QUÉ BELLO ES VIVIR! (It's a Wonderful Life)

(USA) Liberty Films, 1946. 130 min. BN.

G: Frances Goodrich, Albert Hackett y Frank Capra. Ft: Joseph Biroc y Joseph Walker. Mt: William Hornbeck. DA: Jack Okey y William Cameron Menzies (sin acreditar). Vest: Edward Stevenson. Ms: Dimitri Tiomkin. Pr y Dr: Frank Capra.

Int: James Stewart, Donna Reed, Lionel Barymore, Thomas Mitchell, Henry Travers, Gloria Grahame, Beulah Bondi, Frank Faylen, Ward Bond, H.B. Warner, Frank Albertson, Todd Karns, Samuel S. Hinds, Mary Treen, Bobbie Anderson, Virginia Patton, Sheldon Leonard, Lillian Randolph, Charles Lane, Argentina Brunetti, Charles Halton, Ellen Corby.

La película comienza en la localidad de Bedford Falls con la imagen congelada de un buen hombre: George Bailey (James Stewart).
Retrocediendo en el tiempo vemos George cuando era niño (Bobbie Anderson).
El pequeño Bailey trabaja en la farmacia del atribulado señor Gower (H.B. Warner).
El joven Bailey está enamorado de Mary (Dona Reed).
Un primer plano de la ilusionada Mary.
Harry (Todd Karns) presenta su prometida Ruth (Virginia Patton) a su hermano George y al tío Billy (Thomas Mitchell).
Papá Bailey (Samuel S. Hinds) discute con su hijo George los problemas que acarrea del pequeño banco que dirige. 
El despiadado banquero Potter (Lionel Barrymore) se la tiene jurada a la honesta entidad de empréstitos del padre de George.
El futuro del pequeño banco de los Bailey está en las manos del perverso Potter.
Y aquí tenemos a Clarence (Henry Travers), un ángel de segunda recién enviado a la Tierra para ayudar al desesperado George.
Un intento de suicidio convertido en un salvamento.

SINOPSIS:
En una pequeña ciudad, la víspera de Navidad un hombre bueno está a punto de suicidarse. Creció siendo un muchacho honesto y generoso hasta convertirse en un ciudadano ejemplar, merecedor del cariño de todos. Consiguió evitar que el negocio familiar, un pequeño banco que siempre concedió créditos a quien de veras lo necesitaba, se viniera abajo con la muerte del padre y las malas artes de un desalmado banquero competidor. Así, finalmente sus esfuerzos no evitaron la quiebra. Ahora va a tirarse desde un puente, pero un ángel con el aspecto de un ancianito bonachón tratará de convencerle que su vida no ha sido un fracaso.

El tío Billy y George metidos en un callejón sin aparente salida.
Ahí estaba Clarence, tratando de hacer méritos para ganarse unas alas.
La atractiva y algo casquivana Violet (Gloria Grahame) conoce a George desde que eran niños y siempre se sintió atraída por él pero su rival siempre fue Mary.
En medio de una situación muy difícil, Mary demostrando su amor y su fe en George.
Viviendo una negra realidad alternativa.
Desesperado, incluso aterrado, George en esa tenebrosa Bedford Falls "sin él".
George en una noche negra, sobre el puente contempla las frías aguas del río como una salida a su desesperación.
Parece que los ciudadanos de Bedford Falls toman conciencia, ayudando a George.
Violet mira el noble rostro de George con amor y admiración.
Con la celestial y discreta ayuda de Clarence (que por fin gana sus alas) las aguas vuelven a su cauce.
La familia y los amigos, el último refugio para un hombre generoso.
George eleva la mirada hacia... el Cielo? tal vez en agradecimiento a la intervención de Clarence.

COMENTARIO:
En el momento de afrontar el rodaje de QUÉ BELLO ES VIVIR! tras haber realizado media docena de cortometrajes documentales sobre la II Guerra Mundial, ya se le nota a Capra que le resultaba más trabajoso que en años y trabajos anteriores mantener esa fe inquebrantable y ese optimismo sobre la condición humana (las principales razones volaron por los aires tras seis años de Contienda). Después de esta película ya nunca lo recuperaría. Es más, en ella ha de recurrir a una trampa "divina" y una epifanía colectiva como recursos de guión para salvar al solidario, inteligente pero ingenuo protagonista de la catástrofe total. Pero centrándonos en lo estrictamente cinematográfico, la película contó con un magnífico guión escrito, repasado, modificado, pulido y enriquecido por un puñado de ilustres nombres, un reparto espléndido de queridos secundarios en el que todos –hasta el último figurante– están perfectos y todo ello amalgamado por la alquimia de Capra o dicho de otra manera, por esa sabiduría o mágica habilidad suya para el dibujo social y humano, dando como resultado una obra maestra de ejemplar puesta en escena y a todas luces su film más representativo, que el paso de los años ha ido revalorizando (aunque ahora nos resulte incomprensible, inicialmente resultó un fracaso de taquilla) hasta convertirlo en una obra emblemática, obligado punto de referencia en las televisiones de todo el mundo cuando llegan las fechas navideñas.

Una película repleta de secuencias imborrables en nuestra memoria, cuyas imágenes en algunos momentos alcanzan las más altas cotas de emoción o bien, en otros, utilizando mecanismos de un film de terror, nos sumergen en una visión alternativa del mismo escenario al que le faltara una pieza (el sombrío episodio de Bedford Falls sin la existencia de George Bailey). Todo ese rosario de cuentas perfectamente ordenadas y engarzadas nos seducen de nuevo, enganchándonos cada vez que es proyectada sobre una pantalla o emitida en cualquier cadena de televisión. Ah! si el mundo y las personas fueran así... si hubiera ángeles en el Cielo necesitando hacer méritos para ganarse unas alas... 

22 comentarios:

  1. Sabemos bien que nuestros problemas no los va resolver ningún ángel pero esta maravillosa película nos hace creer ilusoriamente durante dos horas que todo es posible en nuestro podrido mundo. Uno de los milagros de aquel cine en estado puro que se hacía cuando aún no habíamos perdido la inocencia. ¡Feliz Navidad!

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    1. Una de aquellas grandes películas que se hacían para un mundo del que nos expulsaron (como del Paraíso Terrenal) cuando perdimos la inocencia, lo que me lleva a recordar que somos esclavos de una desoladora realidad. El mérito estará en que sepamos superar los obstáculos y decepciones con los que tropezamos sin tener que recurrir a la ayuda “angelical”. Mientras lo logramos, ¡un abrazo!

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    2. Jaja! Por lo menos, procura no saltar desde ningún puente que quedan muchas películas por ver.

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    3. No te preocupes, creo que eso me detendrá.

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  2. Voy a salirme de los comentarios habituales y recordar un momento espléndido de mi querida Gloria Grahame: en plena calle pasa contoneándose delante de James Stewart y Ward Bond y éste se la queda mirando y dice, casi suspirando "creo que voy a ir hasta casa a ver qué hace mi mujer". Glorioso, en todos los sentidos.

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    1. Jaja! ese paseo de la cimbreante Violet ante la mirada de George y el policía, menudo momento sugerente coronado y “potenciado” con esa malévola línea de diálogo. Aquel poder de síntesis y de sugerencia... creo que también se ha perdido.

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    2. Antes os habéis referido a la inocencia y eso me lleva a la que mantenía Clarence, un ángel encantador que seguía disfrutando con Tom Sawyer.

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    3. Lamentablemente, con el paisaje social roto, en el momento en que se rodó QUÉ BELLO ES VIVIR!, (al término de la II Guerra Mundial) valores como la inocencia y la solidaridad ya estaban en recesión.

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    4. Sí, es verdad, así fue. Y eso podría explicar en parte el escaso éxito que tuvo “Qué bello es vivir” cuando en su época se estrenó en Estados Unidos. Eso, y que no estuvo amparada por los grandes estudios al ser una producción independiente.
      Ahora puede parecernos increible aquel fracaso de taquilla. Cuando la veo anunciada en alguna cadena de televisión, me digo “¡pero si ya la he visto un montón de veces!”. Sin embargo, me resulta imposible sustraerme ante el deseo de regresar a ella. Siempre vuelve a emocionarme.

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  3. Peter López Bellón20 de diciembre de 2023, 19:26

    La enorme popularidad de esta película, su condición de icono navideño y cinematográfico y el trascender claramente al cine para entrar de lleno al ámbito de la cultura general, impide, en muchas ocasiones valorar adecuadamente la calidad de esta película. Pero es realmente magnífica, como nos detallas en tu magnífico post Teo. Absolutamente genial la habilidad narrativa de Capra. ¡Qué bello es vivir! es de esas obras que se "hacen nuevas" con cada visionado.

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    1. En el devenir del cine existen unos cuantos títulos -como el que nos ocupa- que con ligeras variaciones (sobra uno, falta otro) tenemos todos en la cabeza y que finalmente, con el paso del tiempo, han ido bajando desde el hipocampo hasta aposentarse en nuestro corazón. Películas que nos han hecho mejores personas, o eso me gusta creer.

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  4. Imprescindible en Navidades.

    Saludos.

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    1. Sí. Estas fiestas no se conciben sin el turrón, la botella de sidra y algún pase televisivo de ¡QUÉ BELLO ES VIVIR!

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  5. Todo un clásico muy oportunamente traído a tu blog.

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    1. Si no comento la película de Capra en estas fechas, reviento.

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  6. Puede parecer desmesurada y es que el exceso de gags puede agotar al espectador pero es desternillante. Hasta el cartel me gusta.
    Una comedia loca loca como ya indica su título. Tiene muchos momentos de espeluznante humor y ahí tenemos la prolongada escena final con todos los personajes en la ecalera de incendios; es buenisima.
    La ristra de comediantes que reune la película incluyendo a los que solo desfilan un momento, resulta interminable pero por encima de todo quiero mencionar a Spencer Tracy... ¡grandisimo actor!
    ¡A pasarlo bien estas fiestas!

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    1. Spencer Tracy que por entonces se había convertido en el actor fetiche de Stanley Kramer, está espléndido y su presencia y su forma de actuar contrastan adecuadamente con la del resto de protagonistas mucho más desmadrados en la gesticulación. Casi, casi parecía un personaje de otra película que se hubiera colado en ésta.
      Un abrazo y ¡felices fiestas!.

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  7. Teo, me he reído a gusto con tu confesión de que si no sacas esta entrada revientas, porque da la casualidad de que estos días andaba pensando qué nueva película nos traerías a colación y especulaba sobre si sería o no un título clásico de Navidad a cuenta las fechas en las que estamos. La verdad es que la primera que me vino a la cabeza fue -¡Que bello es vivir! -, la mítica y maravillosa obra de Capra. No podía ser otra, pensé, cuando al final me encontré con tu publicación, teniendo en cuenta además que James Stewart, su protagonista, en la que es probablemente la mejor interpretación de su carrera (Vértigo aparte), acabábamos de dejarlo “embrujado” y enamorado de Kim Novak en la anterior entrada.

    Hablando ya más en serio, creo que es difícil aportar nada nuevo sobre un filme mítico como éste y sobre el que ya está casi todo dicho, aunque es verdad, como dice Peter en su comentario, que es una de esas obras que se renuevan a cada visionado. Algo que depende además del la época de tu vida que te hace apreciarla desde otros prismas que no habías apreciado anteriormente.
    Creo que resumes muy bien lo que significa y representa esta película en la historia del cine, una obra que se ha ganado el corazón de millones de espectadores durante décadas y que se ha convertido merecidamente en un icono del cine en general, y del género navideño, por denominarlo de alguna manera, en particular. Y particularizando todavía más, independientemente de que la he vuelto a ver por enésima vez aprovechando tu entrada y me ha vuelto atrapar como siempre, para mí tiene un significado especial porque ésta era la película favorita de una persona muy allegada que nos ha dejado este año y espero que esté por ahí arriba en compañía de alguien como el entrañable Clarence intentando ganarse también unas alas que tanto merecía.

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  8. Como ya habéis comentado también, ésta era para Capra también su película preferida y en ella, más que en ninguna otra, están reflejados prácticamente todos los rasgos característicos de su cine, la marca personal que imprimió a toda su filmografía tratando de forma recurrente temáticas como el valor de la familia, los buenos sentimientos, el optimismo, una vida basada en ideales y la importancia de la amistad y las relaciones personales… Una serie de aspectos, entre otros, que se potencian especialmente en estas fechas. Por eso, más allá de los valores cinematográficos intrínsecos de esta obra maestra con unos planteamientos e ideas que luego se han repetido hasta la saciedad intentando copiar la fórmula, la gran mayoría con peor fortuna, “It's a Wonderful Life” ha transcendido el territorio del séptimo arte para convertirse en un emblema cultural, especialmente en Estados Unidos, al representar las bases de lo que ellos entienden como ideal tradicional americano.

    Como en muchos de los grandes directores clásicos, tal como ya hemos comentado respecto a películas anteriores, si rascamos debajo de su obra subyacen también otros aspectos menos luminosos y algunas dudas. Lo normal. A veces se puede adivinar la sombra alargada de la demagogia y ciertos postulados sujetos a los planteamientos coyunturales de la época que les tocó vivir, y esta película no es una excepción. Pero en este caso la balanza positiva gana por goleada logrando juntar en un cóctel perfecto y genial toda una serie de cuestiones que nos atañen a todos como seres humanos. Una historia maravillosamente contada y rodada que te agarra por las tripas a nivel emocional planteando cuestiones filosóficas y universales como la felicidad, la amistad, el amor, la familia; y abordando al mismo tiempo temas y problemáticas sociales y económicos que siguen siendo tremendamente modernos y actuales. Y como guinda del pastel un ángel de la guarda, Clarence, por medio.

    El caso es que podría estar hablando horas y horas de esta película y de sus magníficos intérpretes. Y de pelis navideñas. Y del cine Capra. Y de ángeles y demonios.

    Nada Teo, que me ha sentado de maravilla, con más nostalgia si cabe, volver a ver “Qué bello es vivir”. Sobre todo esta Navidad. Y si me permites una pequeña broma te diré que te has ganado unas alas; cinematográficas pero alas al fin y al cabo.

    ¡Felices fiestas!

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    1. Reconoces en tu espléndido comentario que a estas alturas (de la película) resulta difícil aportar nada nuevo sobre ¡QUÉ BELLO ES VIVIR!, tan vista y comentada a lo largo de décadas a través de sucesivas reposiciones y emisiones televisivas. Sí, se ha hablado y escrito mucho sobre la emblemática película de Capra, sin embargo, por una cuestión generacional, siempre hay alguien nuevo que la descubre y se incorpora al culto. Así que estos periódicos y entusiastas acercamientos supongo que vienen bien para los nuevos cofrades.
      Gracias por tus amables palabras en referencia a este blog. El que suscribe, como padre de la criatura, hace lo que puede en la medida de sus limitaciones.
      Un abrazo y a pasarlo bien, por lo menos durante los próximos dieciséis días.

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  9. Hola Teo!
    Posiblemente figura entre las películas que mas veces he visto. Supongo que como el resto tengo mis manías y rituales a la hora de ponerme delante de una pantalla, trato de estar totalmente aislado de estímulos externos, apenas luz (prefiero la oscuridad total aunque a Carmen no le agrada...) y sin conexión con el mundo exterior. Con esta delicia de Capra es como si viajases en el tiempo, por momentos me siento un vecino mas de Bedfor Falls...
    Siempre un placer pasar por tu blog.
    Un abrazo y feliz navidad!

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    1. Creo que no son manías. En cuanto a ese "ritual" de contemplar las películas en una aislante oscuridad está claro (lo sé por mí que me ocurre lo mismo) que se trata de un deseo inconsciente (o no tan inconsciente) de ver el cine en el cine, sobre todo con obras tan absorbentes como la que comentamos... aunque siempre nos faltarían doscientos espectadores a nuestro alrededor compartiendo la experiencia y alimentando nuestra percepción.
      En plenas fiestas, ahí va un abrazo.

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