UN EXTRAÑO EN MI VIDA (Strangers When We Meet)
(USA) Columbia / Bryna, 1960. 117 min. Color. Panavision.
Pr Ej: Kirk Douglas (no acreditado). G: Evan Hunter, basado en su novela. Ft: Charles Lang Jr. Mt: Charles Nelson, DA: Ross Bellah. Vest: Jean Louis. Ms: George Duning. Pr y Dr: Richard Quine.
Int: Kirk Douglas, Kim Novak, Ernie Kovacs, Barbara Rush, Walter Matthau, Virginia Bruce, Kent Smith, Helen Gallagher, John Bryant, Nancy Kovack, Roberta Shore, Paul Picerni.
SINOPSIS: Larry, un brillante y bien pagado arquitecto confortablemente casado, conoce casualmente a Maggie, su nueva vecina cuando ambos acompañan a sus respectivos hijos al colegio. Ella es una bella mujer casada agobiada por una anodina existencia y sexualmente desatendida por su esposo, un hombre que siente una extraña aversión al contacto carnal con su mujer. Sin poder evitarlo, inician un apasionado romance que les traerá muchas complicaciones.
La pareja protagonista de este drama amoroso, Larry Coe (Kirk Douglas) y Maggie Gault (Kim Novak), viviendo su tórrido y clandestino romance. |
COMENTARIO: A Richard Quine se le reconoce sobre todo, cuando no exclusivamente, por sus comedias, pero el autor de ME ENAMORÉ DE UNA BRUJA (Bell, Book and Candle) tocó con indudable acierto otros géneros como el noir en DRIVE A CROOKED ROAD y LA CASA 322 (Pushover) y el drama con trasfondo social como es el caso del que ahora comentamos. En UN EXTRAÑO EN MI VIDA (que bate en su propio terreno a los mejores logros de Douglas Sirk), Beverly Hills se convierte en un marco asfixiante y condicionador en el que se debaten los insatisfechos personajes de este espléndido melodrama romántico de caustico contenido, uno de los mejores trabajos de Richard Quine, sinó el mejor.
La película jugó con elementos magistralmente engarzados que ahora, en la superficie, tal vez puedan aparecer como algo anticuados, pero que exponen a través de una rigurosa e inteligente puesta en escena (nunca los encuadres, el color, la iluminación, los movimientos de cámara, e incluso la música fueron tan elegantes, precisos y expresivos) la mentira cotidiana, las contradicciones de unas vidas que desean escapar sin conseguirlo de ese acomodaticio confinamiento que los inhibe de su propia verdad. El arquitecto Larry Coe (un Kirk Douglas muy matizado) lo intenta pero finalmente sucumbe, tal vez por cobardía, y deja escapar a la mujer (condenándola también a ella) que tal vez daría sentido a su vida en uno de los finales más desoladores que recuerdo. Ambos han vivido un breve paréntesis dentro del que atisbaron la escapatoria de una vida de negación, pero, como digo, finalmente Larry prefiere renunciar a un sueño y amoldarse a la programada existencia que de él esperan los demás, esos para quienes construye chalets de audaz diseño y a los que precisamente ha animado a romper con la convención. A este respecto, resultan reveladoras las conversaciones con su cliente, el escritor Roger Altar (Ernie Kovacs). No obstante, puestos a imaginar otro desenlace en el que Larry se fuera con Maggie, esa relación -con la información que hemos adquirido en torno a esa pareja- tendría fecha de caducidad pues cabe pensar que probablemente pasados unos años desembocaría, de nuevo, en la misma frustración.
No quiero cerrar esta breve reseña sin destacar una soberbia dirección de intérpretes en virtud de la cual Kim Novak (entendida, amada y mimada por Richard Quine) nunca estuvo tan carnal y deseable como en esta película, incorporando a esa enjaulada y patética Maggie, rescatada primero y luego abandonada a su suerte.
La mejor de Quine en mi opinión. Sí que supera a Sirk, aunque se mueve en terrenos menos melodramáticos y más realistas. Como bien destacas, la puesta en escena de Quine es espléndida, derrocha clase. En dos horas muestras montones de aspectos de la vida sin cebarse con nada ni con nadie.
ResponderEliminarUn abrazo, Teo.
Creo que todos los que amamos el cine de Richard Quine coincidimos en que estamos ante su mejor trabajo (por mucho que nos seduzcan sus maravillosas comedias). Aquí, el director se implicó plenamente en lo narrado (aportó mucho al guión de Evan Hunter) y lo hizo con lucidez e inspiración en el mejor momento de su carrera.
EliminarUn abrazo.
Una de esas películas que no suelen figurar en las listas de las más recomendadas sin que uno sepa muy bien cuál es la explicación, como tantas cosas en el cine y en la vida misma. Un film para disfrutar de grandes actores, de una puesta en escena cargada de simbolismo y elegancia y de una historia muy bien contada.
ResponderEliminarDe siempre, la industria de Hollywood (y también buena parte de la crítica) se resistió a tomarse en serio el cine de Richard Quine. Cuando, rompiendo bruscamente la tónica que marcaban sus musicales y comedias de los años cincuenta, llegó la que ahora comentamos, cogió con el pie cambiado a muchos que no supieron encajar y valorar las características de ese drama pasional enmarcado en un afilado contexto social de acomodada hipocresía.
EliminarCuánto me gusta esta película... Me encanta ese paralelismo que se establece entre la creciente pasión de los dos protagonistas y la construcción de ese maravilloso chalet. Las obras de la casa van avanzando a medida que va creciendo el amor entre ellos. El comienzo de la casa hasta el final de la construcción... todo desarrollándose en paralelo.
ResponderEliminarHace mucho tiempo que no he vuelto a verla pero recuerdo la intensidad de los colores...ese jersey rojo, las miradas entre ellos dos. También recuerdo esa conversación final entre Douglas y su cliente, el que le encargó el diseño del chalet, ahora mismo no recuerdo si eran amigos.
Maravillosa Kim Novak, en el que para mí es su mejor papel, naturalmente junto al que incorporó en la inconmensurable "Vértigo".
Un beso, Teo.
Ese arquitecto insatisfecho e incómodo en una vida "acomodada" y convencional, trata de construir por delegación un mundo diseñado a su medida y el chalet para el escritor, efectivamente, es la metáfora visual que utiliza la dramaturgia de la película. Solo que ese amor que se construye en paralelo con la casa tiene aluminosis en las paredes maestras y finalmente se derrumba sobre la pobre Maggie aplastando sus expectativas de escapatoria. Valga la simbología.
EliminarY sí, esta película y VERTIGO creo también como tú, Inma, que son los dos mejores trabajos de Kim Novak.
Un abrazo.
Suscribo tu texto plenamente, Teo. Desde que la vi por primera vez se convirtió en una de mis películas de cabecera. Qué intensidad trasmiten sus imágenes y qué temperatura dramática la alcanzada por algunos pasajes. La mirada, desde luego, es pesimista y no concede un futuro liberador para ninguno de los personajes, ni sosiego.
ResponderEliminarSaludos.
Probablemente tengas razón en esa pesimista visión de las relaciones amorosas. Si se desarrollan en un contexto convencional y codificado, casi afirmaría que nacen con fecha de caducidad. De lo que se desprende que, entre otros factores, el tiempo es su mayor enemigo. Aunque, en lo que a mí respecta, creo que nunca me cansaría de Kim Novak... no sé, es un pálpito.
EliminarUn saludo.
Olvidaba añadir que me parece muy oportuno eso que dices sobre esta película cuando la comparas con los melodramas de Douglas Sirk. Yo también creo que "Un extraño en mi vida" está a la altura de los mejores que rodó aquel maestro del género. Y por supuesto, me creo más todo con Kim Novak como objeto de deseo que con Jane Wyman.
EliminarSaludos.
Me divierte esa obviedad que estableces sobre que la Novak otorga más "temperatura" a un melodrama romántico que la mucho más asexuada Jane Wyman. No tengo más remedio que volver a estar de acuerdo contigo.
EliminarUn saludo.
Beautiful blog
ResponderEliminarThanks!
EliminarPlease read my post
ResponderEliminarI will do so. Kind regards.
EliminarHas conseguido que recordara ésta pelicula que tenia olvidada y lo que me viene a la memoria es precisamente ese final tan descorazonador.
ResponderEliminarGuapísima siempre Kim Novak, y excelente su trabajo haciendo creíble a esa insatisfecha Maggie. Por cierto, el argumento también me recuerda vagamente a otro, “El compromiso” de Elia Kazan, pero solo en la insastisfación de los personajes y los amores clandestinos.
Saludos, Teo.
No había caído en ese paralelismo entre la que comentamos ahora y EL COMPROMISO, aparte de la presencia de Kirk Douglas en ambas. Es cierto que se tocan temas parecidos, aunque en la de Kazan los personajes están aún más perdidos (el protagonista intenta suicidarse a los quince minutos de empezar la historia) y desde luego, el romanticismo ha desaparecido totalmente, resultando por ello más áspera y desesperanzada, incluso más crispada. En cualquier caso, las dos películas están recorridas por una corriente de tristeza y decepción.
EliminarUn saludo.
Esta película siempre me ha gustado mucho y después de leer lo que escribes de ella y los apuntes de criterio de los intervinientes en el post, creo que la apreciaré más cuando la vea de nuevo porque mis ojos estarán más atentos. Seguro. Pero mi favorita de este director sigue siendo "El mundo de Suzie Wong", es preciosa y tan romántica que me deja flotando... es que además William Holden fue un actor que siempre me encantó y cada vez que reviso alguna película de él me sube la fiebre, jeje. A ver cuándo le dedicas un post a esa película que ya le toca.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si este breve comentario sobre UN EXTRAÑO EN MI VIDA sirve para que alguien a quien le guste el cine repare en esta película, me doy por satisfecho porque para eso estamos aquí, para desempolvar y abrillantar esas joyas cinematográficas que en algunos casos suelen quedar arrinconadas por la memoria. No obstante, esta de Riichard Quine no ha necesitado mucha promoción pues estoy seguro de que tiene un numeroso ejército de admiradores detrás de ella que la valoran y no la olvidan.
EliminarTomo nota de tu "interesada" sugerencia y atenderemos lo antes posible a Suzie Wong (que lo merece).
Un abrazo.
Maravilloso comentario sobre mi película más querida. Todo se encuentra en ella: amor, dolor, pasión, decepción, amargura. Y sin ningún género de dudas: esta película sin Kim Novak no sería lo mismo. Más bella que en “Vértigo” (que ya es decir), cercana, deseable. Es imposible no enamorarse de ella (y eso que soy mujer y me encantan los hombres, jeje). Reconozco que si yo fuera hombre me enamoraría sin dudarlo de ella, porque no sólo parece que interprete un papel sino que más bien parece transmitir su propia vivencia personal. Sin duda alguna, para mí, el mejor retrato que se ha hecho sobre la mujer y una de las mejores películas que ha sabido reflejar de manera tan sutil como inteligente las relaciones personales y una radiografía clara y directa sobre el modelo de vida occidental.
ResponderEliminar¿Necesito aclarar que estoy enamorada de esta película?
Abrazos.
Hola, Miriam. Podemos considerar tu comentario como una perceptiva y brillante coda de lo que yo intentaba describir en mi texto. Y sí, la elección de Kim Novak dando cuerpo a esa Maggie resulta determinante para que el espectador "entienda" mejor la película y al personaje. Por otro lado, nunca he compartido la postura facilona y superficial de aquellos que consideran a la Novak una actriz limitada e inexpresiva. Entonces ¿cómo consiguió trabajar a las órdenes de Joshua Logan, Otto Preminger, Delbert Mann, Alfred Hitchcock, Richard Quine y Billy Wilder?
EliminarUn abrazo.
Todo lo que se ha dicho en este post me parece muy interesante y ayuda a comprender mejor este film que yo también coloco entre los mejores salidos de Hollywood en muchas décadas. Pero a lo aportado por todos los que ya han participado quiero dejar caer una pregunta: el oscuramente dibujado marido de Maggie que la rechaza visceralmente y hasta con cierta violencia cada vez que ella pretende tener contacto físico con él ¿su aversión al cuerpo de ella se debe quizá a la homosexualidad latente y no asumida de este personaje?
ResponderEliminarUn saludo.
Oportuna cuestión, J.L. la que planteas. Tal vez estés en lo cierto porque aunque -como apuntas- es un personaje que aparece poco y queda en la nebulosa de un segundo plano, a mí me recordaba bastante al "problema" de Brick en LA GATA SOBRE EL TEJADO DE ZINC. ¿Es casual que ambas esposas, la de aquella y la de esta, se llamen Maggie?
EliminarUn saludo.
A riesgo de pareceros pesada, vuelvo a intervenir y así concluyo mis opiniones en torno a esta película.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo. Kim Novak trabajó con los más grandes directores de su tiempo; está claro que éstos no la iban a contratar por ser una actriz "florero" como algunos piensan: entonces éstos demostrarían no ser tan grandes por pensar así. Novak no sólo aportó una gran presencia, sino elegancia, versatilidad y naturalidad a sus interpretaciones. Fue muchísimo más que una cara bonita y la prueba es que se reconoció su talento con un Oso de Oro en el Festival de Berlín de 1997. Claro que la ceguera de Hollywood parece crónica. Lo ha venido demostrando a lo largo de los años.
Premios aparte, lo que está claro es que ha sido una actriz infravalorada que merece reconocimiento y respeto. Pero bueno, aquí estamos nosotros para reconocer su valía.
En cuanto a lo del marido yo siempre he pensado en que la manera con que Quine sugiere su verdadera naturaleza sexual no puede ser más acertada: sin llegar a decirse directamente enriquece más la película y activa a los espectadores a pensar sobre sus verdaderos motivos. Que cada cual extraiga sus propias conclusiones.
Abrazos.
Resulta reconfortante leer cosas cosas como las que escribes, Miriam, así que destierra esa preocupación por parecer "pesada".
EliminarValoras el enorme talento, pocas veces reconocido, de Richard Quine (no olvidemos cuán tristes fueron sus últimos años de vida y de carrera y su trágico final) y además la fascinación que sentimos por Kim Novak (la mía tiene otros matices, naturalmente) no nos ha impedido percibir en ella los matices de una magnética presencia en la pantalla que enriquecía aquellas películas en las que intervenía. Algunas, hay que reconocerlo, con un interés limitado (las que rodó a partir de los años setenta) y que las veíamos porque estaba ella.
Creo que las apariciones del marido de Maggie en UN EXTRAÑO EN MI VIDA son las justas para que, como tú dices, el espectador "capte" lo esencial sin necesidad de brocha gorda ni enfatismos. No obstante, tampoco en aquellos años podían permitirse ser muy explícitos con ciertos temas.
Un abrazo.
Maravilla de película con unos diálogos y unas interpretaciones magistrales. Se me quedó grabada la escena de Douglas y Matthau post fiesta.
ResponderEliminarWalter Matthau está soberbio y a cargo de su (odioso) personaje corren dos de las escenas más fuertes de la película.
EliminarUna película fabulosa. Tengo el libro de Evan Hunter “No desearás la mujer de tu prójimo” que es más complejo (como casi siempre en estos casos) y desde luego una novela muy adaptable al cine. Solo después de leerlo no me cuadra demasiado Walther Matthau en el papel de Felix. La pareja protagonista, espectacular.
ResponderEliminarSurge de nuevo el asunto de las necesidades inherentes a la transposición de una novela a la pantalla por ser medios muy diferentes -literatura y cine- de contar una historia. Así, por eso de que "una imagen vale por mil palabras", la narrativa de una película tiende a condensar los contenidos del libro que adapta y a eliminar (o cambiar) aspectos, pasajes o personajes que podrían resultar redundantes y poco aportativos en una pantalla. En cuanto a la elección de Walter Matthau para el papel de Felix, tal como está concebido en la película de Quine, diría que particularidades de su peculiar físico ya nos aportan "información".
EliminarUna absoluta obra maestra. Kim Novak no sólo interpreta un papel sino que más bien parece transmitir su propia vivencia personal. Sin duda alguna, para mí, uno de los mejores retratos que se han hecho sobre la mujer (tampoco olvidemos los personajes interpretados por Barbara Rush y Virginia Bruce) y una de las mejores películas que ha sabido reflejar de manera tan sutil como inteligente las relaciones personales y una radiografía clara y directa sobre el modelo de vida occidental.
ResponderEliminarSaludos!
Tus afilados argumentos hacen que resulte difícil discrepar contigo, Aurora. Por eso, nada que objetar a esa rotunda descripción tanto de los personajes femeninos como de las virtudes narrativas de la película y el alcance -entre líneas- de su discurso sobre una determinada sociedad basada en las apariencias, los prejuicios y un cobarde autoengaño que salvaguarde el status.
EliminarUn saludo.