GLADIATOR

(USA-GB) Universal / Dreamworks / Scott Free, 1999-2000. 155 min. Color. Panavision.

Pr: Douglas Wick, Branko Lustig y David Franzoni. G: David Franzoni, John Logan y William Nicholson. Ft: John Mathieson. Mt: Pietro Scalla. DP: Arthur Max. Vest: Janty Yates. Ms: Hans Zimmer y Lisa Gerrard. Dr: Ridley Scott.

Int: Russell Crowe, Joaquin Phoenix, Connie Nielsen, Oliver Reed, Richard Harris, Derek Jacobi, Djimon Hounsou, David Schofield, John Shrapnel, David Hemmings, Giannina Faccio, Tomas Arana, Ralf Moeller, Tommy Flanagan, Spencer Treat Clark, Sven-Ole Thorsen, Giorgio Cantarini, Tony Curran.

El protagonista de esta dramática historia, Maximus (Russell Crowe), alto militar a las órdenes de Marco Aurelio.

He aquí la familia de Maximus: su esposa (Giannina Facio, esposa en la vida real de Ridley Scott)) y su hijo (Giorgio Cantarini) que esperan su regreso de la guerra, pero que ignoran el aciago destino que les espera.

Maximus se cerciora de que los hombres a su mando están preparados para entrar en combate en los brumosos bosques de Germania.

Dentro y fuera del campo de batalla, Marco Aurelio (Richard Harris) confía en su general Maximus al que ama y respeta como a un hijo.

Cómodo (Joaquin Phoenix), hijo de Marco Aurelio, enfermo de celos y ambición, tiene en mente una idea terrible que llevará a cabo de manera implacable: asesinar a su padre.

A la muerte de Marco Aurelio, su hija Lucila (Connie Nielsen) se encuentra atrapada en una difícil situación que la obliga a un concubinato con su incestuoso hermano Cómodo.

Para complicar más las cosas, Lucila ama en silencio al noble Maximus.

Cómodo ya es emperador y su crueldad no conoce límites. Ahora tiene a Maximus donde quería. Le odia, le envidia y le teme a partes iguales.

Maximus teme lo peor y no logra llegar a tiempo de salvar a su familia, salvajemente asesinada.

SINOPSIS:
En el año 180 D.C. la campaña contra los bárbaros ha terminado. Y ahora, tras casi tres años de feroces combates con las tribus germánicas, el general romano Maximus únicamente desea volver a su hogar y reunirse con su esposa e hijo. Pero el emperador Marco Aurelio, envejecido y enfermo, ha pensado para él un futuro diferente: desea otorgarle poder absoluto para garantizar la transición de Roma a la República, devolviendo el poder al Senado. Pero Cómodo, el cruel y ambicioso hijo del emperador, no consentirá tal cosa.

El mercader Proximus (Oliver Reed, muerto durante el rodaje) se fijará en las posibilidades como gladiador del infortunado Maximus, capturado y vendido como esclavo.

Maximus ha de apechugar con su desesperante situación, eso sí, sin abandonar la idea de encontrar el momento de la venganza. 

Un desafiante y enfurecido Maximus pidiendo guerra.

Los eventuales vencedores de ese brutal espectáculo, saludando (o jurándosela a alguien).

Roto de dolor por el asesinato de su familia a manos de sicarios de Cómodo, vemos a Maximus cargando con todo el equipo.

Y aquí le tenemos en la arena del circo dando el espectáculo que se espera de él.

Otro tenso momento en que le vemos enfrentándose a sus rivales, respaldado por su compañero Juba (Djimon Hounsou). 

Cómodo pasándolo bien desde su palco mientras decide qué hacer con su pulgar.

Pero la cosa no podía terminar bien para nadie. Unos reciben su merecido y otros lo pagan caro.

COMENTARIO:
El que suscribe, fue un bebé que nació enamorado del cine. Ahora, ya con canas y unas treinta mil películas vistas, aquel niño cinéfilo confiesa su incapacidad para adaptar su sensibilidad –forjada en la gramática de los clásicos– a ese fragmentador, tramposo y apabullante cuando no irritante “estilo” narrativo en el que han caído la mayoría de los realizadores-esbirros que forman parte integrante de la gigantesca máquina de churros que es el Hollywood actual. El que suscribe, quiere referirse a ese concepto “moderno” de puesta en escena (por así llamarla) que basa su efectismo en una indiscrimi­nada, incoherente, masiva proliferación de primeros y primerísimos planos sin venir a cuento (con lo que se destruye el valor dramático del close-up), alternados con breves planos medios o generales, a su vez interrumpidos por insertos de duración casi subliminal y todo ello con la única y muy calculada función (en esto, el ensordecedor colaboracionismo del Dolby Atmos y otros sistemas de sonido son esenciales) de sorprender e impactar al espectador impidiéndole percibir en su verdadera dimensión las acciones de los personajes, el contexto en que son ejecutadas y la repercusión que tienen en su entorno. Da lo mismo que se trate de un thriller con psicópata, una come­dia para adolescentes o, como es el caso que nos ocupa, una -en su momento- inesperada y millonaria exhumación del género peplum o más popularmente conocido como “cine de romanos”.

Del devaluado autor de LOS DUELISTAS, ALIEN y BLADE RUNNER aún cabía esperar algo más que un chasqueante (incluso en su infográfica espectacularidad) tebeo con esquema de spaghetti-western. Pero, en fin, para  mejor razonar este ataque frontal a GLADIATOR, ahí van cuatro contundentes argumentos que decoloran la cinta de Ridley Scott hasta hacerla desaparecer: el primero es la impresionante secuencia de la carrera de cuadrigas de BEN-HUR, diseñada y ejecutada por los heroicos Andrew Marton y Yakima Cannut, once electrizantes minutos de espectáculo sin parangón en la Historia del cine; el segundo es ESPARTACO (comparemos la filmación de las escenas en la escuela de gladiadores y las batallas del film de Kubrick con sus homólogas en el que ahora nos ocupa); el tercero es BARRABÁS que, entre otras muchas virtudes, contiene las más espeluznantes y realistas escenas en la arena del circo que uno recuerde, filmadas con gran sabiduría por Richard Fleischer, uno de los maestros de la fisicidad; y el cuarto es LA CAÍDA DEL IMPERIO ROMANO de la que GLADIATOR retoma con impávido descaro los cuatro personajes principales de la película de Anthony Mann y buena parte de su esqueleto argumental para un indigno refrito que sólo saborearán quienes por extrema juventud o tal vez por pereza desconozcan tan ilustres (e ilustradores) precedentes de los que pocas enseñanzas parecen haber sacado los responsables de este tan pretencioso como decepcionante producto. 

22 comentarios:

  1. ¿A qué viene sacar este bodrio entre tus perlas? Queda claro que a mí tampoco me gustó, aunque enfrentarla con las películas que enumeras en tu comentario me parece un acto de sadismo. Sorprendido me dejas.
    Un saludo.

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    1. Bueno, para romper la monotonía de traer siempre a este escaparate películas que me han gustado, de vez en cuando, de manersa estratégica, hago excepciones y es en esas ocasiones cuando habría que ponerle comillas al término "perlas".
      Que Ridley Scott no es santo de mi devoción desde hace muchas películas, no puedo disimularlo. No es sadismo lo que me empuja a atacar GLADIATOR con esas armas tan contundentes, sencillamente esa película me parece un formalista (y algo deshonesto) refrito cocinado con piezas robadas de aquí y de allá. Es la dudosa ventaja del que suscribe, la de ser un perro viejo y haber olfateado demasiadas esquinas. Todas me son conocidas.
      Un saludo.

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  2. Hola Teo, a pesar de que tienes mucha razón en algunas cosas sobre GLADIATOR, a mí sí me gustó si entendemos el cine como un entretenimiento de masas, pero a veces una se despoja de apriorismos cinéfilos y, pues eso, que cuando la vi hace tiempo conmigo sí funcionó y entre todas esas dosis de violencia me introduje en esa triste historia un poco drama-queen del sufrido gladiador. Pasando de puntillas y con los ojos semicerrados por la carnicería que se nos expone, la música me parecio muy digna y sé que hay escenas filamadas por ordenador, pero los avances tecnológicos imponen una nueva forma de hacer y ver cine, al menos en el terreno de lo espectacular. Dejas claro que a ti no te agrada. De todas formas creo que es una película bien filmada a pesar de ese abusivo chorreo de primeros planos a los que aludes y otras lindezas.
    Mencionas “Los duelistas”, que apenas recuerdo y que me gustaría repasar aunque solo sea por ver a Keith Carradine, actor de algunas cintas de Altman como “Elígeme” y que entonces me parecía guapísimo, pero esa es otra historia...
    De “Blade Runner”, qué puedo decirte, no tuve la oportunidad de verla en el cine cuando se estrenó porque estaba jugando con muñecas, pero después la he visto hasta tres veces y siempre me emociona profundamente. Está entre mis pelis favoritas y es de una belleza aplastante bajo mi punto de vista, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? pues eso no lo sé pero la novela de Philip K. Dick creo que no pudo estar mejor adaptada, los protagonistas bien buscados y su filmación, esa ciudad de Los Ángeles sumida en una lluvía permanente, la escenas magníficas por no hablar de la envolvente la música de Vangelis, un lujo.
    Sin darme cuenta me he ido por las ramas hablando de otras películas.
    Un abrazo.

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    1. Creo que el cine es (o debería ser) algo más que un entretenimiento de masas. Al cine, como en literatura, música, pintura, se le debe exigir una serie de virtudes artísticas (si las queremos llamar así), formales, de contenido, un rigor, una originalidad y una perfecta conjugación entre fondo y forma. Y honestidad narrativa, por supuesto. ¿Las posee GLADIATOR? Salvo algunos momentos perdidos, creo sinceramente que no.
      Desde luego, si comparamos esta “peli” de Ridley Scott con -por ejemplo- TRANSFORMERS 4, la de Scott sale bien parada. Pero eso no la mejora. A ver cómo le argumento todos mis peros a un espectador de GLADIATOR que con 17 años la haya descubierto el año pasado en un pase televisivo.
      Un abrazo.

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  3. Ya advertí a raíz de "La caída del imperio romano" que "Gladiator" me parecía mejor película, lo cual me obliga a estar nuevamente en desacuerdo. Por cierto, descubro finalmente que no fui el único en discrepar sobre la película de Mann, si bien las mutilaciones en el metraje que detallas podrían explicar sus problemas de ritmo y estructura.

    Volviendo a "Gladiator", resulta evidente que su estilo se acerca más al cine publicitario en que se forjó su autor que a los ejemplos más clásicos. Tampoco quiero entrar en odiosas comparaciones con obras maestras como "Espartaco". Por otra parte, yo tampoco soy un jovencito -¡qué más quisiera!-, pero mi educación cinematográfica tuvo lugar en una época de grandes cambios en el cine y otras artes: básicamente, los años setenta del pasado siglo. Y, claro, descubrí a Ridley Scott en "Los duelistas" o "Alien". Quizá por ello estoy más predispuesto a sus peculiaridades narrativas, que incluyen un montaje apabullante para las escenas de acción.

    En fin, todo tiene su momento y a mí me gustó y me divirtió mucho esa recuperación con efectos digitales del periclitado género del péplum. Creo que Scott juega sabiamente con el color, que imprime fuerza a las escenas de impacto y que logra cierta épica con la ayuda inestimable de un Russell Crowe en plena forma y Joaquín Phoenix adecuadamente sobreactuado. Así pues, extiendo mi pulgar hacia arriba.

    Saludos.

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    1. Encuentro muy coherente tu razonamiento, quizás pelín conformista pero coherente. Y es que, reconociéndolo o no, somos en gran medida lo que mamamos en nuestra infancia y adolescencia. En el tema que nos ocupa, el cine, y en función de la provecta edad del que suscribe, mi alimento primigenio fueron mayormente películas de los años cincuenta y sesenta que el paso del tiempo me ayudó a ampliar. Esto, a la hora de valorar una determinada narrativa cinematográfica, condiciona el asunto hasta llevarlo a un problema generacional. La dudosa "ventaja" para mí es disponer de una perspectiva más amplia, un arco mayor a la hora de echar mano de eso que tú denominas "odiosas comparaciones". Pero no creas, soy ecléctico en materia cinematográfica aunque mi eclecticismo no alcanza para que GLADIATOR me interese como cine.
      Un saludo.

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  4. No te veo muy proclive hacia el film.
    Te entiendo perfectamente, nuestros ojos, para bien o para mal, no son los de un tierno infante.

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    1. Ahora, peinando canas, uno echa de menos aquella inocencia con la que disfrutábamos las películas, las intensas emociones que nos producían, ahí, tensos y expectantes en la butaca sin recostar nuestra espalda en ella.
      Hoy, claro, habiendo perdido la virginidad a cambio de conocimientos, resabiados y estudiosos, el cine para nosotros ha perdido parte de su magia y se nos ofrece como algo a estudiar. Y por eso estamos aquí como forenses practicando la autopsia a ciertas películas.

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  5. A mi me gustó. Si tuviera que comparar cada película que veo con los grandes clásicos en los que se buscó la inspiración, casi seguro que dejaría de ver cine. El simple hecho de compararlas me parece un despropósito en mi humilde opinión :-)
    Un abrazo!

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    1. Ya me he explicado más arriba sobre el tema de las “comparaciones” y también comento que se continúa haciendo mucho cine con luz propia. Hay realizadores de gran talento e historias interesantes que contar con técnicas y opciones narrativas que demuestran que el cine como cualquier otra manifestación artística evoluciona (como debe ser en todos los órdenes). A veces, los que tenemos una edad, por la "educación" recibida nos dejamos llevar por la nostalgia de aquella forma de contar en imágenes que configuró el llamado cine clásico de los viejos maestros. Y eso nos lleva, como el caso que nos ocupa, a rechazar productos que "beben" en aquellas fuentes al mismo tiempo que las prostituyen con sus "innovadoras" aportaciones. Hace unos cincuenta años, Godard dijo: "un travelling es una cuestión de moral". Eso ahora a muchos les parecerá una ridiculez (como a Ridley Scott y otros). Para mí es el evangelio.
      Agradezco tu paso por aquí. Otro abrazo.

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  6. Te sacarán las entrañas por publicar esto Teo. Por otra parte, y aunque sea raro, para tranquilizarte, coincido contigo en el 90% de tu argumentación. Aquí pues, uno que se divirtió, disfrutó y mucho con "Gladiator" aunque no por los motivos que le hubieran gustado a su director. Así están las cosas. Suerte!.

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    1. Hola, Fernando: este comentario crítico sobre GLADIATOR ya vio la luz por vez primera hace unos veinte años en la segunda edición del libro "Movie Movie". Siguiendo tu coña, por aquellos días recuerdo que fui perseguido en dos ocasiones por un grupo de exaltados defensores de Ridley Scott madrileños por la calle Martín de los Heros y algún tiempo después intentaron volar mi casa con un artefacto fabricado por ACME. Finalmente, mis abogados me aconsejaron que huyera del país y me hiciera la cirugía estética si quería volver algún día a pasear por la Gran Vía. Eran otros tiempos y hoy supongo que ya nadie se plantea si GLADIATOR es buena o no.
      Chico, un abrazo.

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  7. Sí, Teo, entiendo tu postura. Aunque yo a la película le veo cosas buenas, comprendo tus peros. Como dije en su día de "Ben-Hur", creo que algo consiguió, y es que se recordarán estas películas que citas, o al menos, ese género y la Historia Romana. En este sentido he de decir que tengo un compañero en el instituto, profesor de Sociales, que la pasa a los alumnos para explicar la época y la estructura del Coliseo, etc...En fin, que a los chiquillos les pones "Barrabás" y les da algo (yo que suelo venderles pelis de éstas, me ponen unas caras... y a mí me dan unos bajones... incluso con films de los 90 o principios de 2000). De hecho, ahora les quiero pasar "Jasón y los argonautas" (lo han leído como libro obligatorio, yo les doy Lengua y Literatura) y ya estoy medio temblando de los comentarios que me van a hacer. Pero la van a ver, ¡vaya si la ven!
    De "Gladiator" de momento, parece que no se quejan. Es lo que hay con las nuevas generaciones.
    Un abrazo.

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    1. Podría decirse -como arriba le comento a Ricard- que estamos hablando de una cuestión generacional y que cada público, cada época, tiene sus películas tendiendo a ignorar (cuando no rechazar) las que no se corresponden con el estilo y estética imperantes. Difícil solución tiene eso cuando no existe un interés creado, una "educación" en ese campo (ni en muchos otros). Por eso me parece heroico ese esfuerzo que tú o compañeros tuyos en la docencia realizáis con vuestros alumnos tratando de vulnerar esa "impermeabilidad" a todo lo que se hiciera antes de que ellos nacieran.
      JASON Y LOS ARGONAUTAS me parece una peli sencillamente deliciosa, una auténtica joya artesanal realizada con imaginación y en la que se disfruta de esa temperatura narrativa que parece haberse perdido para siempre en beneficio de otros "alicientes" que suministran las nuevas tecnologías. La secuencia del ataque de los esqueletos me parece antológica (¡y con música de Bernard Herrmann!).
      Suerte y un abrazo.

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  8. Francisco Martínez Vegazo24 de marzo de 2024, 13:45

    Suscribo cada coma, punto o tilde de esta espléndida crónica que radiografía una decepcionante película, que por razones para mí incomprensibles ha sido considerada por algunos como magistral.
    Vacía, hueca, sin historia y encima carente de lo único que podría albergar, su capacidad en la ejecución, que es incluso plana. Gran análisis el tuyo Teo sobre una película que desnudas sin piedad y con razón. Pensándolo bien, puede que las razones que expliquen el motivo de su prestigio estriben en que muchos de los que hoy opinan no han visto ni una décima parte de esas 30.000 películas, y lamentándolo mucho, nada es posible ajustarlo a derecho sin el conocimiento preciso de muchas de aquellas piezas que han configurado géneros, estilos, innovaciones o plasticidades.

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    1. Me reconforta que compartas conmigo tan negativa valoración de GLADIATOR. Creo sinceramente que se trata de un producto artísticamente deleznable y de una más que discutible originalidad. Pero, bueno, las nuevas generaciones de espectadores mandan y no cabe duda de que Ridley Scott les ofreció una bazofia muy bien condimentada, aderezada y presentada.

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  9. Estoy sorprendida de mi retraso en entrar al trapo con un comentario sobre esta película y más cuando la película es magnífica, excelsa, espléndida. Jaja. Naturalmente, estoy de guasa.
    Lo cierto es que sí, habiendo visto "Gladiator" allá por el año no sé cuántos en casa de mis tíos, con el entonces recién estrenado Home Cinema en el salón de su casa, pude "disfrutar" del sonido de esta... película.
    Bueno, comenzaré por decir que me resulta una película de lo más maniquea. Que sus dos protagonistas (Crowe y Phoenix) dan vergüenza ajena, no sólo por sus pésimas interpretaciones sino por la pobreza de sus personajes. Para continuar -y suscribiendo tus palabras, querido Teo- decir que la película es pomposa, altisonante y con pretensiones de grandeza. Que "Gladiator" sea entretenida, porque lo es, no quita que sea un producto de calidad ni mucho menos. Lo único que rescataría de ella son las interpretaciones de un brillante y tristemente finado Oliver Reed y una admirable Connie Nielsen, y algún breve pasaje de su banda sonora. Por lo demás, un film que se ve y se olvida.
    Abrazos!

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    1. Hola, Miriam. Compruebo que estás de mi lado en esta "batalla". Lo cierto es que el paso del tiempo mejora la perspectiva y nuestra propia evolución va poniendo cada película en su sitio. Así que suscribo tus palabras y no me desdigo de las mías.
      Un beso.

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  10. Sinceramente es una película que me dejó un poco indiferente, quizá por ser lo mismo de siempre. Luego Scott se aficionó a este tipo de películas que quedarán en un futuro proyectadas por la tele en los días de la semana santa. Sí, sabemos lo de “Alien”; el arranque es una copia exacta de la novela de Stanislaw Lem, “El invencible”, y todo lo demás está extraído de la obra de otro escritor de ciencia ficción, hoy olvidado, A.E. van Vogt, “El destructor negro”. Eso sí, la estética de la película es soberbia. Ya no estamos en esa enorme nave aséptica de 2001 de Kubrik, sino pasadizos estrechos, mal iluminados y una genial steadicam detrás de los actores, vapores, luces cegadoras y alarmas desquiciantes. Lo mejor, que el bicho se ve poco y logró espantar a medio mundo. Y de “Blade Runner” ya sabemos lo que representó. Pero a mí, personalmente me gusta mucho “La sombra del testigo”, película olvidada y que me resulta magnífica. Y para ir terminando, como soy un devoto incondicional del gran Federico Fellini, no puedo olvidar ese trozo de peplum que introduce el mago en ese proyector del colegio de curas en Roma, y claro, luego vemos un enorme culo de mujer que alguien ha puesto en el rollo (quizás esta travesura se debiera al mismo Fellini).
    Es una delicia pasearse por aquí. Un fuerte abrazo.

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    1. Como habrás podido comprobar, a mí GLADIATOR no solo no me gustó nada sino que además me irritó por su escasa originalidad y su aún más escasa honestidad narrativa. Ridley Scott es un director que ha ido perdiendo interés y fuerza a medida que avanzaba su filmografía y el resultado de sus trabajos ha estado siempre muy ligado a la calidad de los guiones y el talento de los diseñadores de producción, lo que demuestra que Mr. Ridley posee únicamente capacidad técnica para orquestar lo que otros ya le dan hecho.
      LA SOMBRA DEL TESTIGO tampoco la considero muy allá. Es una cinta fría y hueca, aquejada de una formalista puesta en escena y cuya almendra es un "mensaje" la mar de conservador respecto a las nefastas consecuencias que puede acarrear eso de "echar una cana al aire" estando casado.
      Un abrazo.

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  11. Gladiator es uno de los peores peplum que he visto (y he visto unos cuantos, casi todos clásicos y casi todos bastante mejores que este). Un western en su parte final (con duelo incluido al estilo Leone), un despropósito de narración, y de mal manejo de las elipsis. Un desastre, vaya.
    Saludos.

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    1. Faltaba por llegar tu comentario, Ethan, y aquí está, sintético pero tranquilizador a la hora de colocar la cinta de Scott en el nivel que -nos parece- le corresponde.
      Un saludo.

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SIEMPRE HACE BUEN TIEMPO (It's Always Fair Weather) (USA) MGM, 1955. 101 min. Color. CinemaScope. Pr: Arthur Freed y (sin acreditar) R...