CAMPANADAS A MEDIANOCHE (Chimes at Midnight)

(Esp-Suiza) Internacional Films Española / Alpine, 1965. 116 min. BN.

Pr: Emiliano Piedra, Ángel Escolano y Harry Saltzman. Pr Ej: Alessandro Tasca. G: Orson Welles, basado en las obras de Shakespeare "Ricardo III", "Enrique IV", "Enrique V" y "Las alegres comadres de Windsor" y en las crónicas de Raphael Holinshed. Ft: Edmond Richard y Alejandro Ulloa. Mt: Fritz Mueller y Orson Welles. DP: Mariano Erdoiza. Ms: Angelo Francesco Lavagnino. Vest y Dr: Orson Welles.

Int: Orson Welles, Jeanne Moreau, Margaret Rutherford, John Gielgud, Marina Vlady, Keith Baxter, Walter Chiari, Norman Rodway, Michael Aldridge, Tony Beckley, Charles Farrell, Fernando Rey, Alan Webb, Abdrew Faulds, Paddy Bedford, Fernando Hilbeck, Keith Pyott, Jeremy Rowe, Beatrice Welles, Julio Peña, José Nieto, Andrés Mejuto, Ingrid Pitt, Luis Morris. Narrador: Ralph Richardson.

El orondo y epicúreo Sir John Falstaff (Orson Welles), compañero de juergas del príncipe Hal.
Y aquí tenemos al disoluto príncipe Hal, futuro Enrique V (Keith Baxter).
Chanzas, festivos reproches, vino, mucho vino, y todo lo que signifique placer para los sentidos.
El viejo monarca, Enrique IV (John Gielgud), padre de Hal, ve cercano el final de su reinado.
Breves momentos de lucidez en que el príncipe Hal, observado por Falstaff, se plantea enfrentarse a sus futuras responsabilidades.
Esta es  la prostituta Doll (Jeanne Moreau) que suele ser arisca e insultona con Falstaff, pero que sin embargo siente un irremediable cariño por el viejo gordinflón. 
Y aquí tenemos una tierna imagen que lo demuestra.
Doll y Mistress Quickly (Margaret Rutherford), la refunfuñona posadera, observando algo con cierto asombro.
Falstaff y Hal, en la posada, montando una parodia de la futura coronación del príncipe.
La pantomima continúa y Falstaff es ahora el regio "padre" de Hal.
Un resacoso amanecer con las "britanizadas" murallas de Ávila de fondo.

SINOPSIS:
Al morir Enrique IV, el joven príncipe Hal se convierte en Enrique V, lo que le empuja a renunciar al tipo de vida irresponsable y disipada que hasta entonces había llevado junto a su fiel compañero de juergas Falstaff, quien muere de tristeza al verse repudiado, abandonado y, de alguna manera, traicionado. 

Falstaff y su viejo amigo el chocheante juez Shallow (Alan Webb) recordando viejas batallas ("Ay, señor, las cosas que hemos visto").
Antes de la batalla, el impulsivo Henry Percy (Norman Rodway) despidiéndose de su cariñosa esposa Kate (Marina Vlady).
Henry Percy, hijo del conde de Northumberland, reclamando derechos, se rebela contra Enrique IV.
Aquí posa para nosotros un "acorazado" Falstaff dispuesto para una demostración de valentía en la batalla. Naturalmente, nada más lejos de la realidad.
El intrigante y sibilino Worcester (Fernando Rey), jugando bazas en la sombra.
Su padre ha muerto y llegó el día de la coronación del príncipe Hal, ahora Enrique V.
Ceñir la corona ha cambiado radicalmente el carácter del juerguista Hal. Ahora es un rey que reniega de su pasado de crápula y de su amistad con quienes le acompañaron en sus correrías.
Falstaff que acude al nuevo rey pensando en títulos y prebendas encuentra que la fraternal amistad que le unía al príncipe es negada por éste. 
Verse repudiado por su amigo, ahora severo rey, hace mella en el ánimo del viejo Falstaff.
Una imagen en la que de nuevo vemos a Falstaff junto a Shallow y el tartamudo Mr. Silence (Walter Chiari) refugiándose en los recuerdos.
Orson Welles al frente de una película excepcional, una bellísima y melancólica obra maestra.

COMENTARIO: Con el concurso decisivo del inquieto e intrépido productor Emiliano Piedra, Orson Welles consiguió materializar a duras penas uno de sus más queridos y aplazados proyectos: abordar casi como una metáfora de sí mismo, de su propia trayectoria, la oronda, pícara, jovial y entrañable figura de John Falstaff, victimado por la ingratitud y el olvido de quien fuera su amigo y compañero de correrías cuando, presuntamente regenerado, éste accede al trono de Inglaterra. Una dolorida reflexión sobre la existencia humana vehiculada a través de los textos de Shakespeare y la mirada de Welles.

Camuflando como pudo la penuria de medios que aquejó el rodaje y sacando partido de las adversidades, el autor de CIUDADANO KANE realizó una obra de asombrosa redondez, ágil y lujuriosamente inventiva. Espléndida en casi todos sus apartados, para la Historia ha quedado también como una de las mejores adaptaciones shakespearianas al lenguaje cinematográfico. Uno no puede pregonar que ama el cine sin amar esta película. 

10 comentarios:

  1. Aurora R. Martín29 de mayo de 2023, 23:18

    Deslealtad, ingratitud y traición en la amistad. Falstaff no resultaba un angelito del cielo, era un juerguista y un pícaro pero merecía un mejor amigo que el príncipe Hal. En efecto, triste reflexión la que nos ofrecía esta maravillosa película que marcó pautas, como siempre ocurría con el genio de Welles.
    Saludos.

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    1. Las reflexiones morales de Shakespeare, su profundo conocimiento de la esencia humana, las pasiones, ambiciones, miserias y servidumbres están ahí en sus obras, y nadie como Welles para atrapar esa natural amalgama y ofrecérnosla con imágenes poderosas que abrían caminos en el lenguaje cinematográfico.
      Un saludo.

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  2. Welles versionando a Shakespeare de manera diferente e innovadora.

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    1. La fascinación de Welles por Shakespeare venía de muy lejos (ya en 1936 montó una sorprendente versión de "Macbeth" cambiando Escocía por Haití, titulándolo "Voodoo Macbeth"), y esa apasionada identificación con el autor inglés dio lugar a tres películas muy diferentes entre sí pero todas absorbentes ejercicios cinematográficos. Y hubiera habido una cuarta pues estaba preparando el rodaje de "El rey Lear" cuando le sorprendió la muerte.

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    2. Aurora R. Martín3 de junio de 2023, 23:08

      Caramba! Ignoraba que Welles estuviera a punto de acometer su cuarta exploración del territorio shakespeariano y nada menos que con "El rey Lear". Un motivo más para lamentar que en este caso fuera la muerte la que se aliara con los saboteadores de su carrera.
      Un saludo

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  3. Un Welles espléndido y su mejor adaptación de Shakespeare. Un film lleno de inventiva y de genuina emoción.

    Saludos.

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    1. En su forzado exilio europeo, Welles halló un cierto refugio en España (donde pudo rodar tres películas) y también, gracias al arrojo de un heroico productor, consiguió con muchas dificultades materializar un sueño largamente acariciado, el rodaje de CAMPANADAS A MEDIANOCHE. En efecto, su mejor incursión en la obra de Shakespeare.
      Un saludo.

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  4. No sé si es la mejor adaptación de Welles sobre Shakespeare (me gusta mucho su Macbeth), pero Campanadas... es una película muy disfrutable, con un enorme Welles, en todos los sentidos. Todavía recuerdo sus conversaciones con Juan Cobos a raíz del rodaje de esta película.
    Saludos.

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    1. En efecto, el visionado de su MACBETH resulta una experiencia apasionante. Su rodaje, tan condicionado por la falta de presupuesto, tuvo que efectuarlo en tan solo veintitrés días, sin decorados propios ni vestuario, teniendo que utilizar los despojos de otras películas. Algo que necesariamente agudizó su ingenio a la hora de resolver estéticamente la concepción y desarrollo del drama. Estas penurias redundaron al final a favor de lo que contaba dotando a la película de una atmósfera asfixiante y premonitoria.
      Juan Cobos, al que conocí cuando yo tenía dieciséis años y era uno de los pocos que acudían a las sesiones matinales de los domingos que la revista Film Ideal organizaba en el cine Gong de Madrid, colaboró conmigo en las cuatro ediciones de mi libro "Movie Movie - Guía de películas", naturalmente escribiendo sobre algunas películas de Welles como experto en su figura y obra.
      Por supuesto, CAMPANADAS A MEDIANOCHE es muy disfrutable y destila alegría de rodar, de encontrarse en su salsa, de estar materializando un sueño (pese a que tampoco dispuso del presupuesto necesario). Me parece magnífica.
      Un saludo.

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  5. Welles: palabras mayores. Y con más motivo si añadimos a su nombre el de Shakespeare.

    Saludos.

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