, siente el impulso irreprimible de robar en las empresas donde es contratada. Casualmente, un hombre de negocios la reconoce como autora de uno de los robos y sintiéndose atraido por ella, intentará ayudarla y conquistarla al mismo tiempo. La muchacha, viéndose atrapada, termina aceptando casarse con él, rehuyendo siempre las relaciones sexuales.









Os presentamos al orquestado matrimonio Rutland en forzada pose de "felicidad".

COMENTARIO:
En esta película, una de las más diáfanas de Alfred Hitchcock, el maestro volvía sobre un esquema argumental semejante al de RECUERDA –una forma de melodrama en su variante psicopatológica– con un claro giro de enfoque respecto a aquella. Si entonces, John Ballantyne (Gregory Peck) era conducido y liberado por el amor y la fe de la doctora Constance (Ingrid Bergman), ahora, Mark Rutland (Sean Connery) acecha, acosa, derriba y finalmente libera(?) a Marnie (Tippi Hedren), llevado más por un fuerte impulso sexual (de carácter fetichista) hacia ella que por una vocación redentora. Podríamos decir que este personaje actúa casi como un vampiro: desea a Marnie pero para poseerla necesita apoderarse antes de su alma, precisa “liberarla”. Y finalmente lo consigue, aunque para ello tenga que violarla. Un proceso de “irreprochable” superficie por el que obtiene una Marnie renacida ¿a qué precio?. Eso nos lleva a emparentarle con el obsesionado Scotty de VERTIGO y su empeño en transformar a Judy en Madeleine, ignorando que es la misma mujer (purificación-muerte-renacimiento).

Las implicaciones subterráneas -como decía en el arranque de este comentario, más explícitas que en otras películas-, vehiculadas por el dominio absoluto de Hitchcock en el proceso creativo, por una puesta en escena inventiva y precisa, dimensionan y enriquecen un material de entrada no muy distinguido que en manos de un realizador convencional seguramente hubiera desembocado en un folletín inaguantable. Para ilustrar, ahí van un par de momentos: la película arranca con un plano de Marnie de espaldas alejándose de la cámara con el cabello teñido de negro, un bolso amarillo bajo el brazo y una maleta en el otro siguiendo una línea recta y rojiza (atentos a este  color, el rojo, que en oposición al amarillo estará presente a lo largo de toda la película). Lo lógico, lo convencional como presentación del personaje, hubiera sido que se acercara en lugar de alejarse. Y el otro momento que quería señalar es ese movimiento de grúa que parte de un plano general picado del interior de las oficinas Rutland, recoge a Marnie inicialmente de espaldas escribiendo a máquina mientras observa el despacho abierto de su jefe y a su secretaria abriendo la caja fuerte, y termina encuadrando a Mark situado detrás de ella, al otro lado de una mampara de cristal, que la espía mientras charla con un empleado.

Y hablando de grúas, hay una en MARNIE que nos remite directamente a otra muy similar de ENCADENADOS. Me refiero a la secuencia de la recepción en la mansión de los Rutland en la que la cámara situada en lo alto del salón nos muestra un gran plano general de los invitados e inicia un lento movimiento descendente dirigiéndose a la puerta que el mayordomo abre y cierra continuamente para recibir a los que van llegando, hasta el momento en que esa puerta vuelve a abrirse una vez más cuando la cámara ya se ha situado de manera que el nuevo invitado que aparece en el marco, el señor Strutt (Martin Gabel), queda encuadrado en un impactante primerísimo plano. Es genial, es indescriptible pues las palabras (las mías) empobrecen la escena. Es el cine-cine de Hitchcock.  

No obstante, pese a tratarse de una gran película, algunas “imperfecciones” técnicas observadas y los problemas de diversa índole que supimos jalonaron su rodaje, podría llevarnos a pensar (así fue en mi caso, con dieciséis tiernos años) que sabotearon parcialmente los resultados, impidiendo que alcanzara la suprema redondez de otros trabajos del autor. Pues bien, rectifico: esa fue entonces la primera impresión del que suscribe tras haber visto la película tan solo un par de veces. En el momento de escribir estas líneas, muchos años después, ya son once los visionados y creo que en el pasado estaba equivocado (o atolondrado) a causa de mi escasa trayectoria. Ahora, con mayor perspectiva y un enriquecido conocimiento de su cine, me parece una hermosa y, cómo no, inquietante obra maestra, otra más del asombroso autor de FALSO CULPABLE.

Nota: MARNIE fue en principio un proyecto diseñado por Alfred Hitchcock antes y durante el rodaje de LOS PÁJAROS para el retorno al cine de su querida Grace Kelly, a la que diversas presiones (que incluyeron una “recomendación” en contra del General De Gaulle y la previsible resistencia de Rainiero a que su principesca esposa volviera a ejercer de actriz) obligaron finalmente a declinar su participación en el film, siendo sustituida a última hora por Tippi Hedren, sobre la que un desilusionado y resentido Hitchcock descargó sus fobias y secretas pasiones, llegando a convertir el plató en un infierno de tensiones.

2 comentarios:

  1. Es una película que tiene muy buenos momentos, pero se basa en una psicología pop de síntomas más que improbables. Por cierto, Evan Hunter, que ya había trabajado para Hitchcock escribiendo el guión de "Los pájaros", era contrario a la escena de la violación que destruía las simpatías hacia el personaje de Connery y mantuvo su opinión tan insistentemente que Hitchcock decidió sustituirle.
    No creo que sea lo mejor de Hitchcock, pero me gusta muchísimo el plano de arranque y las escenas que siguen cuando se transforma en una persona diferente.
    Saludos.

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    1. Bueno, Maribel, según lo veo, no creo que Hitchcock estuviera muy interesado en resultar realista o exhaustivo en el aspecto psicologista de la historia que nos contaba. Supongo que, como casi siempre, el argumento era el pretexto para hablarnos de sus obsesiones o para incluir algunas escenas o situaciones que le permitieran recrearse (y recrearnos) con soluciones expresivas que sólo él era capaz de idear.
      Lo cierto es que algo debió fallar, tal vez la película le salió algo "anticuada" para los gustos cambiantes del público de la época, lo que explicaría su fracaso en la taquilla.
      Me hubiera gustado mucho que se publicara el guión desechado que escribió Evan Hunter. Creo que era muy diferente del elaborado por la señora Presson Allen. Con algunas bandas sonoras rechazadas sí se ha hecho (la de Bernard Herrmann para CORTINA RASGADA, por ejemplo).
      Un saludo.

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