FELLINI OCHO Y MEDIO (8 1/2)
(It-Fr) Cineriz / Francinex, 1963. 138 min. BN.
Pr: Angelo Rizzoli. G: Federico Fellini, Ennio Flaiano, Brunello Rondi y Tullio Pinelli. Ft: Gianni Di Venanzo. Mt: Leo Catozzo. DP: Piero Gherardi. Vest: Piero Gherardi y Leonor Fini. Ms: Nino Rota. Dr: Federico Fellini.
Int: Marcello Mastroianni, Claudia Cardinale, Anouk Aimée, Sandra Milo, Barbara Steele, Rosella Falk, Madeleine Lebeau, Eddra Gale, Caterina Borato, Guido Alberti, Mario Pisu, Mino Doro, Hedy Vessel, Nadine Sanders, Yvonne Casadei.
SINOPSIS: Un famoso pero angustiado director de cine se encuentra al borde del desmoronamiento nervioso, en plena crisis personal y creativa, e intenta eludir las responsabilidades y servidumbres que lleva consigo el inicio de una nueva película. Para ello, desde el balneario al que ha acudido para recuperar la calma y el equilibrio, busca un onírico refugio entre los fantasmas que habitan el universo de sus recuerdos y fantasías.
Recuerdos, sueños, temores, "Asa-Nisi-Masa", un desfile felliniano. |
COMENTARIO: En el momento en que Federico Fellini aborda la realización de esta película, tras el enorme impacto que tres años antes había supuesto el estreno de su anterior film, LA DOLCE VITA, el realizador se encontraba en el cénit de su prestigio, acosado por el éxito y la adulación. Probablemente, agotado, confuso e inseguro como el Guido de OCHO Y MEDIO (un espléndido Marcello Mastroianni, aquí como alter ego de Fellini). Es por eso que no podemos sustraernos a la sensación de asistir en esta ocasión a un impudoroso strip-tease, una confesión pública (no exenta de cierta autocomplacencia) que se convierte a la vez en una penetrante reflexión sobre la creación artística. Las angustias y neuras, los sueños y recuerdos, el psicoanálisis, la crítica sarcástica y las acusaciones, también las numerosas miradas al ombligo, adquieren en la pantalla –con esa borbotónica capacidad creadora de universos del autor de LAS NOCHES DE CABIRIA– el poder de alusión, la fascinación y la potencia necesarias para hacer de esta ceremonia de exorcismo personal una de las obras más importantes e influyentes de la historia del cine.
No necesito destacar en esta película (pero lo hago) esa singular reunión de actrices fascinantes: las carnales Claudia Cardinale y Sandra Milo, la magnética Anouk Aimée, la inquietante Barbara Steele (belleza y escalofrío en un solo cuerpo)...
Una película fundamental. El universo del cineasta, el proceso de creación, dejan de ser el punto de partida para una historia inexistente y se convierten en fin en sí mismos, a través de una puesta en escena deslumbrante.
ResponderEliminarSaludos.
Ignoro en qué estado se encontraba Fellini cuando sintió la necesidad de hacer esta película. Tal vez en aquellos momentos sufría un bloqueo creativo que aprovechó para girar en torno a él mismo. Por eso en OCHO Y MEDIO no encontramos un "argumento" como tal y sí la plasmación en imágenes (y música) de un conflicto entre el aburrimiento y hastío de su realidad y las ensoñaciones como fantasiosa vía de escape. El resultado cinematográfico, tú mismo lo dices, deslumbrante.
EliminarUn saludo.
Desde luego, hablamos de una obra no sé si maestra o no, pero con indudable influencia en otros cineastas a quienes en su día fascinó esa autoral propuesta cinematográfica. De manera automática acude a mi memoria "Stardust Memories" de Woody Allen donde la presencia de Fellini, concretamente de "Ocho y medio", planea por toda la película.
ResponderEliminarSaludos!
Sí. La sombra, a veces descarada, de Fellini y Bergman se dejó notar en algunas películas de Woody Allen en cuanto este autor comenzó a sentir la necesidad de ponerse "serio", allá por los ya lejanos setenta y ochenta. Luego, esta fiebre admirativa por el cine de los maestros italiano y sueco afortunadamente se fue atemperando dando paso así a su propia entidad cinematográfica. Algo parecido le ocurrió a Paul Mazursky cuando rodó ALEX IN WONDERLAND (1970) queriendo emular de manera clarísima al Fellini de la película que nos ocupa. Incluso me atrevo a mencionar la soberbia ALL THAT JAZZ de Bob Fosse rezumando, por momentos, cierto aroma felliniano.
EliminarUn saludo.
Bergman, Fellini, Buñuel, Almodóvar, Allen... grandes directores que gozaron de plena libertad para rodar lo que querían y como querían, construyendo y exponiendo su universo sin cortapisas. Qué suerte para ellos y también para quienes vemos sus obras.
ResponderEliminarSaludos.
Y aquí estamos, como beneficiarios de un precioso legado, hablando, aprendiendo y disfrutando de esas películas ya imprescindibles en nuestra vida cinéfila.
EliminarUn saludo.
No la he visto, pero viendo los impresionantes fotogramas, no puede pasar de este mes. Gracias.
ResponderEliminarPor eso de que más vale tarde que nunca, no, no debería pasar de este mes tu demorado acercamiento a una película que contribuyó a romper ciertos moldes de una narrativa anclada en códigos de los que el propio Fellini ya se había alejado en su anterior título, la mítica LA DOLCE VITA.
EliminarUn saludo.
Una de esas películas que por su audaz transgresión de las "reglas establecidas" y por su carácter de confesión personal debió impresionar al público de entonces, y a nosotros nos sigue pareciendo una sorprendente lección de cine.
ResponderEliminarUn saludo.
Sin duda, con OCHO Y MEDIO Fellini quiso ser Fellini al completo. Impúdico, fabulador y fascinante. Nunca un ejercicio egocéntrico dio un resultado tan brillante.
EliminarUn saludo.