EL ESPÍRITU DE LA COLMENA
(Esp) Elías Querejeta P.C., 1973. 98 min. Color.
Pr: Elías Querejeta. G: Ángel Fernández Santos y Víctor Erice. Ft: Luis Cuadrado. Mt: Pablo G. del Amo. DA: Jaime Chávarri y Adolfo Cofiño. Vest: Angelines Castro. Son: Luis Rodríguez y Jean-Michel Sire. Ms: Luis de Pablo. Dr: Víctor Erice.
Int: Fernando Fernán Gómez, Teresa Gimpera, Ana Torrent, Isabel Tellería, Lali Soldevila, Estanis González, Juan Margallo, Miguel Picazo, Kety de la Cámara, José Villasante, Manuel de Agustina.
|
La guerra terminó hace un año. Fernando (Fernando Fernán Gómez) es un hombre en retirada, enclaustrado en un status de exilio espiritual en ese pueblo castellano. |
|
Esta es Ana (Ana Torrent), la pequeña de las dos hermanas, observadora y taciturna. |
|
Teresa (Teresa Gimpera), la madre de Ana, peina a su hija mientras le susurra recomendaciones. |
|
Nuestra Ana asiste a la escuela. |
|
Justo detrás, su hermana mayor, Isabel (Isabel Tellería), sentada en el pupitre. |
|
Doña Lucía (Laly Soldevila), la maestra, dando una clase de anatomía elemental. |
|
Al pueblo ha llegado el camión del cine y ese domingo la película que se proyecta es "El Doctor Frankenstein". |
|
Las imágenes de la película causan una honda impresión en Ana. |
|
Esa noche, en la cama, la emoción persiste en la pequeña y hace preguntas a su hermana Isabel. |
|
Isabel, menos inquisitiva que Ana, consigue no obstante inquietar aún más a su hermanita. |
SINOPSIS: A Hoyuelos, un pueblo de la meseta castellana, llega en 1940 la camioneta del cine y la película que proyectan es "El doctor Frankenstein". Ana e Isabel, hermanas de siete y nueve años respectivamente, asisten a la sesión y la primera queda especialmente afectada por el contenido de las imágenes, sintiéndose desde entonces empujada a una fascinada búsqueda del monstruo-espíritu.
|
De excursión por el bosque, Ana e Isabel escuchan absortas las explicaciones de su padre sobre los peligros de la traicionera belleza de una seta. |
|
La casa donde viven es grande y en sus estancias las dos hermanas se entregan a juegos. En este caso, Isabel se hace la "muerta". |
|
La madre de las pequeñas es una mujer frustrada. Su matrimonio con Fernando hace tiempo que se encuentra en punto muerto y su pequeña "escapatoria" es escribir cartas sin respuesta a un hombre que no conocemos, presuntamente herido de guerra. |
|
Cuando salen de la escuela, antes de regresar a casa, las dos hermanitas efectúan una pequeña escapada explorando los alrededores del pueblo. |
|
A lo lejos se divisa una solitaria casa y Ana, influenciada por los comentarios de Isabel, piensa que allí puede esconderse el monstruo-espíritu de la película que vio el domingo y siente curiosidad. |
|
Su hermana se niega a acompañarla pero la indagativa Ana decide acercarse en solitario. |
|
En el interior de ese caserón está escondido un pobre fugitivo que ha saltado del tren a su paso por el lugar. Ana, todavía bajo la impresión que le causó "El Doctor Frankenstein", le toma por aquel personaje de la película al que una niña le ofrece flores junto al río. |
|
Teresa, antes de acudir a la cama, escribiendo esas anhelantes cartas a un desconocido. |
|
Inmerso en un oscuro presente sin esperanza, Fernando es consciente de su fracaso, de la ausencia de horizonte, en suma, del apagado de sus vidas. |
|
Los grandes ojos de mirada ausente de Ana parecen invocar algo mágico proyectado sobre una sábana blanca. |
COMENTARIO: De repente, en el depresivo panorama del cine español de la época, apareció por sorpresa esta insólita, inclasificable, enigmática, fascinante y bellísima obra. En un mundo de claroscuros, triste y cerrado (la España aletargada de sueños negados) dentro del que sus habitantes viven, se mueven y agitan ignorando voluntariamente el exterior, Ana siente el inquieto despertar de la emoción y el asombro. El descubrimiento, un buen día, del "monstruo" de Frankenstein en la maltrecha pantalla del cine del pueblo, empujará a la niña fuera de la colmena en una transgresora búsqueda que dé respuesta a esa curiosidad suscitada por todo cuanto hay en el exterior oscuro e inexplorado, a ese anhelo por descubrir y llegar hasta el lugar donde habita el espíritu perseguido.La atmósfera suspendida, la concepción serena y poética de las imágenes, su cadencia y concatenación, la desasosegante y profunda mirada de Ana Torrent, todo filtrado a través de la luz de tonos dorados creada por el genial Luis Cuadrado a partir de los colores sugeridos por una colmena de abejas, son elementos decisivos que contribuyeron a hacer de esta película una joya "hexagonal" de complejo e irrepetible diseño y belleza incomparable.
No sé la de veces que he visto esta película y en cada una de sus visiones me ensaña algo nuevo. Ayer, sin más, me dejé llevar por la última escena donde se contrapone un primer plano de Ana acompañado por el sonido en off de la voz de su hermana y del pitido del tren. Al cerrar los ojos, Ana interioriza estos sonidos, lo exterior a la colmena y el ritual para invocarlo. Así, lo exterior se termina introduciendo dentro de ella. La escena final de la película nos explica que Ana ha vuelto a la colmena, pero que jamás se integrará ideológicamente en ella. El ritual de invocación al espíritu no es más que la expresión de su autonomía como persona. Al igual que las películas de Federico Fellini, “El espíritu de la colmena” no termina nunca. Es la ausencia de un final en el que tal vez Ana quedará excluida para siempre de la colmena lo que hará que el espectador busque sus propias respuestas. El futuro de Ana queda como una ausencia, como un interrogante que el espectador tiene que desvelar. La única pista que nos da el texto es que, al convertirse en el definitivo disfraz del espíritu, Ana se distancia de las leyes de la colmena. Su futuro puede ser cualquiera. Ana está lista para cualquier futuro, quién sabe, para lo más atroz: cárcel, manicomio o amor. Ana, al igual que el científico creador del monstruo de Frankenstein, puede ser considerada una loca, una marginada que ha traspasado el umbral de lo que se permite conocer. Al igual que el joven Dr. Frankenstein ella también ha ambicionado mirar más allá de las nubes o las estrellas o saber lo que hace crecer los árboles y cambiar las sombras en luz... En la historia de Erice no hay antecedentes que nos expliquen el origen de la soledad de los personajes y tampoco nos da una solución, un final feliz. Somos nosotros, espectadores, los que tenemos que imaginarnos el futuro de la niña.
ResponderEliminarUn cordial saludo.
El perfeccionismo formal de esta película, delicado y sugerente, sin duda está cuidadosamente planificado para dotar a las imágenes (y los sonidos) de una dimensión alegórica, abierta al discernimiento del espectador. Ahí está el perceptivo texto que nos ofreces como ejemplo que puede servir para confirmarlo, Gracias, Doctor.
EliminarUna verdadera joya como pocas, de nuevo me hace feliz que se recuerden estas películas que para la nueva generación de espectadores empiezan a ser desconocidas, o infravaloradas por otros. Creo que mi mundo cinematográfico no sería lo mismo sin las películas de Erice; qué sería del cine español sin esos ojos grandes y expresivos de Ana Torrent (también fantástica en "Cría Cuervos" de Carlos Saura). De nuevo la infancia como un laberinto misterioso y escondido. La fascinación de la niña por la figura de Frankenstein, una figura expulsada y perseguida por los habitantes de la colmena.
ResponderEliminarA tener en cuenta que está ambientada en la oprimida y desesperanzada España de la posguerra con toda la tristeza y resignación que eso conllevaba. La belleza de sus imágenes, esa sensibilidad que traspasa la pantalla, la transparencia de Isabel Tellería y Ana Torrent. No pueden ser explicadas con palabras, o cuesta mucho, obras tan bellas y de tal magnitud. Entradas como las que he leído aquí (las considero otra joya) me hacen volver a creer en el poder de fascinación del cine.
Un abrazo.
Hola, Mar. Para mí, como sintetizo en el post, se trata de una obra maestra singular e irrepetible, cargada de sugerencias y misterio, ese misterio al que tú te refieres cuando se trata de trasladar al espectador el universo infantil, espoleado aquí por un entorno de sombras y silencios, de oscurantismo y tristeza, de renuncia, como era el contexto de la España rural de los años cuarenta.
EliminarEL ESPÍRITU DE LA COLMENA, que emparejo necesariamente a EL SUR, son dos de las diez mejores películas que he visto en mi vida. Sin embargo, tengo la incomodante sensación de que tanto una como la otra están muy olvidadas por la nueva generación de espectadores y casi me atrevería a asegurar que ignoran hasta su existencia. Una lástima.
Un abrazo.
Una joya y un milagro.
ResponderEliminarSí, Ricard, pero me atrevería a asegurar que ese milagro estuvo muy trabajado.
EliminarEsa mirada de Ana Torrent, tan sugestiva y particular que guardamos todos en la memoria.
ResponderEliminarUna mirada, la de la pequeña Ana, que nos concierne. Por eso nos ha perseguido desde entonces.
EliminarEn esta película se nos presenta el infierno callado de la resignación en un entorno desolador (los padres de Ana), y el impulso transgresor de quien aún no está contaminado por la viciada atmósfera de la represión y el acatamiento (la pequeña Ana). Ella siente la necesidad de explorar el exterior de la colmena, encontrar lo que anhela. Víctor Erice encontró la formulación visual de este paisaje significante en las hermosas y calibradas imágenes de Luis Cuadrado.
ResponderEliminarBesos.
Tendría que regresar de entre los muertos Ángel Fernández Santos para mejorar tu síntesis, Aurora.
ResponderEliminarUn abrazo.
Suscribo todo cuanto aquí se ha dicho con tal de dejar constancia de mi admiración por esta obra maestra de nuestro cine.
ResponderEliminarSaludos.
Existen obras como ORDET, VERTIGO o la que aquí nos ocupa, que alcanzan la plenitud. El nivel de precisión, intensidad y belleza de sus imágenes, la insondable profundidad de los contenidos, las eleva al monte Parnaso.
EliminarUn saludo.