DE REPENTE, EL ÚLTIMO VERANO (Suddenly, Last Summer)

(USA) Horizon Pictures / Columbia, 1959. 114 min. BN.

Pr: Sam Spiegel. G: Gore Vidal y Tennessee Williams, basada en la obra de Tennessee Williams. Ft: Jack Hildyard. Mt: William A. Hornbeck y Tom Sandford. DA: Oliver Messel y Joan Ellacott. Vest: Oliver Messel. Ms: Malcolm Arnold y Burton Orr. Dr: Joseph L. Mankiewicz.

Int: Elizabeth Taylor, Katharine Hepburn, Montgomery Clift, Albert Dekker, Mercedes McCambridge, Gary Raymond, Mavis Villiers, Maria Britneva, Julián Ugarte.

Os presento a la adinerada Violet Venable (Katharine Hepburn).
Esta es Catherine, su perturbada sobrina. La dulce y serena belleza de la muchacha oculta un grave trauma anclado en el pasado.
El doctor Cukrowicz (Montgomery Clift) es un notable neurocirujano a quien se le encomienda un delicado asunto relacionado con la sobrina de Violet.
 Por otro lado, Violet, ante las preguntas de Cukrowicz y su mirada escrutadora, se debate en su obstinado rechazo de una realidad oculta y terrible.
Cauto y a la vez inquisitivo, Cukrowicz intenta penetrar en el atormentado cerebro de Catherine.
Con nuestro doctor de testigo, mutuos reproches entre seres con inestabilidad mental.
Tía y sobrina. La primera desea someter a la otra a una lobotomía como solución para sus ataques.
La terrible experiencia vivida por esta mujer el último verano es el motivo de su enajenación.
Violet y Catherine sufren cada una a su manera un severo estrés mental.
Catherine enmarcada en el escenario de la institución donde está recluida.

SINOPSIS:
En Nueva Orleans, el pragmático director de una clínica para enfermedades mentales con serios problemas económicos para su mante­nimiento, encarga a un joven y eminente neurocirujano para que convenza a una viuda millonaria de que financie su modernización. Ella accederá a condición de que este doctor cure (a través de una lobotomía) la neurosis de su traumatizada sobrina.

Un estallido ante la horrible verdad..
Violet empujada a asumir lo inasumible.
El persistente doctor Cukrowicz acercándose cada vez más al núcleo del problema, encara su labor con Catherine casi como un exorcismo.
Cukrowicz y Violet frente a frente en el selvático jardín privado de su mansión, del que emergen tétricas y premonitorias estatuas.
Comienzan a surgir escenas del pasado verano: una bellísima y sensual Catherine en la playa.
Aprovechemos y regalémonos una nueva imagen de ella.
Ese flashback sitúa a Catherine y su primo Sebastian (su condición de homosexual queda patente aunque no asumida) durante unas soleadas vacaciones playeras en que ella, con su atractivo, ejerce como anzuelo inconsciente para atraer jóvenes en torno a él.
Un momento surrealista, una imagen que estremece.
Testigo horrorizada de un pesadillesco trance.
Este es el actor bilbaíno Julián Ugarte que incorpora al primo Sebastian, cuyo rostro en la película nos es hurtado.

COMENTARIO:
Hablar en este caso de fidelidad a la obra de Tennessee Williams resulta casi una obviedad pues la presencia del propio Williams acompañando a Gore Vidal en la redacción del guión, digamos que aseguraba ese apego al original literario. Pero DE REPENTE, EL ÚLTIMO VERANO va más allá del concepto “fidelidad” y así la película de Mankiewicz se convierte en el más afortunado y equilibrado acercamiento cinematográfico al denso, melodramático y desmelenado universo de este autor. Pero es que, al mismo tiempo, el talento del director conseguía empujar ese material ajeno (un mortuorio escenario de personajes enajenados, perseguidos y abrumados por un pretérito que gravita sobre ellos hasta provocarles heridas psicológicas de difícil superación) y llevarlo a su parcela, un universo refinado y complejo de múltiples sugerencias sobre el que ha construido muchas de sus películas (por cierto, utilizando aquí también una estructura de flashbacks).

Adelantándome a quienes vengan a recordarme títulos como la mítica UN TRANVÍA LLAMADO DESEO de Kazan, LA GATA SOBRE EL TEJADO DE ZINC y DULCE PÁJARO DE JUVENTUD de Richard Brooks, o LA NOCHE DE LA IGUANA de Huston, diré que siendo, con diferentes matices, todas ellas excelentes, dejándose llevar por el sello Williams, resultaban más enfáticas y desbocadas que la que nos ocupa, mesurada y contenida, cualidades que no le restan, sin embargo, una gran intensidad dramática a la hora de transmitirnos con fuerza las emociones, los mecanismos mentales, las motivaciones de las conductas humanas que siempre han apasionado a Mankiewicz, en este caso, a través de esa indagación psicoanalítica sobre el personaje de Catherine (Elizabeth Taylor) hasta su liberación.

Locura, incesto, homosexualidad y canibalismo. Casi nada. Sin duda, la obra más calenturienta y enfermiza de cuantas yo conozco de Tennessee Williams, perfectamente controlada por el genio y la inteligencia de Mankiewicz que sin alejarse de los parámetros que rigen el cosmos de su autor llega -como decíamos- a hacer suya esta historia de dos mujeres aprisionadas sin aparente escapatoria bajo la losa de un pasado reciente, oscuro y terrible. Un tercer personaje irá desgarrando trabajosamente las cortinas que lo cubren hasta exponerlo a la luz. El exorcismo liberará a Catherine y sumirá definitivamente en las tinieblas a su tía Violet.

Ya para cerrar estas líneas de observación y centrándonos en los intérpretes, decir, más bien exclamar, la necesidad de despojarnos del sombrero (y todo lo que queramos quitarnos), ante las portentosas composiciones llevadas a cabo por Liz Taylor (aquí, qué bella y buena actriz), Katharine Hepburn y un torturado Monty Clift, los tres magníficamente dirigidos y dando lo mejor de sí mismos.

Liz Taylor durante el rodaje de la película, entre plano y plano, dormitando relajada sobre una roca de Platja d'Aro mientras el sol tuesta su pecho.

NOTA:
A principios del verano de 1959, la población (masculina) de las localidades de Begur y S'Agaró, en Girona, se vio sobresaltada y excitada con la presencia de una exuberante Elizabeth Taylor que venía a rodar los escasos exteriores de la película de Joseph Mankiewicz (ver fotografía en color). Por supuesto, dado lo escabroso de la temática, en la España de entonces la exhibición de esta película permaneció prohibida durante veinte años, es decir, hasta la desaparición de la censura franquista con el advenimiento de la democracia.

22 comentarios:

  1. La película hace justicia a la cualidad poética y la atmósfera decadente de la obra de Tennesse Williams. Katharine Hepburn creo que está perfecta como la elegante Violet y a lo largo de la película evoluciona dejando ver una inquietante cara oculta. Todos los actores cumplen, incluso un Montgomery Clift bastante afectado por su accidente y sus adicciones.
    A ellos habría que añadir la figura de Sebastian Venable al que apenas entrevemos en las nebulosas secuencias del flashback, pero como aquella Sra. de Winter en “Rebecca”, su fantasma se pasea por toda la película.
    Besos.

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    1. Creo que la circunstancia personal de Monty, su aspecto dañado y ese encogimiento de inseguridad, dotan a su personaje de un plus que lo hace más complejo e interesante.
      Es curioso, Maribel, después de tantos años, hace relativamente poco descubrí en la Red una rara imagen tomada durante el rodaje costabravense al actor que incorpora a Sebastian, Julián Ugarte, al que conozco de otras películas. Muy atractivo, por cierto y totalmente adecuado a las características del personaje. Mira, he decidido incluir su imagen en este post para que cuando revisemos la película podamos ponerle rostro a esa fantasmática figura de inmaculado traje blanco antes de... que ocurra lo que ocurre.
      Un beso.

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  2. Todo un acontecimiento en la zona, sin duda, que, como no podía ser menos, dadas las esperpénticas circunstancias, el españolito de a pie se vería privado de ver en el cine.

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    1. Como los interiores se rodaron en los estudios Shepperton de Londres, les vino bien desplazarse a la Costa Brava para filmar las escenas de los flashback. Naturalmente, en la película no se menciona que ese lugar fuera España. De haber sido así, dada la terrible naturaleza de esas escenas, Franco hubiera mandado fusilar a todo el equipo sin juicio previo. De hecho, dado que la acción de la película se sitúa en Nueva Orleans, el espectador debía suponer que el lugar de esas trágicas vacaciones de Catherine y Sebastian era Méjico.

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  3. Ya estabas tardando con esta película, Teo. Aún sin conocer la obra original, a mí también me parece una fenomenal adaptación de Tennessee Williams por el solo hecho de que este autor en su dramaturgia tendía siempre a mostrar los conflictos, como tú dices, de manera muy desmelenada y con grandes efectos tanto en los diálogos como en las situaciones, todo muy fuerte y muy exterior. En cambio, aquí está todo controlado y modulado, salvo en las escenas de los flashbacks donde inevitablemente se recargan las tintas para causar el impacto requerido y que además me recuerdan a Buñuel.
    No sabía yo que había estado tanto tiempo prohibida esta película y es que yo en la época de Franco aún era una cría y solo recuerdo su cara en los sellos y las monedas.
    Un abrazo.

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    1. Hola, Aurora. Me ha dejado sorprendido tu inesperada comparación de los flashbacks de DE REPENTE, EL ÚLTIMO VERANO con el cine de Buñuel. Y lo curioso es que tienes parte de razón porque al leerte eso, de manera automática me han venido a la mente algunas imágenes tremendas de TIERRA SIN PAN y LOS OLVIDADOS. Muy perspicaz tu observación.
      Qué suerte, criatura, que con el "Generalísimo" solo fueras una niña. No sabes bien los disgustos que te ahorró tu tardío nacimiento. Enhorabuena.
      Un beso.

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  4. Bien dices que este drama, terrible drama como todos los del universo Williams, es una de las mejores adaptaciones. La atmósfera resulta perfecta para que nos sobrecoja, se siente ese miedo, el acoso y la oscuridad que se cierne sobre los personajes.
    Desde luego Williams volcó todos "sus propios demonios" en sus obras.
    Guapísima es decir poco refiriéndonos a Liz, Monty con esos ojos tan espantados... y sublime Katharine Hepburn. En fin, con todo, siendo como es una gran película, no es mi favorita de las basadas en obras de Tennessee Williams.
    Las fotos que has incluido, tremendas también.
    Un abrazo.

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    1. Decadente y enfermizo, lleno de demonios y secretos envenenados, de odio, despotismo y frustración, efectivamente, Abril, ese era el universo del sureño Tennessee Williams. Y todos esos mimbres, genialmente articulados en sus obras, quien mejor los dominó y entrelazó, en mi opinión, fue Mankiewicz en esta impresionante película.
      Un beso.

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  5. Una película absolutamente impresionante. Anonadada me dejó la primera vez que la ví. Siendo "La gata sobre el tejado de zinc" una película magnífica sobre el particular universo de T. Williams, ésta la supera ("Un tranvía llamado deseo" siendo también una buena peli me resulta algo desaforada e histriónica) convirtiéndose para una servidora, en la mejor plasmación fílmica de la peripecia vital de ese dramaturgo atribulado que fue Tennessee Williams. Y mucho -creo yo- tiene que ver en ello la dirección enérgica y sutil de Mankiewicz; que lo que podría haber sido un dramón de órdago se convierte en un film tenso y vibrante, de gran precisión y enorme inteligencia.
    Por supuesto, el trío de actores está espléndido, sobresaliendo una Elizabeth Taylor deslumbrante.
    En esta película me dí cuenta de una cosa que hasta entonces, debido a mi bisoñez, no era consciente de ello. Y es en la fuerza de los personajes ausentes sobre los que gravita el argumento del film. Sebastian es una figura "omnipresente", parece que lo conocemos todo sobre él y, sin embargo, nunca vemos su rostro y pensándolo bien, no hace falta en absoluto puesto que mayor es la potencia de su personaje en la mente del espectador. Por ello me viene a la memoria otra película de Mankiewicz en la que ya manejaba este recurso con mano maestra: en "Carta a tres esposas" todo lo máximo que vemos de Addie Ross es su brazo puesto que el resto nos lo oculta Mankiewicz tras una puerta. Sí señor, a eso se le llama estimular nuestra imaginación. La foto, querido Teo, que incluyes del actor que encarna a Sebastian es muy, muy inquietante y cuadra muy bien con la naturaleza del personaje.
    Abrazos.

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    1. No puedo estar más de acuerdo con tu diagnóstico, Miriam, tanto el que le aplicas a esta película como cuando con cuatro palabras defines perfectamente las características del cine de Mankiewicz (tenso, vibrante, preciso e inteligente). Y como dices, ese recurso, de gran eficacia dramática, del personaje "omnipresente" pero no visible sobre el que gira la trama, ha sido utilizado por este escritor-realizador en varias ocasiones. Tú te acuerdas de "CARTA A TRES ESPOSAS" y yo añado "LA HUELLA", donde la esposa de Andrew Wyke (Laurence Olivier) está "presente" desde que empieza la película hasta que termina sin que nunca entre en escena, salvo, eso sí (como en "REBECA"), aparezca pintada en un cuadro con los rasgos de Joanne Woodward.
      Sí, sí, es curioso, que el actor elegido para incorporar a Sebastian, cuyo rostro nunca vemos, tuviera unos rasgos tan "apropiados" a las oscuras características del personaje. Curioso, curioso.
      Hasta la próxima, un beso.

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  6. Apasionante post, pero quería decir una cosa. Con ser esta que comentáis una de las mejores películas de Mankiewicz, a mí me parecen más representativas de este director aquellas en que los protagonistas son individuos/as con una inteligencia superior y en virtud de esa preeminencia, dominan a los demás y los manipulan a su antojo para beneficio propio o satisfacer oscuros planes. ¿No crees, Teo Calderón?
    Saludos de Inma.

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    1. Hola, Inma. No solo creo lo que expones ahí arriba sino que lo afirmo y, en efecto, son esos personajes los que forman la columna vertebral de la mayor parte de su filmografía. Son los protagonistas de muchos títulos que podríamos traer a colación desde aquel Ulysses Diello de OPERACIÓN CICERÓN (Five Fingers) y el Marco Antonio de la shakespeariana JULIO CÉSAR. Pero bastarán la Eve Harrington de EVA AL DESNUDO, el Cecil Fox de MUJERES EN VENECIA (The Honey Pot) y el Paris Pitman de EL DÍA DE LOS TRAMPOSOS (There Was a Crooked Man) para que quede diáfano para todos lo que haces notar en tu cortito pero agudo comentario.
      Un abrazo.

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  7. Abundando en lo que dice Inma. que me parece muy interesante, en "La huella" se da esa circunstancia del personaje de inteligencia superior quien con el orgullo herido urde una elaborada "representación" con oscuros fines vengativos. En ese duelo de intelectos llega un momento en que se produce un giro de 180 grados, y el demiurgo acaba asumiendo el papel de víctima de un engaño de ida y vuelta.
    Un saludo.

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    1. Hablando de LA HUELLA (Sleuth), totalmente de acuerdo. Y si me apuras un poco, Gonzalo, hilando fino, es posible que en algunos aspectos, el personaje de Violet Venable mantenga concomitancias con aquel Andrew Wyke (Laurence Olivier). Tal vez...
      Un saludo.

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  8. Vuelvo a intervenir en este post pero ahora para hablar de otra película de Mankiewicz. Por fin he podido ver "The Quiet American" que según calculo fue el anterior título rodado por Mankiewicz al que ahora se comenta. Como supongo que conoces la peli ¿qué opinas de ella? A mí me ha dejado algo desconcertada y dicho sea de paso, me parece mucho más clara la nueva versión con Michael Caine y Brendan Fraser.
    Un abrazo.

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    1. Hola de nuevo, Aurora.
      Supones bien, conozco THE QUIET AMERICAN (1958) y ese desconcierto tuyo en cierto modo es comprensible porque creo que ni el propio Graham Greene no estaba muy seguro de algunos elementos del material que manejó en su novela (que perdonen mi audacia los que sepan más del asunto). Según declaraciones del propio Mankiewicz, “lo que me interesó de la novela de Greene fue ver cómo las emociones de un hombre podían afectar sus convicciones políticas”.
      Mankiewicz creo que efectuó una adaptación que si en la letra sigue con aparente fidelidad las páginas del libro, el sentido de lo narrado en ellas quedó bastante trastocado, con el consiguiente enfado del autor (bueno, los autores siempre se enfadan). Así, esta adaptación se quedó en un interesante ejercicio, denso y algo confuso en sus contenidos, en el que los dos protagonistas establecen una rela­ción antagónica (con una mujer de por medio) en un oscurecido contexto en el que se habla de forma imprecisa de unos “plásticos que explotan”.
      A destacar, eso sí, unos dostoievskianos diálogos, escritos por Mankiewicz con la inteligencia y brillantez que le eran características, especialmente los establecidos entre el periodista británico y el policía francés, personaje este último que de alguna manera viene a representar la postura del director.
      La versión moderna de Philip Noyce resulta más "inteligible" porque está realizada "a toro pasado" y se contaba con la perspectiva histórica y unos elementos de juicio que en 1958 no existían (o entonces estaban en gestación).
      Un abrazo.

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  9. Resultan curiosas las conexiones que pueden establecerse, aún en contra de nuestra voluntad, cuando vemos determinadas películas. Por ejemplo, como ya apuntaban por ahí arriba, las secuencias de los flashbacks en “De repente, el último verano” remitían a ciertas películas de Buñuel. Pues bien, a mí esas mismas secuencias me transportan a algunos momentos de “Stromboli” de Rossellini. Ya véis.
    Saludos.

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    1. Mankiewicz (un tipo nacido en Pennsylvania), podríamos, sin embargo, calificarle como el más europeo de los directores americanos y no sé si por eso, siempre que podía gustaba de rodar lejos de Hollywood. Y es que la afilada inteligencia de Joseph Leo, su cultura e inquietudes (no hablemos de su hermano mayor, Herman, guionista de CIUDADANO KANE), no acababan de encajar en los delimitados cauces establecidos por aquella estructura dedicada a industrializar el arte. Por eso, no es extraño que se detecten "influencias" europeas en su cine. Respecto a esa referencia del Rossellini de STROMBOLI en los flashbacks no la veo tanto, salvo quizá por el contexto.
      Un saludo.

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  10. Hola Teo!
    Todavía no me había pasado por tu blog, no me esperaba menos, todo un placer leer tus entradas y los estupendos análisis que nos ofreces sobre las películas.
    Hace bastante desde la ultima vez que la vi, lo que si no se me olvida es la impresionante presencia de E. Taylor. Bueno, lo que no recordaba era esa estatua del jardín, como para encontrártela de noche...
    Saludos!

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    1. Gracias por tu visita, Fran. Aquí estamos para cuando desees repetirla. Mientras, seguiremos hablando de lo que nos gusta: el cine, las películas.
      Creo que la Taylor nunca lució tan bella (y buena actriz) como en las dos películas que rodó a las órdenes de Mankiewicz. En cuanto a esa espectral y mortuoria imagen colocada en el frondoso jardín de Violet Venable... digamos que yo tampoco pasearía de noche por esa acotada jungla; si no me mata del susto la referida estatua, lo haría la fotosíntesis, es decir, las dosis de dióxido de carbono que exhalaría la vegetación del lugar, jeje!.
      Un saludo.

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  11. Debo decir para ser sincero que no me gustó esta película. Creo que ha envejecido mal. Y no le daré toda la culpa al director, que hace lo que puede. A mi modo de ver, la trama se basa en un misterio inexistente para el espectador actual; y la protagonista no parece precisar ninguna lobotomía. Con lo cual, resulta difícil conectar con la historia, y los problemas de Clift con su parálisis facial tampoco ayudan.

    El único verdadero atractivo es la belleza incontestable de Elisabeth Taylor, que Mankiewicz volvió a aprovechar sin rubor en la posterior "Cleopatra".

    Ello sea dicho sin desmerecer tu análisis, que me parece brillante, como de costumbre.

    Saludos.

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    1. Es lo que tienen algunas historias que nos cuentan (novelas, obras de teatro o peliculas), que según transcurre el tiempo y en el mundo la sociedad va asumiendo nuevos conceptos, su alcance y sentido se ven afectados y pueden quedar datadas. Por ejemplo, el problema de la homosexualidad de Brick de “La gata sobre el tejado de zinc” hoy carecería del dramatismo que le imprimió Williams, y algo semejante con el “oscuro secreto” de Sebastian Venable en la que ahora nos ocupa. Pero, claro, aquí no estamos tanto para juzgar la historia tal como se concibió en su día sobre el papel (sobre todo si lo hacemos con los parámetros del siglo XXI) sino más bien para analizar todo el asunto desde una óptica más amplia que afecte a las virtudes o carencias de una puesta en escena -en este caso- cinematográfica que en opinión del que suscribe trasciende la pura “anécdota” para desembocar en amargas reflexiones sobre los alienantes infiernos mentales del ser humano. Y creo que las potentes pero muy calibradas imágenes de Mankiewicz vuelan, aún hoy, muy alto hasta descubrirnos la cara oculta de la Luna.
      Un saludo.

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