LA NOCHE AMERICANA (La nuit américaine)

(Fr-It) Les Films du Carrosse / PECF / Produzione Intercontinentale Cinematografica, 1973. 115 min. Color.

Pr: Marcel Berbert. G: François Truffaut, Jean-Louis Richard y Suzanne Schiffman. Ft: Pierre William Glenn. Mt: Martine Barraqué y Yann Dedet. DA: Damien Lanfranchi. Vest: Monique Dury. Ms: Georges Delerue. Dr: François Truffaut.

Int: Jacqueline Bisset, Jean-Pierre Léaud, François Truffaut, Valentina Cortese, Jean-Pierre Aumont, Dani, Alexandra Stewart, Nathalie Baye, Nike Arrighi, Jean Champion, David Markham, Graham Greene, Bernard Menez, Jean-François Stevenin, Gaston Joly, Walter Bal.












SINOPSIS:
En los Estudios “La Victorine” de Niza se rueda una película llamada “Os presento a Pamela” y a medida que avanza el rodaje van surgiendo dudas, dificultades, problemas, roces, percances y romances que afectan tanto a los miembros del equipo como a la propia película.










Por encima de la adversidad, el rodaje debe continuar: ahora le toca actuar al gato.

COMENTARIO:
Si buscamos líneas maestras en el cine de François Truffaut creo que ya aparecen claras desde su cortometraje LES MISTONS y los tres primeros largos. Por ejemplo, la imposibilidad de una felicidad duradera, la caprichosa repercusión del destino en la vida de las personas, ese tono agridulce que inunda su narrativa, la importancia capital de las mujeres y, claro, el amor al cine. De ahí, mi suposición de que Truffaut siempre buscó la forma de introducir abiertamente el “cine dentro del cine”. Con LA NOCHE AMERICANA lo consiguió con plenitud e intensidad y seguro que se quedó muy a gusto pues quiso y pudo demostrar esa unión real de vida y arte, como ocurre en las grandes obras; y esto nos lleva a la idea del arte que recrea a la vida con tanta fuerza que revela su auténtica razón de ser: el amor que la vida nos tiene y el amor que nosotros le tenemos a ella.

Este hermoso film que ahora nos ocupa es toda una declaración de amor al cine y al mismo tiempo un homenaje a las gentes que lo hacen. Aunque, según dice ese director Ferrand que él mismo interpreta, “las películas son más armoniosas que la vida”, Truffaut, por lo afirmado en el párrafo anterior, se com­plació en establecer de manera transparente paralelismos y ocasionales convergencias, y todo ello en un embelesante tono de comedia solo roto por la fortuita intrusión de la tragedia (la muerte por accidente de un actor). Vida y ficción parecían fundirse.

Por encima de otras conside­raciones, se trata del regalo de un hombre (al que perdimos prematuramente) muy enamorado de la vida y de su profesión. Se lo agradeceremos siempre mientras disfrutamos de sus fascinantes películas, esas que, sembradas de momentos mágicos perfectamente ensamblados, nos producen la impresión de algo que surge de la pantalla y nos pertenece por entero; y por entero, en este mundo, solo nos pertenece la vida. O algo todavía mejor, porque las películas no mueren nunca. 

14 comentarios:

  1. Esta película me parece uno de los ejemplos más cautivadores de cine dentro del cine. Toda ella es divertida y emocionante pero ahora, caprichosamente, me quedo con la escena del gato.
    Besos.

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    1. Cierto, Annabel. Su amoroso acercamiento a ese mundo y sus habitantes llega a arrebatar a quienes -como alguno de nosotros- nos reconocemos "amantes del cine". La escena del gatito está muy bien pero imagino que la mencionas entre muchas de las que la película está jalonada, tan afortunadas como esa.
      Un abrazo.

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  2. Deliciosa; una de las mejores películas de Truffaut.

    Saludos.

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    1. Pues sí, el visionado de la cinta resulta un verdadero placer para los que amamos el cine como lo hacía Truffaut.
      Un saludo.

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  3. Resultaría difícil no dejarse seducir por las películas de Truffaut, y "La noche americana" es poco menos que una declaración de principios sobre él mismo y su cine. Por supuesto, es una de las que más me gustan de este realizador del que, no obstante, me quedaría con "Los 400 golpes" y "La piel suave". Maravillosas.
    Un saludo.

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    1. Estoy de acuerdo. Es como si Truffaut hubiera necesitado imperiosamente declarar en público (es decir, a nosotros) su amor por el cine y la vida. Y en LA NOCHE AMERICANA nos lo dejó claro con seductora vehemencia.
      Esos dos títulos que mencionas se encuentran también entre los más valorados por mí y añadiría LA SIRENA DEL MISSISSIPPI y LA MUJER DE AL LADO, desesperadamente románticas.
      Un saludo.

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  4. Aparte del amor al cine y a la vida que se menciona en los comentarios que me preceden, también influye el papel del director en el cine europeo contrapuesto al que tiene en el cine de Hollywood. Para ilustrar lo que digo, basta comparar "Dos semanas en otra ciudad" de Minnelli, con "La noche americana" de Truffaut. Naturalmente, las visiones y versiones de ambas de lo que es un rodaje no se parecen nada.
    Un saludo.

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    1. Bueno, sí, en eso tienes parte de razón. Por lo general, los directores europeos suelen ser más "autores", más dueños, de sus películas que los americanos, sujetos a estrictas políticas de producción que limitan su libertad creativa. Eso no ha impedido que en el cine de Hollywood haya habido grandes maestros que impusieron (o "colaron") su autoría pese a unos condicionantes que no siempre resultaban fáciles de esquivar. De ahí, que Truffaut, sintiéndose siempre el padre de sus criaturas cinematográficas, demostrara su amor por ellas de una manera más "intensa", con sus virtudes y defectos.
      Un saludo.

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  5. De los "nuevaoleros" franceses el que más me llega es Truffaut desde siempre. Me encantan los directores que aman a sus personajes y cuentan sus vivencias y conflictos de modo pasional, cercano y cálido. Puede que no sean muy objetivos a la hora de afrontar sus historias, pero no me importa, es más, lo agradezco. "La noche americana" me atrapó la primera vez que la vi y desde entonces no me ha soltado.
    Saludos!

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    1. Menuda cantera la de la "nouvelle vague": Jacques Rivette, Eric Rohmer, Jean-Luc Godard, Truffaut, Chabrol, Demy... y menudo empujón que le dieron al concepto académico de la puesta en escena. Estoy contigo en cómo describes a Truffaut porque creo que a mí me ocurre lo mismo. Siempre he sentido una especial debilidad por ese tipo de directores como Stanley Donen, Leo McCarey, Renoir y por supuesto, Truffaut, que se acercan a sus criaturas con lucidez no exenta de cariño.
      Un saludo.

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  6. Creo que es la película que más me gusta de Truffaut -y la que más veces he visto-, perteneciente en lo que ya se puede decir que es un género, el de las obras (cine, teatro, televisión) que se confunden con la realidad, o en las que la realidad tiene incidencia en la ficción y viceversa. Hay muchos ejemplos (La mujer del teniente francés, Looking for Richard, Mia Madre, Vania en la calle 42, etc), pero el que se lleva la palma es esta noche americana.
    Saludos.

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    1. Es cierto. Y en ese apartado existen algunas películas (muy pocas) en que esos vasos comunicantes funcionan con plena intencionalidad, como su razón de ser. Al respecto, acude a mi memoria la impresionante RELÁMPAGO SOBRE AGUA (Lightning Over Water, 1980) de Nicholas Ray y Wim Wenders.
      Un saludo.

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  7. Hablaba J.L. Llamazares de los diferentes acercamientos a los artífices de las películas y sus problemáticas personales e industriales, contraponiendo el expuesto por Minnelli en "Dos semanas en otra ciudad" frente al de Truffaut en "La noche americana". ¡Son dos visiones realmente opuestas!
    Saludos.

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    1. Puestos a confrontar películas con visiones opuestas del cine y de quienes lo hacen, me viene a la mente un título que podríamos colocar en las antípodas de la película de Truffaut. Me refiero a la salvaje y vengativa comedia de Blake Edwards "S.O.B.", tan immisericorde que claramente se le fue la mano.
      Un saludo.

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