NIAGARA
(USA) 20th Century-Fox, 1953. 89 min. Color.
Pr: Charles Brackett. G: Charles Brackett, Walter Reisch y Richard Breen. Ft: Joseph MacDonald. Mt: Barbara McLean. DA: Lyle R. Wheeler y Maurice Ransford. Vest: Dorothy Jeakins. Ms: Sol Kaplan. Dr: Henry Hathaway.
Int: Joseph Cotten, Marilyn Monroe, Jean Peters, Casey Adams (Max Showalter), Richard Allan, Denis O´Dea, Don Wilson, Lurene Tuttle, Russell Collins, Will Wright.
SINOPSIS: Una pareja de recién casados llega a las cataratas del Niágara en viaje de novios y se instala en un camping. Allí conocen a sus vecinos de cabaña, otro matrimonio compuesto por un huraño individuo con problemas mentales agudizados por los celos y una sensual y espectacular rubia sexualmente desatendida que planea con su amante deshacerse del marido.
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Icónica imagen promocional con una Marilyn en pose desafiante. Al fondo, la furia del agua como respuesta. |
COMENTARIO: En esta ocasión, el trabajo de Henry Hathaway, uno de los más seguros, hábiles, prolíficos, eclécticos y, en ocasiones, inspirados artesanos de aquel Hollywood fenecido, brilló especialmente en este tenso drama resuelto en clave hitchcokiana (sin duda, al maestro Hitch le hubiera gustado filmar este argumento de haber caído en sus manos) y enmarcado en un espectacular y metafórico escenario que cobra casi tanto protagonismo como los personajes.
No obstante, por encima de todo, debemos suponer que se trataba de conseguir un vehículo diseñado por la Fox para que sirviera de fulminante lanzamiento a la emergente Marilyn Monroe. Y ¡vaya si lo consiguieron! Ella, desde su primera aparición en el film adormilada en la cama bajo una reveladora sábana, luce especialmente bella y sensual y a partir de ahí, la película contiene prolongados planos y movimientos de cámara cuyo único fin no es hacer avanzar dramáticamente la trama, sino mostrarnos en todo su esplendor la exuberante y liberada carnalidad de Marilyn. En este sentido, la cámara efectúa estratégicas panorámicas y travellings exclusivamente dedicados a su legendaria, esplendorosa y cimbreante popa). Por eso el prolongado climax final al borde de las cataratas, ya sin ella, carece de temperatura pese a lo bien filmado que está.
Eso sí, la película se cierra con el interesante personaje de la modosita Polly (una espléndida Jean Peters inevitablemente eclipsada por Marilyn) ya a salvo y reinsertada en su conformista normalidad de recién casada, efectuando unas jugosas reflexiones en voz alta.
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