ALEJANDRO EL MAGNO (Alexander the Great)

(USA-Esp) C.B. Films / Rossen Films / United Artists, 1955. 143 min. Color. CinemaScope.

Pr Ej: Gordon Griffith (sin acreditar). Ft: Robert Krasker y Ted Pahle (2ª Unidad). Mt: Ralph Kemplen. DA: Andrei Andrejew y John DeCuir. Vest: David Ffolkes y John McCory. Ms: Mario Nascimbene. Pr, G y Dr: Robert Rossen.

Int: Richard Burton, Fredric March, Claire Bloom, Danielle Darrieux, Barry Jones, Harry Andrews, Stanley Baker, Niall McGinnis, Peter Cushing, Marisa de Leza, Michael Hordern, Gustavo Rojo, Rubén Rojo, Peter Wyngarde, Helmut Dantine, Friedrich Ledebur, José Nieto, Virgilio Texeira, Teresa del Río, Carlos Baena, Ricardo Valle, Ramsay Ames, Gérard Tichy.









SINOPSIS:
La conflictiva y guerreante vida, hasta su prematura muerte a los treinta y tres años, del conquistador Alejandro III de Macedonia, hijo de Filipo el Bárbaro y popularmente conocido como Alejandro Magno, que vivió 350 años antes de Cristo y llegó a dominar la casi totalidad del mundo conocido, desde el Nilo, hasta el Indo.









Un yacente Alejandro (Richard Burton) contemplado por la bella Barsina (Claire Bloom), personaje sin duda incrustado en la película para dar un toque "romántico" a la trama.

COMENTARIO:
En su errático peregrinar europeo tras su forzada salida de Hollywood, Robert Rossen realizó algunos films extrañamente elegidos. Después de rodar MAMBO en Italia, recaló en España para hacerse cargo con todas sus consecuencias (guión, producción y dirección) de un ambicioso proyecto, temible en sus premisas al ser una coproducción hispano-norteamericana, que contra todo pronóstico logró convertir en un perceptivo estudio del personaje de Alejandro, a quien se nos muestra como un neurotizado, edípico, sediento de gloria y místico dictador, merced a un trabajado guión y una puesta en escena que sin desaten­der aspectos de obligada espectacularidad que conlleva una superproducción, supo jugar, a veces audazmente, con el color, la poco con­ven­cional arquitectura de los decorados y una cámara dispuesta a captar ocasionalmente el lado menos épico de algunos personajes (borrachera de Filipo, rivalidad de éste con su hijo Alejandro, la cuestionable relación del joven Alejandro con su sibilina y disoluta madre, la visceral y asesina reacción de Alejandro al sentirse recriminado por su leal amigo Clito, son algunos ejemplos).

La película fue rodada íntegramente en nuestro país (parajes de Málaga, El Molar, Rascafría, Manzanares el Real, Colmenar Viejo, los Estudios CEA) y al frente de un variopinto y multinacional reparto que logró reunir algunos nombres ilustres como Fredric March y Claire Bloom, nos encontramos con un Richard Burton que pese a su juventud (tenía entonces 29 años) no obstante su rostro algo abotargado aparenta más edad, lo que llega a crearnos la sensación de ser inadecuado para el personaje (cuando Alejandro libró la batalla de Gránico solo tenía 18 años). Ignoro si Rossen se llevó bien con él o no pero consiguió arrancar al actor momentos extraordinarios y otros... quizás no tanto. 

8 comentarios:

  1. ¡Tengo el blu-ray! Así que la he visto hace poco. Qué películas más extrañas rodó Robert Rossen en Europa; lo digo porque también he visto "Mambo". Aquí en España le encargaron una superproducción al uso de aquellos años y se le fue el pie hacia terrenos más personales. Fascinante. Y qué reparto, hasta tenemos a nuestra Marisa de Leza codeándose en el papel de Eurídice con un Burton rubísimo y guapísimo.
    Saludos!

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    1. Rossen perdió las raíces cuando tuvo que refugiarse en Europa. Las presiones y un inconcreto sentimiento de culpa a raíz del enrarecido ambiente creado por el mccarthysmo fueron la causa de su deambular por nuestro continente. Las dos películas que pudo rodar a su regreso, EL BUSCAVIDAS y LILITH, fueron una gloriosa manera de reanudar y culminar una carrera interrumpida por su enfermedad y muerte.
      Un saludo.

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  2. Eugenio Guardiola Santafé23 de octubre de 2025, 11:25

    Aunque Richard Burton no era muy conocido en aquellos momentos como actor de cine, al menos en España, viendo estas fotos, con esa pinta, no me extraña que la película no fuera muy bien: parecía que le acababan de hacer la permanente en una peluquería de barrio.

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    1. Burton sí era un actor lo suficientemente famoso en aquellos momentos. Ya había protagonizado algunos títulos muy populares como “Mi prima Rachel” (1952), "La túnica sagrada" (1953) y "Las lluvias de Ranchipur" (1955). En cuanto al peinado que lucía en la película de Rossen, imagino que lo inspiró los que lucían las estatuas, los grabados y las monedas de la época.

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    2. Eugenio Guardiola Santafé23 de octubre de 2025, 12:28

      Bueno, he puntualizado que "poco conocido en España", y si no me falla la memoria, "Las lluvias de Ranchipur" se estrenó hacia 1958. En cuanto al peinado, puede ser cierto lo que comentas, pero le quedaba fatal... es un punto de vista.

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  3. Según creo, el acercamiento a la figura de Alejandro Magno era un idea que Robert Rossen albergaba en su cabeza desde hacía años. Debo suponer que en su errático exilio europeo vio la oportunidad de llevar a cabo ese proyecto lejos de Hollywood y así asegurarse que su trabajo no se viera coartado o cercenado por los intereses de aquella “industria”. Pero en todas partes cuecen habas y aunque su película en su concepción original no hubiera podido rodarse bajo los parámetros hollywoodenses, tampoco, tal como quedó tras un montaje en cierta medida reductor, no alcanza la redondez (lentitud en su primera parte, escasa fluidez narrativa, lagunas narrativas...) pero sí resulta un acercamiento muy aportativo a la legendaria figura de Alejandro.
    Saludos.

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    1. Impecable exposición de los motivos y circunstancias que pudieron llevar a Rossen a la realización de la película que comentamos. Por ello diría que de manera muy oportuna tu texto viene a complementar el mío y se agradece.
      Un saludo.

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  4. Una interesante película con un planteamiento y desarrollo, incluso su aspecto visual, que en aquel momento pudo resultar en cierta medida audaz para un público acostumbrado a tratamientos convencionales en biopics épicos, y de ahí su previsible fracaso. Ahora una confesión: la versión de Oliver Stone me pareció tan pretenciosa como aburrida.
    Saludos.

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