EL APARTAMENTO (The Apartment)

(USA) United Artists / The Mirisch Company, 1960. 125 min. BN. Panavision.

G: Billy Wilder y I.A.L. Diamond. Ft: Joseph La Shelle. Mt: Daniel Mandell. DA: Alexander Trauner. Vest: (sin acreditar) Irene Caine y Forrest Butler. Ms: Adolph Deutsch y sin acreditar John Williams (solos de piano y orquestador). Pr y Dr: Billy Wilder.

Int: Jack Lemmon, Shirley MacLaine, Fred MacMurray, Ray Walston, Edie Adams, Jack Kruschen, David Lewis, Hope Holiday, Joan Shawlee, David White, Naomi Stevens, Johnny Seven,Willard Waterman, Joyce Jameson.

Un posado de los tres protagonistas de esta historia: el sufrido oficinista C.C. Baxter (Jack Lemmon), la simpática ascensorista Fran Kubelik (Shirley MacLaine) y el jefe de todo Jeff Sheldrake (Fred MacMurray).
Baxter dirigiéndose a su mesa en las inmensas oficinas de la compañía de seguros donde trabaja.
Inmerso en el monótono curro diario.
Un oportuno saludo a la señorita Kubelik en el ascensor que ella maneja. 
Baxter aceptando una inesperada deferencia de la Kubelik.
En la fiesta, víspera de Navidad, que celebran los empleados en la empresa, Baxter y Kubelik conversan con Miss Olsen (Edie Adams), la secretaria de Sheldrake. 
Kubelik escucha a Miss Olsen, despechada por el finiquitado affaire con su jefe, escupiendo veneno por su boquita ante su sospecha de que la ascensorista ha "heredado" ese privilegio.
El servicial Baxter replanteándose su papel en la empresa ante el hecho de tener que prestar su apartamento para los ligues de sus jefes inmediatos.
Cenando solo ante el televisor.
Un revelador espejo roto, teniendo en cuenta quién es su dueña.
Una elocuente imagen del sufrido Baxter con la llave de su apartamento.

SINOPSIS:
En Nueva York, un mediocre oficinista con deseos de ascender en la empresa donde trabaja, una compañía de seguros, presta su apartamento para los ligues ocasionales de sus jefes, llegando a descubrir que uno de ellos lleva a la chica de la que él está secretamente enamorado.

En efecto, la señorita Kubelik es la nueva amante secreta de Sheldrake.
...y ahí están ambos cenando en el discreto restaurante chino con pianista al que acuden habitualmente.
En la barra de un bar, gente solitaria en las horas previas a la cena de nochebuena. Ellos son la pobre Sra. MacDougall (Hope Holiday) cuyo marido jockey está encarcelado en La Habana, y nuestro hombre Baxter que no puede acceder a su apartamento, ocupado por uno de sus jefes.
Aquí tenemos a Dobisch (Ray Walston) y su ligue llamando a Baxter desde un bar para... ¿adivinan para qué?
La ilusa Kubelik, enamorada de su jefe, comprendiendo al fin que él nunca dejará a su familia para unirse a ella, como le había prometido en diversas ocasiones.
Baxter siempre ha estado colado por la Kubelik pero sus expectativas se derrumban cuando se entera del "romance" que mantiene con su jefe.
El desaprensivo Sheldrake a punto de recibir una mala noticia.
El ascendido Baxter (por servicios prestados más allá del deber), a punto de renunciar.
Baxter y Kubelik neutralizan sus respectivos desengaños compartiendo apartamento... de momento.

COMENTARIO:
Después de la extrovertida comicidad de CON FALDAS Y A LO LOCO, parece como si Wilder y Diamond hubieran decidido efectuar un cambio de agujas para regresar a un territorio frío y sombrío, a la invernal realidad del cotidiano devenir de un pobre diablo que nos representa a muchos. No obstante, para hacer viable ese proyecto creyeron conveniente conservar un ligero barniz de comedia que facilitara la ingestión de una píldora ciertamente amarga. Tal vez porque así podían llegar mejor a un espectro más amplio de público, pero, sobre todo, porque en aquellos momentos en el cine americano la crítica social tenía un techo que no podía traspasarse, aunque Wilder (como Preminger) siempre intentara romperlo a cabezazos.

Dicho esto, EL APARTAMENTO (valorada por quien esto escribe como una de las tres mejores películas de Billy Wilder) resulta una comedia triste y ácida, documento demoledor -pese a sus dosis de comicidad- sobre las costumbres y los métodos de supervivencia en la jungla urbana norteamericana del momento. De hecho, se trata de un drama apenas encubierto en el que Wilder pasea su mirada inevitablemente pesimista, por las humillaciones, bajezas y frustraciones cotidianas que jalonan la existencia de un americano medio (certeramente encarnado por un espléndido Jack Lemmon), inmerso en un siste­ma competitivo cuya escala de valores se ha diluído en las reglas del juego que impone una socie­dad profundamente inmoral y corrupta.

Seguramente buena parte de la vaselina que el realizador se vio obligado a utilizar para poder "deslizar" tan áspero comentario a algunos aspectos de la realidad yanqui (y más ampliamente, sobre la condición humana) estuvo en ese desenlace falsa­mente feliz en el que sus dos protagonistas “liberados” juegan a las cartas fuera de la realidad, sin pensar en el futuro ni en las consecuencias de su postura porque viven un momento emocional que, en cualquier caso, se adivina efímero.

Oscars: película, director, guión. 

12 comentarios:

  1. Uno de los mejores guiones de la historia del cine. Quizá el mejor.

    Saludos.

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  2. Muy probable. Aunque, reconóceme que solo entre películas de Mankiewicz y Wilder resultaría arduo elegir tres para el podio.
    Un saludo.

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  3. Jamás una llave tuvo tanto protagonismo y creó tal grado de incertidumbre, como en esta película.

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    1. Jaja!, sí, esa llave se convierte en la vergonzante metáfora de nuestro servil acomodamiento, de la implícita asunción de un cotidiano acto de cobardía que espera un "premio", tal vez el de otra llave, la del lavabo de los ejecutivos. En suma, nuestra rendición a un sistema opresor y por tanto, sin escala de valores.

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  4. Si “El apartamento” queremos considerarla una comedia, es una de las más duras que he visto en mi vida. Puedes soltar algunas carcajadas pero casi inmediatamente te arrepientes de haber reído. Los personajes y su contexto son muy reconocibles y disfrutas con los brillantes diálogos pero no por ello resulta todo menos negro.
    Saludos.

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    1. Creo que Wilder y Diamond, o los hermanos Mankiewicz, Herman y Joseph L., en su faceta de guionistas eran tipos que conocían como nadie la naturaleza humana. De ahí que sus películas, en el caso de las de Billy Wilder, nos diviertan y a la vez provoquen un cierto estremecimiento a la hora de hacernos más conscientes de ese condicionamiento social que nos moldea.
      Un saludo.

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  5. Teo, “El apartamento” son palabras mayores, y también es complicado decir algo más sobre esta obra maestra, otra más de Billy Wilder. Tu comentario resume perfectamente las claves de esta película clásica e imprescindible que nos lleva en volandas entre risas culpables y cierto grado irritación tierna y empática con los protagonistas. Una comedia ácida como bien dices pero sobre todo muy lúcida, como también apuntas, porque es más clarificadora que cualquier obra dramática que se precie a la hora de retratar las miserias humanas del americano medio, y por extensión de cualquier persona, absorbido por la vorágine despersonalizadora y cruel de una máquina social y laboral que acostumbra a triturar y humillar sin compasión al individuo y su dignidad a cambio de unas míseras migajas, en el caso de Baxter la promesa de un ascenso que colme sus ambiciones de progreso.

    Curiosamente el marco temporal, la Navidad, lo mismo que en las pelis anteriores que nos has traído al blog, ayuda a cargar aún más el tinte en la soledad y la sinrazón que preside a menudo la enorme noria alrededor de la cual los seres humanos damos y damos vueltas olvidando lo esencial de la vida, pero esclavos al mismo tiempo de unas necesidades y objetivos perentorios que no siempre son los nuestros sino los del propio sistema que nos mantiene a menudo atados girando y girando sin un horizonte claro.
    En esta peli, todos sus personajes son parte de esa cadena que no hace más que generar insatisfacción y falsas percepciones e ilusiones, incluso a los que se aprovechan de sus privilegios espurios por estar un peldaño por encima los demás. Y nuestros protagonistas, Baxter y Kubelik, unos maravillosos Jack Lemmon y Shirley MacLaine, son el paradigma de esta metáfora sobre la sumisión al sistema como muy bien calificas en uno de tus comentarios.

    Los dos actores bordan sus papeles, él como el “pagafantas” más sublime y patético de la historia del cine que aparentemente se redime al final rebelándose contra su mísera condición de alcahuete sin dignidad y Shirley MacLaine interpretando a una ascensorista enamoradiza, ilusa y encantadora. Dos personajes solitarios, perdidos y devorados por la dinámica infernal de un mundo laboral y social donde son sólo unos números y para los que, después de muchas vicisitudes, el amor es su única tabla de salvación.

    Como dice Gonzalo en su comentario será una comedia, pero enseguida te arrepientes de las carcajadas que te provoca. Son risas amargas y culpables. Como amargo y ambiguo, aunque queramos verlo esperanzador y romántico para nuestros protagonistas, es ese final con los dos jugando a las cartas entre las cuatro paredes del apartamento que con acierto da el título a la película.

    Un saludo.

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    1. Aún siendo tu análisis y el mío básicamente coincidentes, el tuyo, en la amplitud de su contenido, viene a complementar y enriquecer la exposición de los aspectos más destacables que definen esta icónica "masterpiece" de Billy Wilder. Ahí queda, pues, para quienes, de nuevas o revisándola, decidan valorarla en la medida en que aquí lo hacemos.
      Un saludo.

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  6. Con "El apartamento", Wilder inauguraba una trilogía de comedias ácidas y despiadadamente críticas para con la sociedad norteamericana y su "American Way of Life" que iría completando con "Bésame, tonto" y "En bandeja de plata". Creo que con estos tres títulos el más ingenioso alumno de Lubitsch tocaba techo, como dices tú. ¡Qué grande era este director y cuán ilustrativas siguen siendo sus películas! A todos los niveles.
    Saludos.

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    1. Tienes razón, pero la acidez, el inconformismo y la crítica social y política no se concentraron sólo en ese tríptico improvisado por ti. Recuerda que después de EL APARTAMENTO rodó UNO, DOS, TRES donde no sólo salía trasquilada la sociedad capitalista. Había palos para todos: corruptibles comunistas y, desde luego, ávidos y desalmados representantes de un capitalismo expansivo. Todos jocosamente satirizados.

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  7. Tienes razón. Por un lapsus no había tenido en cuenta esa demoledora comedia. Además, una de las más divertidas de Wilder.

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  8. Hola Teo!
    Coincido plenamente con el comentario de Ricard, pocas mentes pueden crear un guion como este. Otra de esas películas que pertenecen a una categoría especial. Esas muy bien elegidas imágenes con sus pies de foto junto con tu acertada disección me dejan muy poco que añadir, también los comentarios profundizan sobre la brillantez de esta película. Hay algunos detalles dignos de mención, a mi por ejemplo me sorprende mucho el detalle de las castañuelas de la ascensorista, al parecer era habitual por aquel entonces el uso de este instrumento. En cuanto a la fiesta en la oficina, no me imagino lo que debió de ser en su estreno en España contemplar ese alboroto fiestero para muchos empleados...jeje Luego este ese Jack Lemmon comiendo y viendo la tele con aquella especie de mando a distancia en el sillón, tecnología de la época... Me fascina esa manera de contar las copas que llevas dentro con la aceituna y el palillo. Esa manera de colar los spaghetti. Bueno, así podríamos seguir con un montón de pequeñas cosas.
    Saludos!

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